Una Navidad Más

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Una tormenta se desataba en aquel pequeño pueblo de montaña, la época de las tormentas había empezado y pronto llegaría la nieve. Todo el mundo se conocía en aquel lugar, en ocasiones era bueno, pero en otras como aquella no era para nada bueno.

La comidilla desde hacía días era la joven que trabajaba en la pastelería-panadería del pueblo. Ella se encargaba de preparar todo lo que tenía que ver con el dulce en aquel lugar. Su trabajo era duro, ya que el lugar siempre estaba demasiado concurrido. Ella nunca salía de la cocina, ni siquiera a colocar las tartas y pasteles en el muestrario, pero en ocasiones no le quedaba más remedio que quedarse vigilando y atendiendo a los clientes. Su jefe a veces tenía urgencias que no podía dejar de atender y ella debía encargarse de todo.

No le gustaba tener que atender, ya que siempre había habido cuchicheos sobre ella, pero ahora eran peores que antes y todo el mundo la miraba con pena. Aquello la sobrepasaba cada día porque la hacía acordarse de aquello que le había pasado y eso no era algo que le gustase recordar. Lo único que quería de aquello era que nadie hablase sobre ello, que todo el mundo se olvidase, pero realmente sabía que aquello se recordaría siempre solo que llegado un momento saldría en menos temas de conversación.

Después del trabajo llegó a casa con algunos víveres que había comprado en la única tienda abierta del pueblo y caminando volvió a casa lo más rápido que pudo antes de que empezase la tormenta. Esperaba que no se fuese la luz porque si no tendría que ir al bar-restaurante del pueblo porque el frío atacaría su cabaña y ni siquiera podría aguantarlo. Se sentó en su sofá y quitó sus zapatos, aliviada de poder deshacerse de ellos. Encendió su televisor y empezó a ver una película, por lo que se acostó en el sofá y tapó sus piernas con una manta.

Como era inevitable se quedó dormida a mas o menos la mitad de la película y se despertó sobresaltada después de que un gran trueno se escuchase. La luz se había ido y el cielo estaba bastante oscuro y llovía con fuerza, por lo que antes de que empezase a llover mas, preparó el saco de dormir, por lo que de no volver la luz la mayoría de la gente del pueblo se quedaría a dormir en el bar, ya que era bastante grande el establecimiento y tenía chimenea y calefacción. Preparó en la mochila, su Pc portátil y un libro, con el que entretenerse una vez que se aburriese del Pc.

Se puso sus botas de agua y su abrigo impermeable y antes de salir agarró el paraguas. Antes de salir metió en la mochila un cojín en el que apoyar la cabeza al acostarse y una manta extra en la que colocar el saco de dormir encima para que no estuviese directamente en el frío suelo. Asi que con todas aquellas cosas salió en camino a su coche, para así no mojarse demasiado mientras que iba a su destino. Varias personas del pueblo habían empezado a salir de la misma manera que ella, para así pillar algún lugar tranquilo en el bar.

Entró en el coche dejando todo en el asiento del copiloto y así cuando saliese no tendría que mojarse demasiado al ir a sacarlas de cualquier parte del coche. Despacio condujo hacia su lugar de destino, no podía dejar de pensar en lo que se encontraría en el bar. Con mucha obviedad se encontraría la decoración de navidad, faltaban pocos días para aquellas festividades, las cuales ella no pasaría como deseaba o como había deseado.

Al llegar al bar, aparcó lo mas cerca que pudo de la entrada, lo cual le fue bastante complicado porque muchas de las personas del pueblo ya habían llegado. Agarró todo antes de abrir la puerta de su coche y resguardarse debajo de su paraguas. Andó rápidamente hacia la entrada y pudo ver un montón de botas de agua, allí siempre se llevaban otros zapatos para no mojar el suelo del bar con las botas de agua y así estar mas cómodos. Ella sacó de su mochila unas botas-zapatillas y se las puso después de quitarse las que llevaba, sus pies estaban mas confortables y calentitos.

Entró en el establecimiento y todas las miradas se dirigieron hacia ella, haciéndola así bajar su rostro y dirigiéndose así hacia el fondo en el que había una mesa de uno perfecta para ella, ya que la espalda de la silla daba a la pared y así nadie vería lo que estaba haciendo en su Pc. Al llegar a la mesa, se deshizo del abrigo y antes de dejar la mochila en el suelo, sacó el Pc, los libros que necesitaba para hacer sus trabajos y su libro de lectura. Como no podía ir a una universidad decidió apuntarse de manera online, por lo que semanalmente tenía que entregar los trabajos que le pedían

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