Muñequito de porcelana •||2yeon||•

Outro: Depend on you

Advertencias: lo siguiente que van a leer es un extra de Muñequito de Porcelana. Está centrado en la relación 2yeon unos años después de todo.

Recuerden ir a apoyar la obra original escrita por Hobibuba, se le agradece por haber escrito tal obra de arte.

Jeongyeon no pudo evitar sonreír cuando entró al departamento, encontrándose con Bbosong saltando una vez abrió la puerta, su lengua fuera, contento por verla allí.

Lo tomó en brazos, riéndose, y dejando su mochila sobre el sillón, viendo que Nayeon no estaba por ningún lado. Suponiendo dónde debía hallarse, fue hacia el pequeño ático del departamento que compartían, donde el tragaluz del edificio daba paso a un cálido sol primaveral. En ese pequeño ático, vio a Nayeon sentada en el suelo, con su cabello de color rojo brillando gracias a la iluminación, observando su caballete con una pintura secándose en la tela.

-¿Bebé? -preguntó, con su tono calmado.

Nayeon no se giró y Jeongyeon dejó al perrito en el suelo, que fue donde la menor, llamando su atención. La chica le acarició la cabeza, distraída, así que Jeongyeon también se acercó. Se sentó en el suelo junto a ella, deslizando su mano izquierda por el cuello de la muchacha.

Nayeon la miró, con una sonrisa amplia en su bonito rostro e inclinándose para darle un beso en los labios. Jeongyeon lo recibió con gusto.

La de cabello rojo tenía el rostro lleno de pintura de muchos colores, su ropa también se encontraba sucia, pero no parecía ser consciente de ello. A la mayor tampoco le molestaba un poco.

-¿Qué pintas? -le preguntó, su voz baja.

Los ojos de Nayeon lucieron desconcertados un momento, así que Jeongyeon se corrigió.

-¿Estás pintando algo especial? -dijo ahora, con señas.

Nayeon se recostó contra ella, besando su mejilla fugazmente.

-No -dijo, también en señas-. Me aburrí y no tengo inspiración para la próxima exposición, así que quise pintar cualquier cosa. Este es Bbosong.

Jeongyeon miró el caballete, con todos los trazos de pinturas manchando la tela, y muchas partes se veían como si hubiera lanzado tarros de pintura allí, lo que explicaría su ropa sucia. Pero en el centro, había también una mancha blanca desparramada con dos puntos negros.

Lo encontró muy adorable, sobre todo, porque cuando Jeongyeon le presentó a su mascota, fue muy duro para Nayeon. Demasiado duro, lo supo enseguida cuando vio los ojos quebrados de su novia, y los siguientes meses fueron mejor: la menor evitaba mirar al perro, evitaba tocarlo y dirigirse a él. Jeongyeon no la presionó en ningún momento, consciente de que la muerte de Kookeu iba a ser una herida de la que Nayeon jamás podría deshacerse.