𝐄𝐥 𝐬𝐞ñ𝐨𝐫 𝐝𝐞 𝐥𝐨𝐬 𝐦𝐚𝐫𝐞𝐬 _ 𝐘𝐢𝐳𝐡𝐚𝐧

6. Aguas Termales.

La noche era más adentrada. No tenía sueño en absoluto.

Aunque el joven capitan le había asignado una habitación para su uso personal, no sentía tanta seguridad.

La cama era un poco extraña para él, pues estaba acostumbrado a la cama del país europeo y no al diván del país del oriente.

Se levantó de inmediato para salir. Encontró una túnica muy bien afelpada que lo cubriría del frío.

Se dispuso a salir de su habitación, no encontrando a ninguna persona en el camino, y aunque la mansión no era grande, tenía varios pasillos, en un intento por encontrar algún jardín, terminó en lo que parecía ser una piscina de aguas Termales.

El vapor de agua era abundante, por lo que no le permitía ver con claridad. Ya que había llegado a ese lugar, tomaría una relajante ducha. Después de todo, ¿hace cuanto no se bañaba?

Al pensar que su cuerpo estaba pegajoso por todos esos días sin sentir agua tibia lavar su cuerpo, se sintió asqueado.

Se despojó pronto de toda la ropa que lo cubría, sintiendo frío de inmediato a lo que se impulso para entrar a la piscina.

Su cuerpo tembló de la gran satisfacción de sentir el agua tibia rodear su cuerpo. Dio un suspiro de gran alegría, así que se puso a lavar con dedicación su cuerpo.

Pasado un tiempo y de sentir limpio al fin, se quedó un momento más, esperando que se arrugara como una ciruela deshidratada.

No sintió la presencia de una segunda persona, hasta que rodio su cintura con seguridad.

Su cuerpo se puso rígido al instante, iba ha contraatacar pero se detuvo en el último momento.

— No tengas miedo, soy yo — susurró en su oído.

— Uus...— no podía decir la palabra completa. Sentirse atrapado en un lugar solitario y con una persona atractiva, era bastante terrible.

— ¿Yo?, ¿Qué pasa conmigo? — a pesar de que sus palabras parecían ser incrédulas, tenía una sonrisa en su rostro.

— Déjeme...

— Eso no es posible, te he atrapado así que... — lo giró en su lugar para que lo mirara — así que cuida de mi corazón.

Xiao Zhan abrió sus ojos de la sorpresa. Aunque este tipo era temido en los mares, era realmente como un cachorro abandonado. Infantil y sincero.

— Eso... Yo... — realmente se olvido de cómo hablar correctamente.

Con sutileza, él otro se fue acercando a sus labios, besando con cariño y fraternidad. Xiao Zhan podía sentir que era un total inexperto en ese tipo de cosas, igual que él, así que...

¿Qué podría salir mal?

Se dejó llevar por el otro, quien acariciaba su espalda de arriba hacia bajo.

Ambos se besaban con torpeza, pero como fue pasando el tiempo, tomaron el ritmo adecuado.

Sus manos del pelinegro fueron descendiendo con constancia, hasta llegar a la curvatura del trasero del otro.

Xiao Zhan tembló al sentir su tacto un poco imprudente en la zona vergonzosa. No pudo evitar soltar un leve quejido, haciendo sonreír al otro al instante.

Sus brazos aplicaron un poco de fuerza, levantando a su acompañante del suelo donde se encontraban.

Pronto salió de aquella piscina caminado con dirección a la habitación más cercana, teniendo precaución de no resbalar y caer, o de no chocar con alguna columna o muro.

Lograron llegar con éxito a una habitación pequeña, con un diván estrecho.

Ambos se besaron y acariciarlo sus cuerpos húmedos. Hasta que llegó la hora del acto.

— ¿Qué... Qué haces?... — su saliva se hizo nudos en su garganta.

— Voy a meterlo — lo dijo como si fuera lo más obvio del mundo.

— Pero... Voy a morir si metes eso...

— No morirás, sólo tendrás un poco de dolor...

— ¿Cómo estás tan seguro de eso?

— He leído tantos libros sobre esto, así que no te preocupes. Confía en mí.

¡¡¿CÓMO PODÍA CONFIAR LA SEGURIDAD DE LA PUERTA TRASERA SABIENDO QUE ESTABA SEGADA POR LA EXCITACIÓN?!!

— E... Espera...

— Si duele tienes que decirme.

No pudo refutar cuando sintió que aquel trozo de carne erecto, expandía sus paredes íntimas.

Ahogo un grito de dolor, sujetando las mantas con fuerza. Pequeñas lágrimas escurrieron por el costado de su rostro. YiBo se inclinó sobre su cuerpo para besar esas lágrimas y sus ojos.

— Du... Duele...

— Pasará el dolor pronto...— su rostro reflejaba preocupación. Estuvieron sin hacer ningún movimiento por mucho tiempo. Hasta que Zhan movió ligeramente sus caderas.

Esa noche se fusionaron dos almas jóvenes e inexpertas. Sus mentes nublada por el placer, diciendo cosas poco coherentes, tontas y llenas de amor.

Cómo si fueron los amantes más antiguos, como si se conocieran de cientos de años atrás y se estuvieran reencontrado.

A la mañana siguiente, sus cuerpos agotados por todas las veces que lo habían hecho la noche anterior.

YiBo fue el primero en despertarse, así que sólo cubrió su cuerpo desnudo con una túnica exterior sencilla e informal.

Preparó un poco de sopa de raíz de loto, que había conseguido en este viaje y cocinó una medicina china para calmar el dolor corporal.

Xiao Zhan se despertó, sintiendo su parte baja arder. Como si una hoguera estuviera en ese lugar.
Enderezó su cuerpo para poder sentarse.

Su rostro estaba en tono rojo brillante al recordar todas las cosas que habían hecho juntos en ese pequeño diván.

¡¡TAN VERGONZOSO!!

¿Qué dirían su padre y madre al enterarse que hizo eso con un hombre? Y para colmo el fue el que recibió todo el potencial de la otra persona.

— ¿Estás despierto? — se cubrió el rostro al escuchar su voz, pero se arrepintió de inmediato de hacer movimientos brusco.

— Yo...

— Está bien, sé que te duele. Por eso cocine algo ligero para ti. También Traigo un poco de ungüento y medicina tradicional.

—...

— Toma primero la sopa, después de ayudaré a lavarte y aplicar la medicina.

Xiao Zhan no podía estar más avergonzado de sí mismo.

Aunque se resistió de todas las maneras posibles, Wang YiBo terminó ayudándolo a lavarse y aplicar la medicina.

No mostraría su rostro al público durante los próximos cien años.

Mucha vergüenza para pocos pecados.

Venerable Hua: ¡dijeron que siempre me apoyarían!

Mis lectoras: si pero solo si escribes fanfics.

Jajajajajajsj me voy corriendo.

PRÓXIMAMENTE...