𝑪𝒉. 𝟗 ⋆͛

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Capta el olor incluso antes de despertarse, tanto que al principio se siente más como un sueño. No es el olor de la comida de la cafetería del cuartel y tampoco el de la base. Ni siquiera su cocinero del barco podría hacer algo que huela tan bien. Abre los ojos sin perturbarse por su entorno desconocido y babea mientras sigue el olor.

De alguna manera, se siente casi nostálgico mientras llega a lo que supone que es la cocina. Es la mezcla de olores del barco, a comida, mandarinas y perfume, y la mezcla de colores vivos que hay en el pasillo lo que le causa una extraña tranquilidad.

Entra a la habitación hipnotizado por el olor pero al llegar se detiene como un ciervo a la luz de los faros.

Diez pares de ojos lo miran fijamente. Por un momento nadie se mueve.

Los primeros a los que Luffy reconoce son un divertido Law y un enfurruñado Caesar. El primero está de pie apoyado contra una pared mientras que el segundo está sentado sobre sus piernas cruzadas en el suelo.

En el tiempo desde que Luffy comenzó a investigar, Luffy ha memorizado sus rostros y sus nombres, pero cuando ve a sus antiguos nakamas se da cuenta de que ni siquiera fue necesario. Los recuerdos fantasma pasan por su cabeza y la presencia de esas personas frente a él es tan natural como respirar.

Va a hablar pero se detiene cuando uno de ellos da un paso al frente. Luffy lo estudia. El Cazador de Piratas Zoro le resulta menos intimidante en persona, a pesar de que le da una mirada de fuego. Se siente confuso cuando en vez de hablar o saludar, el hombre desenvaina sus tres espadas.

"¿...Qué?"

Zoro salta hacia él y por acto reflejo recubre sus brazos con haki de armadura antes de saltar hacia atrás para mantenerse alejado del espadachín. Le da una mirada incrédula y gruñe.

"¿Qué demonios haces?"

Los demás no parecen aturdidos, de hecho, la mayoría de ellos saca sus armas. Es el peor escenario que imaginó. Su tripulación lo odia y ahora tratan de matarlo. Y en realidad, Luffy lo entiende. Se lo merece, ninguna amnesia es excusa para dejar a tu tripulación a su suerte.

Con el firme presentimiento de que hablar no sirve ante esta gente, Luffy se prepara para una batalla. Antes de que la bala del francotirador llegue a él, Luffy la esquiva sin problemas, tan fácil como caminar. Sin embargo, se arrepiente de haberse confiado cuando la bala, una semilla, se convierte en una feroz planta carnívora.

Eh... Eso es nuevo.

Mientras destroza la planta, no es lo suficientemente rápido como para evitar un láser que atraviesa su capa de 'Justicia'. Chasquea los dientes porque quiere chillar como un niño al ver la interesante evolución de Cyborg Franky y en la marina le han enseñado a no admirar a tus enemigos en medio de una batalla.

Su abuelo se lo enseñó con sus puños, sí.

La Gata Ladrona agita su bastón y salen burbujas. Las mira embelesado hasta que estas rompen en un estruendoso rayo. La electricidad no funciona contra él, pero eso probablemente no es nada nuevo para estos piratas porque sin esperar a que se recupere por la conmoción, Pierna Negra le da una patada envuelta en llamas.

Bien, eso es raro, se supone que este tipo no ha comido ninguna Fruta del Diablo.

Luffy se levanta y esquiva un ataque de la espada del esqueleto, pero el aire frío a su alrededor lo paraliza momentáneamente. El reno, Chopper, se convierte en una bola peluda y lo enviste, lanzándolo al suelo.

Unas manos incorpóreas salen del suelo y lo atrapan para que no pueda incorporarse. Abre los ojos para ver una sola espada apuntando a él, Zoro ha guardado las otras dos.

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