𝑪𝒉. 𝟏𝟐 ⋆͛

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Su nombre ha vuelto a salir en los periódicos, Luffy no se molesta en mirarlo. Los soldados que lo acompañan en el buque pululan a su alrededor como abejas hacia la miel, todos mirándolo con admiración tras ver su pelea contra Doflamingo.

"Sabía que era genial", escucha decir a uno. "Pero nunca pensé que era tan genial. ¿Viste ese golpe final? ¡Fue increíble!"

"Me salvaron la vida", asiente otro. "Me convertí en juguete, ¿sabes? Pensé que me iba a quedar así para siempre."

"Pero es un pirata", susurra uno furiosamente. "Y el hombre que te devolvió a tu cuerpo humano también lo es, es una vergüenza para un marine deberle la vida a un pirata."

"Si no fuera por Akasaru-san y esos otros piratas estaríamos muertos, imbécil", gruñe otro.

"Pirata o no, Akasaru-san ha hecho mucho por nosotros. ¿Ya habéis olvidado lo de Kurohige? ¡Ese tipo derrotó incluso a Aokiji! Sin el vicealmirante, el mundo estaría perdido."

Luffy desconecta de la conversación cuando ve las puertas de la justicia. Ni Bastille ni Sengoku han hablado con él, ambos muestran un inusual nerviosismo a su alrededor. Fujitora se queda a su lado en todo momento con sus conversaciones cordiales.

El contraste entre los soldados del barco y los del cuartel es más que obvio. Mientras camina por los pasillos del Cuartel General, los ojos nunca lo abandonan. Las miradas que lo siguen son una mezcla de desconfianza y temor. Sin embargo, Luffy también puede ver la admiración en los ojos de algunos tras leer las noticias de su victoria en Dressrosa.

Luffy no se inmuta. Con la cabeza en alto y siendo escoltado por Fujitora y Bastille, se abre paso a la oficina de Akainu.

No está preocupado por el Almirante de Flota. Si tiene que enfrentarlo, lo hará.

"Luffy", Sengoku le dirige la palabra por primera vez en todo el viaje. "Mira, necesito decirte algo antes de entrar."

El joven vicealmirante se detiene y mira al que una vez fue su superior. A Luffy le caía bien Sengoku, es un buen hombre y el té de su oficina estaba delicioso. Sin embargo, también tuvieron muchos desacuerdos a lo largo de los meses.

"Eres un buen chico", le dice. "La decisión de mantenerte con nosotros en vez de encerrarte o ejecutarte no fue del todo nuestra, fue en su mayoría de los de arriba. Pero a pesar de todo, tengo que admitir que tienes un buen sentido de la justicia, hijo."

Luffy asiente en silencio.

"Yo... Tu abuelo quería lo mejor para ti y a lo largo del tiempo que has estado aquí yo también he acabado queriendo lo mismo", suspira. "Es por eso que no queríamos que lo descubrieras. No puedes enfadarte, al menos no con él", se acaricia la trenza de su barba canosa. "Pero Luffy, al fin y al cabo eres un pirata. Aunque hemos hecho lo mejor para ocultarlo, finalmente lo has descubierto. La decisión final no es mía, ni siquiera de Sakazuki", Luffy arruga la nariz al oír el nombre. "Independientemente de lo que desees, ya no hay opción para ti."

"¿Y?"

Sengoku no se perturba por la falta de emoción alguna en el rostro del más joven. "Has hecho un buen trabajo, Monkey D. Luffy. Gracias por este año de servicio. Me alegra haberte conocido mejor."

Suena como una despedida. Es una despedida. Luffy asiente y sonríe.

"Igualmente, viejo gaviota. No me arrepiento de haber causado desastres en este lugar."

Se quedan mirándose el uno al otro hasta que Sengoku asiente y da un paso atrás.

"Tus amigos querían hablar contigo antes de que fueras a la oficina de Sakazuki pero él está al mando y no lo ha permitido. Los vicealmirantes Tokikake, Gion y... tu abuelo también han sido informados de todo."

RED MONKEYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora