La ciudad se ve cubierta bajo el mandato de las familias mafiosas más antiguas de la historia: Los Zorel, los Luthor y los Edge.
Una tragedia causada por una guerra entre bandas, llevará a que tanto la familia Zorel como la familia de los Luthor dec...
5 meses, 3 semanas, 4 días y 6 horas para ser más preciosos. Ese es el tiempo que llevo vigilando a Kara, Lena y Linda Zorel... quien estaba en pareja con nada más ni nada menos que Anton Petrov, el hijo del mafioso ruso. Una cuarta mujer, llamada Alex Danvers también está a su lado y según mis informes es la hermana adoptiva de Linda Zorel, cuya familia resguardó a la pequeña Zorel todos estos años. El único dilema es la extrema protección que Anton Petrov les otorgó, haciéndome imposible acercarme. Mi celular comenzó a sonar y lo atendí al instante al notar el número.
—¿Cuál es tu progreso? —Me preguntó y fingí caminar por la plaza de la ciudad.
—Sigo sin poder penetrar la seguridad que les está brindando el hijo de Petrov.
Comenté y escuché su insulto por lo bajo.
—¡Maldita sea! ¡Tienes que deshacerte de ellas! —Me dijo y luego suspiró—. Estoy harto de estar en esta cárcel por culpa de esas mugrosas. Si no te encargas de ellas mejor desaparece. Tienes hasta mañana a las 23 hs para llamar y dar apruebas de que las mataste.
Cortó la llamada y me quedé observando mi teléfono paralizado. Si William me llamaba desde la cárcel significaba que era mi última oportunidad.
*Mike Pov.*
Una buena jugada de básquet era lo que necesitaba para liberar la tensión. No estaba cómodo en la ciudad de New York y mucho menos con lo que estaba por hacer. Los hijos de Kara y Lena nacerían en cualquier momento y el sicario de los Edge se encontraba en Dinamarca tratando de matarlas. Desde hace meses me coordino con Anton Petrov y sus hombres ya lo identificaron, solo estaban jugando con él, dejándolo creer que no sabían quién era para atraparlo y sacarle información. Pero antes de hacer eso, debo hacer mi jugada aquí. La cual consistía en desequilibrar a Edge. ¿Y cómo haría eso? Me encargaría de William Edge yo mismo. Patrick, el oficial de policía que Jacob Kane nos había proporcionado de Ciudad Gótica, me daría instrucciones para entrar y salir de la cárcel principal de New York y encargarme del hijo de Edge.
—Mike, aquí estás. —Me dijo y le extendí la mano para saludarlo.
Venía junto a otro hombre, al cual saludé primero en silencio y este se limitó a darme la mano.
—¿Cómo estás, Patrick? —Le pregunté y asintió.
—Excelente. No tengo mucho tiempo, así que iré al grano. Ya todo está listo y organizado. Él es el Comandante Lucas, te hará pasar por un agente. —Dijo y le asentí, serio—. Te llamarás Daniel Richardson y para quién concierne eres un agente de Wisconsin.
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Me señaló al Comandante y él continuó.
—Tendrás muy poco tiempo. —Me dijo y asentí—. Vamos a cortar la luz de la sección B donde él está, un par de agentes se encargarán de abrir las secciones y dejar salir a los reclusos y ellos se encargarán de darle la paliza a Edge.
