Let's be alone together

Capitulo 4

Termino de beberse lo que quedaba en su tasa de café, esperando que los dos analgésicos que se acababa de tomar surtieran efecto rápidamente, le ardían los ojos de tanto llorar, las lagrimas simplemente no podían dejar de salir “Si sigo asi, terminare por deshidratarme”.

Se levanto pesadamente de su sillón, aun no habia amanecido, en realidad quedaban dos horas para que el sol saliese. Cuando entro a su cuarto, después de dejar a Eren, ni siquiera pensó en acostarse, sabia que no llegaría a dormir. Aun no podía entender como habia pasado todo este desastre. Lo que empezó como una maravillosa velada, acabo como la peor de las tragedias.

Observo el reloj en su pared, marcaba las 5:07 de la madrugada. Sasha aun estaría en las murallas, mordió su pulgar pensando en si seria buena idea ir a hablar con ella, al final de cuentas ella tenia algo de culpa al regalarle ese vestido ¿no?, además si seguía en su cuarto terminaría por cometer una locura. Asi que tomo su abrigo y colocándoselo salió hacia la muralla.

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Puso la botella en sus labios y su garganta se abrió dejando pasar grandes tragos del amargo y rasposo licor. En tres horas ya habia consumido bastantes botellas pertenecientes a la colección del buen Armin, algunas habían sido regalos y otras, las mas raras y fuertes las habia conseguido de los mercenarios que vivian en la ciudad subterránea.

-Oye Eren… ¿No crees que ya has bebido suficiente?.- comento nervioso tras dedicarle una lastimosa mirada a sus botellas vacias, de las cuales apenas habia tomado una copita.

El rubio observo a su amigo con preocupación, no habían sido ni las 2:00 de la madrugada cuando el joven toco a su habitación despertándolo, estaba bastante somnoliento y aun asi noto con total lucidez la histeria en la que se encontraba su amigo, sus ojos rojos ¿Por llanto?. Y un presente temblor de ansiedad recorría su cuerpo.

-¿Cómo pude hacerle esto a ella.. Armin?.- dijo mientras observaba la botella casi vacia

Armin habia escuchado con todo lujo de detalles lo que habia pasado con Mikasa. Sinceramente no le sorprendia, sabia de su fuerte relación y de los sentimientos de la joven hacia el, incluso desde su infancia.

-Me has dicho que tu al principio la besaste ¿verdad?, eso quiere decir que Mikasa te gusta ¿no?.-

El castaño lo miro al fin, dudando de su respuesta. – No habia notado lo hermosa que es.- susurro y miro a la nada. – Pero ella es mi hermana, mi familia.. las cosas no son asi de sensillas Armin

-No por supuesto que no… ya te encargas tu de complicarlas.- y se cruzo de brazos molesto ya con el tema.-Si bien no conozco los detalles de cómo ella llego a tu familia, tengo entendido que no comparten lazos sanguíneos, incluso es algo normal que sientas este tipo de atracción hacia ella, ambos son muy unidos.-

-Ella es todo lo que tengo Armin, no quiero arriergar nuestro vinculo en una relación, si las cosas llegaran a salir mal la perdería para siempre. Además.. Annie.-

Odiaba tanto esta situación, comparado con lo que sentía ahora por la asiática, los sentimientos hacia Annie eran vil pequeñeces.  Tomo lo que quedaba de la botella y se levanto decidido a terminar con todo esto.

-Suficiente, hoy en la noche después de la reunión táctica de exploración ire a su cuarto a hablar con ella, arreglaremos las cosas y todo será como antes.- dijo en el umbral de la puerta antes de salir

- Ya… me alegra haber ayudado.- y el rubio solto una sonrisa nerviosa y preocupada por su amigo.

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El joven aparto su mirada para tratar de esconder el increíble sonrojo que estaba cogiendo, todo gracias a esa intensa mirada curiosa que le brindaba la azabache, su cabello aun estaba húmedo y desprendía un dulce aroma que lo hacia palidecer. Toda su vida creía que  el amor a primera vista era para gente ridícula, pero ahora se tragaba sus palabras con mucha dificultad, al caer como un perro alelado cuando ella paso por primera vez frente a el.

Todo esto se debía a que el sabia perfectamente que ella salía demasiado tarde del campo de entrenamiento, supervisaba tantas y junto con la papelería terminaba quedándose sola en ese sector “tan peligroso para una dama”

El joven meticulosamente habia planeado todo para “topársela por casualidad” y ofrecerse a acompañarla a su cuarto, con la esperanza de al menos tener unos minutos mas con ella.

-¿Acompañarme?.- encaro ella haciendo que el joven diera un ligero sobresalto ante el tono sombrio de su voz

-Si, bueno.- y se tomo la nuca como acostumbraba, como si ese simple acto disminuyera la presión que sentía, -Es algo noche y no me parece seguro que vayas sola, no me molestaría acompañarte.-

Mikasa comenzó a caminar mientras murmuraba un seco “Como quieras” que al joven le pareció como la autorización a la entrada del cielo.

A pesar de que todo el camino se vio envuelto en incomodos silencios debido a las cortantes respuestas de ella. Jean se sentía realmente feliz, orgulloso al ver las mirada llenas de envidia hacia su persona al verlo caminar junto con la exótica y bella mujer, incluso esto era mucho mejor que cualquiera de sus sueños.

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Ya eran las 10:30 de la noche, ella ya debería estar en su cuarto, ambos hablarían, las cosas se arreglarían y al final todo será risas e historias mientras beben una taza de chocolate hasta el amanecer, como lo hacían casi siempre.

Sobre todo, se disculparía nuevamente con ella y para eso, habia comprado unos finos chocolates amargos con galleta que a ella le volvían totalmente loca, ya quería ver su mirada sorprendida ante tal gesto de parte de el. Ciertamente esas delicias eran un lujo tremendo.

Llego a la entrada del pasillo y los nervios se hicieron presentes en su vientre, pero las ganas de arreglar todo y ver esa sonrisa en sus labios era mas fuertes.

Pudo apreciar dos figuras en la entrada del cuarto de la chica, las cuales se hicieron mas nítidas y pudo ver a la azabache con Jean, el nerviosismo de este era tan palpable que a Eren le producía lastima, verlo de esa forma tan frágil, no escuchaba muy bien lo que le decía pero su boca revelaba que estaba tartamudeando.

“Pobre imbécil”

Pero su verde mirada fue paralizada al ver como Mikasa esbozo sorpresivamente una tierna y calida sonrisa al joven, el cual reacciono rojo como tomate y empezó a sudar frio ante las palabras de ella.

Un simple roze…

Una simple caricia que ella le regalo al joven cuando le sostuvo su mano, basto para Eren entrara en cólera total, sintió la sangre caliente galopar por su cuerpo y la ira subir hasta su garganta. Camino furioso hacia la “estúpida” parejita decidido a matar a golpes a ese ser amorfo. ¡Menudo era Eren Jeaguer defendiendo lo suyo!