Se podía ver a una joven caminando por el centro comercial, iba sin ninguna bolsa y como si nada le importase realmente. ¿La razón? En su trabajo la tenían explotada y la cosa no mejoraba cuando llegaba a casa con su familia, allí siempre la machacaban aun mas y prácticamente no la dejaban vivir tranquila. Por eso su día libre siempre lo dedicaba a pasear, aunque no pudiese gastar nada de dinero o casi nada de lo poco que le quedaba después de darles dinero a sus padres.
Su tranquilidad se vio interrumpida cuando su pierna fue abrazada. Al mirar hacia abajo pudo ver a una niña de unos tres años, con los ojos llorosos y aferrada totalmente a su pierna. Aquello sin saber porque le rompió el corazón, parecía realmente asustada. Una vez la pequeña la soltó, ella pudo agacharse para poder quedar mas o menos a su altura.
-¿Te has perdido pequeña? - De sus labios salió un leve "si" mientras que se limpiaba las lagrimitas con sus manitas. - Yo me llamo Hinata, me quedaré contigo hasta que aparezcan tus papas. ¿Qué ha pasado?
-Estaba con papi y fui a mirar un osito y cuando volví ya no estaba - dijo con la voz entrecortada por las lágrimas-.
-Nos vamos a quedar aqui para esperarlo porque seguro que te está buscando, ¿vale? - Se quitó el abrigo que llevaba y se la colocó a la pequeña por encima y después la cogió en brazos para llevarla a un banco que había en el centro comercial y ahí se sentó con ella en sus piernas porque ya había personas en él.
Pasados los minutos, la pequeña se quedó dormida en brazos de la joven y recostada en su pecho. Mientras ella estaba atenta a una pareja que estuviese buscando a la pequeña, pero no veía a nadie. Los minutos seguían pasando y vió a un hombre, su comportamiento no era desesperado, pero parecía realmente exaltado y mirando hacia todo a su alrededor. Con cuidado de no despertar a la niña, la tomó en brazos y se puso en pie, para comenzar a caminar hacia el hombre.
-Perdone - pronunció al estar cerca, pero el hombre no pareció escucharla -. Perdone, señor -fue entonces cuando se dio la vuelta y se quedó mirándola-.
-No tengo tiempo para tus chiquilladas - contestó en tono seco y carente de vida-.
-Tengo lo que está buscando -pronunció haciendo que el hombre se girase hacia ella-. Su hija se acercó a mí diciendo que estaba perdida y me quedé aquí con ella.
El hombre pudo ver como en sus ojos se mostraban el alivio al verla sana y salva, por lo que se la arrebató de los brazos haciendo que la pequeña se despertase y enseguida se abrazase a él llamándole "papi". La joven se colocó de nuevo su abrigo y comenzó a marcharse, para poder llegar hasta la parada del transporte público.
-¿Comó puedo compensartelo? - Preguntó el moreno, el cual era un completo adonis.
-No tiene porque hacerlo, con saber que la pequeña ya está con usted me conformo - contestó sonriendole-.
-Papi, ¿porque no la llevamos a casa? - Preguntó la niña, a la cual ambos mayores miraron.
-Sería una buena idea -contestó a su hija mientras sonreía de medio lado, una sonrisa casi imperceptible para ella-. ¿Podemos llevarte a casa?
-No quiero ser una molestia - contestó la muchacha mirandolos a los dos-.
-No lo es, mi papi y yo te llevamos -contestó la pequeña sonriendo-.
Finalmente, terminó aceptando la invitación y la joven fue guiada hacia el automóvil. El hombre colocó a la pequeña en su silla y le abrió a la joven la puerta del copiloto para que se acomodase. La azabache se sonrojó debido a la caballerosidad que le mostraba, ningún hombre de su entorno se había comportado jamás como aquel hombre que la llevaría ahora hacia su casa. La pequeña se había quedado dormida y él conducía hacia la dirección que ella le había dado. Seguramente su padre estaría realmente enfadado con ella, por estar llegando tan tarde, por lo que, aunque no debería, tenía algo de miedo.
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One-Shots
FanfictionCompilación de Fanfics de los personajes que suelo usar para mis historias incluidos los secundarios