Epilogo

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Campo de entrenamiento número 47, el peor lugar de la muralla en la que ella podía estar:

Y es que simplemente ya lo sabía, desde el día en que aquel soldado le informo que esa perra había vuelto, sabía que junto con ella volvían las jodidas ganas de Eren por aprender su jodida técnica ¿Qué tenía de especial un montón de patadas y llaves? ¿Por qué le obsesionaba tanto? Si tanto le encanta el combate cuerpo a cuerpo ¿Por qué nunca le pedía a ella lecciones? Porque si alguna fama tenia Mikasa Ackerman referente a combate personal, era que ella te mataba 20 veces antes de que tocaras el suelo.

Todos pegaron el grito en el cielo cuando Eren pidió el campo de entrenamiento número 47 para que la rubia practicara con él, la cual no pudo siquiera negarse después de que Eren tuviera la gentileza de no decapitarla apenas cruzando las murallas, no se iba a poner de diva ahora.

Mikasa tuvo que suprimir el impulso para no agarrarse la cabeza ante la rabia que sintió tras enterarse ¡Pero por supuesto que eso iba a pasar! Solo era cuestión de tiempo ¡ya lo sabía!

Y ahora se encontraba ahí, sentada bajo el cerezo de la colina como cada miércoles, a veces con el sol de media tarde, a veces con la lluvia del verano, pero ella estaba ahí sin falta a las 5 en punto, vigilando bajo la orden de Levi "No vaya a ser que a la perra le dé por transformarse y de paso se coma a ese idiota que tienes por amante" le dijo como últimas palabras. Y ella al principio estaba encantada con la idea, todas las mañanas afilaba sus largas espadas, rogando que hoy fuera el día donde fuera tan tonta para transformarse, para así poder y de una vez por todas, rebanarle la garganta, unos días quería hacerlo lentamente, otros días con un golpe seco y uno que otro día donde se sentía creativa, quería hacerlo con sus propias manos. Pero al final todo quedaba en fantasías, la encantadora idea de vigilarlos no tardo en convertirse en la actividad más simple y aburrida, y es que Eren nunca daba una, el espectáculo se basaba en ella haciéndolo volar por los cielos con patadas y llaves que a Mikasa le parecían las más simplonas del mundo, tanto que juraba cuando niña, ver a un caballo darle una patada a un campesino con más agilidad y clase que ella. Al final tenía que hacer un esfuerzo enorme por no quedarse dormida.

Termino por recargar su cabeza en el tronco del cerezo, estaba en flor y observo al sol poniéndose en el este, los ultimo rayos la bañaban en un calorcito tan delicioso que sus ojos se cerraron para disfrutar el momento. De repente escucho un ruido seco, como el de un costal de patatas cayendo de un camión, seguido de un quejido femenino, abrió sus ojos y estos se llenaron con la misma sorpresa de un pescador al notar que su caña de pescar se mueve, después de largos días resignado al no atrapar nada.

Eren había vencido a Annie después de tanto tiempo ¡y se lo perdió todo!

Tenía una hora volando el joven por los cielos y ahora era la rubia la que se encontraba mordiendo el polvo, porque seguía en el piso, y fue ahí cuando Mikasa rogo que al menos le hubiera dando un buen golpe que la dejara lastimada, como premio de consolación al distraerse y perderse del show. Pero la rubia no tardo en levantarse e írsele encima, ahora cabreada, al sonriente joven.

Arrugo la nariz angustiada con la idea de ver nuevamente a Eren vencido cuando de repente ¡pum! De nuevo el golpe seco de su cuerpo combinado con un quejido ahora con tinte de frustración volvió a provenir de parte de ella. Eren combino su movimiento con una llave, la tenía en el suelo y la obligo con crueldad a gimotear y golpear la tierra en señal de rendición. O así lo vio Mikasa, que se encontraba inundada de orgullo, satisfecha como una leona al contemplar como su cachorro logro cazar su primer antílope sin ayuda de nadie.

El sol ya se había puesto y el entrenamiento terminado, así que muy satisfecha tomo sus cosas y se dispuso a marcharse, se suponía que ellos no sabías que ella los vigilaba, era la idea y al final siempre se preguntaba si ellos eran totalmente inconscientes de su presencia, digo, el cerezo no es que estuviera invisible a la vista del campo, pero era algo que a ella no le importaba, al final la duda siempre existió, puesto que si en algún momento Eren la llego a ver o no, ha sido día en el que nunca le ha comentado acerca de ello.

Let's be alone togetherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora