❀ Día 5: Competencia. [Estaciones].

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¡Hey, hola!

El día de hoy tomé la opción Red: Brillo (Shine).

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V. Competencia.

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Siento el destino en ti.

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— ¿Pero qué... rayos fue eso? —Rin tiene la vista fija en el techo de su habitación mientras siente el calor aumentar en su rostro a medida que recuerda más fragmentos del sueño que ha tenido durante la noche anterior.

Aprieta la funda de la almohada a su lado entre sus dedos y tira de ésta para cubrirse la cara, ahogando allí un grito de vergüenza. La primera reacción de su mente es lanzar culpas; en Gou recaería la principal, por supuesto, es ella quien está encantada con las películas infantiles de Descendientes porque Oh, Dios, los bíceps de BooBoo Stewart son un patrimonio de la humanidad, y claro que lo sienta junto a ella a mirar los fantasiosos filmes.

Sin embargo, sabe que no es tan simple, que su inconsciente no ha decidido jugar con sus sueños sólo por una película y hacer de Haru el personaje principal de la historia no es sólo una coincidencia. El pulso acelerado de su corazón reafirma la sospecha a la que teme, enfrentándolo al único culpable de que sus emociones se desborden de forma tan cursi y descontrolada. Haru.

Pero Haru realmente no tiene la culpa de que sus ojos azules como el océano lo hayan paralizado la primera vez que lo vio, no es responsable de que su expresión inalterable active la travesura en Rin en busca de un cambio (una sonrisa) que él desea provocar, Haru no ha hecho absolutamente nada más que ser él mismo; sincero, de gustos peculiares en la comida, sonrisas ocultas y rivalidad que lo arrastra consigo en busca de más; también es amable, pero tímido, escondiendo dentro todo el amor que no expresa con facilidad a sus amistades. Es único. Uno en un millón. Sobre todo, no es culpa suya que Rin haya sido tan fácil para caer por él.

Y es jodidamente frustrante.

Rin reprime otro gruñido de hastío contra la almohada y la lanza hacia el tocador al incorporarse en la cama, haciendo un pequeño desastre cuando algunas cosas en el mueble caen. Su respiración es fuerte y rápida, casi puede compararlo a la respiración sofocada que tiene después de un duro entrenamiento, en ese tipo de días donde se siente insuficiente para alcanzar su sueño.

Haru lo hace sentir libre como el agua, pero también lo altera de la forma en que sólo el agua ha podido hacerlo.

— Te irás a Australia y podrás terminar con esto —masculla para sí mismo, deseando que decirlo en alto quite el dolor a la despedida de la mentira que ambos crearon, pero no es así, duele de igual forma y entonces llega la tristeza.

Cerezos en diciembre | rinharu!week2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora