La ciudad se ve cubierta bajo el mandato de las familias mafiosas más antiguas de la historia: Los Zorel, los Luthor y los Edge.
Una tragedia causada por una guerra entre bandas, llevará a que tanto la familia Zorel como la familia de los Luthor dec...
Hacía dos horas que estaba encerrada en esta prisión. El maldito de James nos llevó hasta el lugar de encuentro y antes de que la policía entrara al lugar me sonrió y se fue corriendo. Lo único que pude hacer cuando recibí el mensaje de Lena diciendo que tuviera cuidado con James porque era el soplón y que saliera corriendo de ahí, fue decirle a Frank que no dejara escapar a James. Pero no pude escaparme de la policía. Y estos malditos me agarraron con fuerza, además de burlarse por mi condición. Y lo peor, me metieron en una celda con un grupo de drogadictos que no dejaban de mirarme.
—Quién lo diría... —Dijo una de las drogadictas—. Que la hija del famoso mafioso Don Zorel estaría en una celda.
—¡¿Qué?! ¿Ella es la hija de Zorel? —Dijo un tipo y los miré mal.
—Les sugiero que no se metan con ella... —Dijo una chica al final de la celda que estaba sentada contra la pared mirando a la drogadicta que se burlaba de mí—. Ahora está casada con la hija de Lionel Luthor... te metes con ella y tendrás a las dos familias encima.
Estaba recostada contra una reja y noté que la drogadicta ignoró el comentario de la chica y se acercó a mí por lo que me preparé para defenderme si era necesario.
—¿Crees que eres intocable? —Me dijo y le sonreí.
—Ven e intenta hacerme algo. La próxima vez que intentes comprar drogas todos los vendedores a los cuales vas a pedirles una bolsita te negarán la consumición con una orden mía.
Borró la sonrisa y quiso golpearme pero antes de que me hiciera algo, la chica que había estado en el suelo se había lanzado sobre ella y la había inmovilizado de un solo movimiento.
—Oye... tranquila... ¿Es que no aprendes? Si te metes en problemas aquí vas a una habitación más grande de la cual no saldrás en años.
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—¡¡Suéltame!! —dijo y se alejó quejándose de dolor en los hombros.
Todos se alejaron y esta chica me miró ofreciendo su mano.
—Es un honor conocerte, Kara Zorel. —Me dijo y la miré—. Mi nombre es Kate Kane.
—¿Kane? —Dije y sonreí—. ¿Tu padre no es jefe de policía de Ciudad Gótica?
Sonrió y asintió.
—Así es. Y sin embargo aquí estoy, metida en la cárcel por acostarme con la hija del alcalde de la cual me enamoré pero no puedo hacer anda porque ella teme a su padre.
Me reí y acepté su mano.
—Un honor conocerte, Kane. Lamento que te pase eso.
Soltó mi agarre y ambas nos sentamos en el suelo. Los demás nos miraban de mala manera.
—Veo que haces amigos rápido. —Me dijo y me reí.
—Siempre... —Le dije y suspiré—. Cuando encuentre al idiota que me metió en este lío... lo voy a dejar en el hospital.
