Capítulo 24

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Advertencias: relación chicaxchica, cosas raras, palabras altisonantes, un poco de todo.

Muñequita no sabía cuánto tiempo estuvo metida en una caja, pero si el suficiente para que, cuando la parte de arriba la sacaron, sus ojos quedaron cegados por la repentina luz, obligándola a cerrarlos con fuerza, todo su cuerpo doliendo por la in...

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Muñequita no sabía cuánto tiempo estuvo metida en una caja, pero si el suficiente para que, cuando la parte de arriba la sacaron, sus ojos quedaron cegados por la repentina luz, obligándola a cerrarlos con fuerza, todo su cuerpo doliendo por la incómoda posición en la que había estado tanto tiempo.

Un hombre desconocido se asomó, una sonrisa morbosa en su rostro que envió un escalofrío por su espina dorsal. Esa persona era alta, tenía el cabello largo, negro, amarrado en una coleta, un rostro delgado y una pequeña barba junto a unos crecientes bigotes.

-Tú tienes que ser Muñequita de Porcelana, ¿no es así? -dijo con voz suave, agarrándola de las axilas, levantándola y se dejó manejar como peso muerto-. Eres más bonita que en fotografías, cosita hermosa.

No hizo gesto alguno, aun cuando quería vomitar al sentir como posaba sus labios sobre su boca y algo húmedo acariciaba su barbilla. Su lengua, probablemente.

-¿Sabes cuánto dinero me costaste? -dijo como si nada el hombre-. ¡Ochenta y cinco millones de wons! -se rió de forma estruendosa, entrando a su cuarto, dejándola sentada sobre su cama-. Espero que valgas todo ese dinero, Muñequita, porque si no, me voy a enojar mucho. Y no me gusta estar enojado.

La única respuesta que hubo fue su estómago respondiendo por el hambre y Muñequita desvió la vista.

-Oooow, ¿quieres comer? -dijo con tono jocoso-. Mi proveedor me ha dicho que comes papilla de bebé, espérame un instante.

Desapareció por la puerta y Muñequita se permitió acomodarse sobre la cama para luego mirar la pared, tratando de ahogar el pánico burbujeante que moría por salir. Pero si se dejaba llevar por el terror, terminaría llorando y no podía hacer eso. Los Muñequitos no lloraban.

Su Dueño apareció otra vez llevando un frasquito de papilla junto a una cuchara, destapándolo, por lo que Muñequita abrió su boca, comenzando a recibir la asquerosa comida a la que ya estaba acostumbrada.

Recordaba, muy vagamente, que una vez terminó vomitando por estar harta de la papilla, entonces Shin la había ahorcado en castigo, había apretado su tráquea con sus grandes manos hasta que se desmayó entre lágrimas. Luego de eso, entrenó a su estómago para aceptarla sin reclamo alguno.

Se notaba que ese hombre jamás había hecho aquello porque había terminado manchando su barbilla, sin embargo, fingió que no le incomodaba e incluso permaneció quieta cuando su Dueño comenzó a chupar el alimento derramado de su cuello.

Desvió la vista una vez más hacia la pared al sentir grandes manos comenzando a desnudarla, mordiendo su labio inferior, y se obligó a callar todos los gritos atorados en su lengua.

Muñequito de porcelana •||2yeon||•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora