𝑪𝒉. 𝟏𝟑 ⋆͛

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Kizaru lo escolta hasta el castillo de Pangea. No se parece mucho al castillo de Dressrosa pero, para su sorpresa, es bastante similar a lo poco que recuerda del castillo de Arabasta.

Mientras caminan por Marijoa, Luffy se siente irremediablemente cohibido. Todos los ojos están clavados en él y hace todo lo posible para no lanzar su mejor mirada de asco a los Nobles Mundiales.

Por un momento agradece estar esposado. Si no lo estuviera, ni siquiera su maestro podría detenerlo de ayudar a todos esos esclavos que son constantemente humillados por aquellos seres gordos y feos.

¿Por qué el mundo es tan estúpido como para adular a gente así? Si Luffy tuviera que servir a alguien (cosa que no tiene pensado hacer, él busca la libertad, no la esclavitud), sería sin duda gente inteligente y bonita como Nami y Robin o alguien guay como Zoro.

Llegan al castillo y Kizaru se detiene. Sin previo aviso le quita las esposas y asiente en dirección a los guardias.

"Ellos te acompañarán el resto del camino", informa y señala las esposas. "No las necesitas, no causes problemas sin ellas."

Luffy frunce el ceño. Por supuesto que va a causar problemas, ¡lo quieren matar! Se encoge de hombros y sonríe.

"Esta será la última vez que nos veamos en un tiempo", dice con convicción.

Kizaru sacude la cabeza y le da una vaga sonrisa. "Espero que así sea."

"De nuevo, gracias por todo, sensei", susurra Luffy con una sonrisa sincera.

El almirante le revuelve el cabello con cariño y da un paso atrás para permitir que los guardias escolten al menor. Este asiente una última vez y se va.

Coby se levanta una vez más y comienza a dar vueltas por la habitación

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Coby se levanta una vez más y comienza a dar vueltas por la habitación. Sasha no trata de pedirle que se siente una vez más, ya resignada. Los tres vicealmirantes están sentados alrededor de una mesa, todos en un silencio expectante.

"El Almirante de Flota nos dijo que Luffy-san llegaría hace dos horas, ¿dónde está?"

"Uf, ¡cállate de una vez, Coby!", se queja la chica. "Has repetido lo mismo diez veces la última hora."

"¡Pero...!"

La puerta se abre, Coby y Sasha saltan como un resorte y casi se abalanzan sobre el intruso.

Se detienen cuando ven que no es Luffy.

"Sengoku-san, señor", dice Coby con un pequeño sonrojo por su actitud.

"Capitán Coby", saluda el mayor.

"Sengoku", habla Garp por primera vez en dos horas. "¿Dónde está mi nieto?"

El inspector general frunce el ceño en dirección a su viejo amigo.

"¿No te ha dicho Sakazuki...?", se detiene. "Sakazuki me ha dicho que ya os había informado."

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