Cambiando el destino

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La guerra no había acabado bien para esta familia, ni para muchas de la aldea, pero realmente lo que a él le importaba era la suya. El día del Juicio Final, Naruto, su padre, había muerto, al sacar a Kurama de su hermana Himawari ella tambien murió, pero al menos Yuuki vivió. Sakura había muerto hace mucho tiempo, pero al menos a Sarada le quedaba su padre, el cual había quedado gravemente herido.

Después de dos años ya habían podido medio rehacer la aldea entre los supervivientes. El clan Hyuga había rehecho su complejo y después de retirar todos los escombros del complejo Uchiha, habían construido dos casas. Una en la que actualmente vivía con mi esposa Sarada y con nuestra hija Hinata y otra en la que vivían, mi madre, Sasuke-sensei y mi hermano. ¿Qué si me molestaba que mi madre viviese con Sasuke? Si me molestaba, pero por una parte al menos se hacían compañía. A ambos les había pegado fuerte la muerte de Naruto y de Himawari. Aún veía en los ojos de su madre la tristeza cuando lo miraba.

Muchas veces se lo había comentado a Sarada, pero ella siempre me decía lo mismo, "ve a tu padre en ti". A una parte de mi eso le molestaba, pero por otra llevaba razón, era demasiado parecido a mi padre como para que ella no lo recordase solo con verme. Sarada estaba aprendiendo a ser Hokage, mi madre le había dicho que pronto le cedería el puesto, porque no se veía capaz de seguir entrando en ese despacho. Todos lo entendimos, pero la reacción de su suegro había sido la de tomarle la mano como si la estuviera consolando.

En ese momento, estaba viendo a las dos mujeres de mi vida cocinando en casa, mientras Sasuke entrenaba con Yuuki, el cual había jurado que sería Hokage como su mamá y su papá. El día que había dicho aquello vio como a su madre se le llenaban los ojos de lágrimas, vio el orgullo que sentía, el mismo que sentía cuando lo miraba a él o a Sarada.

Ganaron la batalla, pero las pérdidas fueron importantes, sabía que la pequeña Hinata era un gran consuelo para ellos y tenían la ventaja de verla crecer. Sin todo lo que ellos hicieron hace diez años, en esos momentos no podrían estar ahí.

Se había quedado embobado mirando a las dos mujeres más importantes de su vida mientras que cocinaban la cena de navidad, la primera navidad desde que ellos se habían ido. Ya que de los dos años que hacía que se habían marchado, solo habían celebrado esa.

-Mi chica favorita ya se ha dormido, ¿en que puedo ayudaros?

-¿Podrías poner la mesa? - Mi madre me mira con esa sonrisa que tenía, esa que hacía que mi corazón tuviera una cálida sensación en el pecho.

-Claro mamá.

Empiezo a poner la mesa tal y como mi Bella Luna Blanca me había enseñado desde que era un niño. Siempre recordaba que ponía la mesa como si fuese a venir a cenar el mismo Daimiyo, suponía que para ella era una forma más de cuidarnos, pero quien diría que la mismísima Hinata Uzumaki-Hyuga, había llegado a ser Hokage de la aldea y que en los apenas 4 años que llevaba había sido una de los mejores Hokages de esta. Yo sabía que ella podía haber estado durante mucho más tiempo ejerciendo ese cargo, pero la muerte de mi padre y mi hermana había sido sumamente dura para ella. Suficiente que estaba aguantando para poder enseñar al completo a su discípula.

Me acerco a las dos y pongo mis brazos alrededor de ellas haciendo que ambas me mirasen. Miro a mi hermosa esposa, la cual apoya su cabeza en mi, no le gustaban las muestras de amor delante de nuestros padres, los consideraba una falta de respeto. Miro a mi madre que me mira con una pequeña sonrisa, aunque no lo expresase con palabras, era como si las llevase tatuadas en la frente.

-Si, hay que ir antes de que anochezca - contesté a la pregunta no formulada de mi madre -.

Sabía que Sarada se ponía celosa de eso, pero a veces para adivinar lo que mi madre estaba pensando no había que ser demasiado adivino, en ese momento incluso mi esposa sabía a qué me refería.

-Id, yo me quedo aquí controlando la comida - expresó mi esposa de forma tranquila -.

-Gracias, cariño - dice mi madre acercándose a ella y acariciándole la mejilla -. Cuando vuelva, terminamos todo.

-Si mamá - Sarada había tomado la costumbre de llamarla así, pero no lo hacía siempre y no lo hacía delante de su padre -.

Junto con mi madre nos dirigimos a la entrada en la que ya están preparados los obsequios y las flores. Por mucho que yo le pidiese llevar algo, ella no quería, decía que podía. No nos alejamos mucho de los terrenos de los Uchiha. Después de la guerra no habían podido encontrar el ataúd de Sakura, todo había sido destruido por la explosión, pero cuando ellos dejaron ese trozo de terreno para el cementerio privado, pusieron una lápida en su honor.

Al llegar mi madre, dejó la bolsa con los obsequios a un lado y colocó delante de las lápidas unas flores. Al dejarlas se centró en el contenido de la bolsa. Se acercó a la lápida de Sakura y dejó delante de ella una de sus bebidas favoritas.

-Hola, Sakura-chan, ya es navidad por aquí y sé lo mucho que te gustaba tomar esta bebida cuando llegaban estas fechas, espero que allá donde estés puedas disfrutarla.

Se acercó a la de mi hermana y de la bolsa sacó un peluche de un baby Kurama.

-Pedí que lo hiciesen para ti y, sí ya sé que eres mayor para estas cosas, pero aun así por tu colección de peluches se lo mucho que te gusta. Te echo de menos, cielo.

Estaba envuelto en una caja de plástico, lo cual significaba que era para llevárselo al día siguiente y ponerlo junto a los demás de la colección. La caja de plástico era para que no se mojase con la nieve. Al acercarse a la tumba de mi padre sacó un libro de su interior, un nuevo libro de la saga Icha Icha, el cual se enteró de que después de que el abuelo Jiraiya muriese era escrito por su padre y ahora lo escribía su madre.

-Mi amor, se lo importante que fue para ti continuar su legado y ahora yo continuo el de los dos. Espero que te guste. Aun me haces falta, sé que yo a ti también, pero sabes que aun queda para poder reunirnos. Le cuento a Yuuki muchas cosas de ti y Sasuke-kun le cuida mucho, yo diría que lo consiente demasiado, pero sé que le pediste que nos cuidase, no tengo prueba, pero tampoco tengo dudas de que lo hiciste.

Desde la espalda de mi madre veo como lleva la mano a su rostro, seguramente para limpiarse las lágrimas que habían empezado a caer de sus ojos. Ella da pasos hacia atrás sin volverse hacia mí.

-Todos os extrañamos, pero sabemos que debemos seguir adelante, es lo que querríais.

Abrazo a mi madre y enseguida ella me rodea con sus brazos. Le dolía demasiado la pérdida de las dos personas más importantes para ellos.

-¡¡Mami!! ¡¡Boruto-nichan!! - Aquella voz era demasiado parecida a la de mi padre y solo podía venir de Yuuki.

Aquella visión, les daba una pista sobre el futuro, pero al ver a su madre, al menos la versión de treinta y dos años de la que había sido su madre, la que había muerto con cuarenta y dos años. Cuando eso había pasado él tenía veintitrés años, tenía una esposa y una hija en camino. Cuando él fue hasta allí, todo su futuro estaba destruido y todos sus familiares habían sido brutalmente asesinados, había viajado en el tiempo para poder cambiar ese horrible futuro y lo habían conseguido.

Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras que miraba a su madre, la cual estaba embarazada de su hermano.

-Lo conseguimos - pronunció abrazándola, lo cual le hizo llorar a ella también, porque habían conseguido cambiar ese desastre futuro -.

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⏰ Última actualización: Sep 28, 2022 ⏰

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