3. Camarote Equivicado.

1.6K 317 93
                                    

JiYang había saciado completamente el hambre que tenía, pero sentía preocupación por su joven maestro, a quien no lo había visto toda la tarde y la noche ya estaba sobre ellos una vez más.

— Disculpe señor... ¿Dónde puedo ver al joven que estaba conmigo en la mañana?

— No creo que puedas verlo ahora, pero no deberías preocuparte, él estará bien.

— Bueno...

Mientras tanto, bajo la cubierta, en un elegante camarote, se encontraba Xiao Zhan. Recostado en una cómoda cama, con sábanas de ceda.

Estaba vestido aún con la bata blanca que ahora ya era gris, por la migre que se le había pegado. De incorporó poco a poco sintiendo su cabeza dar un millón de vueltas.

— ¿Qué... — Detuvo sus patas al escuchar el suave sonido del agua.
Había un pequeño biombo que lo separaba de la otra parte.

Bajó de la cama con precaución, sin hacer ningún sonido poco relevante. Había una segunda persona en ese lugar y al parecer se estaba dando un baño.

Dicen que la curiosidad es la peor enemiga del gato, Pues la curiosidad siempre mata al gato.

Se asomó detrás de la barrera de papel que lo separaba de la segunda persona, para encontrar algo que no quería ver en absoluto.

¡¡REALMENTE SE ESTABA BAÑANDO!!

Un hombre de aproximadamente veinticinco años, estaba al centro de una tina de madera. De pie, dándole la espalda, su piel parecía ser cremosa, firme al tacto.
Tenía un cabello largo, que llegaba a media espalda.

Las gotas de agua recorrían burlonas sus músculos, y de sus hombros delgados hilos de agua caían hasta la curvatura de sus nalgas.

Una grave pero suave risa provino del hombre.
— No te límites a ver, puedes tocar. — le dio una mirada desvergonzada por sobre su hombro desnudo.

— ¡Usted!, ¡Tan desvergonzado!

— Jajaja... ¿Por qué debería tener vergüenza?, ¿No estoy en mi barco?, el que debería tener vergüenza es otra persona, por mirar lo que no debe.

— ¡Usted!, ¿¡Cómo puedes llamarme de esa forma!? — se giró una vez más para encarar al hombre pero para su sorpresa, este se había enbullido en el agua de la Tina.

— Deja de hacer alboroto y ayúdame a lavar mi espalda.

— No soy tu sirviente.

— Ya lo eres, te salve de morir en la celda.

— Es despreciable.

— Sea lo que sea, no importa. Lo único que tienes que hacer es lavar mi espalda o a menos que quieras volver a la prisión.

— No volveré a ese lugar y mucho menos ocuparé el cargo de un sirviente. — A un lado de él estaba un pequeño mueble que tenía sobre sí un pequeño puñal. Se fue acercando par apuñalar a su oponente .

Cuando lo intentó, el hombre reaccionó de inmediato, tirando de él y metiéndolo en la Tina de madera.

— Eres tan salvaje, las bellezas no luchan. Ellas son delicadas y cautivadoras.

— ¡Usted!, degenerado. — intentó huir de su abrazo, pero le fue imposible.

— Pedir el pago de algo no es ser degenerado, al contrario, es ser emprender.

— Quite sus manos de mi — habló con los dientes apretados.

— Lo lamento, se sienten cómodas donde están. Así que ayuda a lavarme.

Sin más remedio tuvo que limpiar con una tela Suave el pecho del hombre frente a él.

Se sentía un poco incómodo estar en esa posición, pero con forme fue pasando el tiempo de acostumbró, incluso a esa mano traviesa que intentaba levantar su bata para dormir.

— ¿Alguna vez haz hecho el amor? — el hombre le habló a su oído — ¿No?, tu cuerpo mi incita a hacerlo.

Xiao Zhan tembló de la ira que sintió.

— ¡¿Qué?! — le propinó una fuerte bofetada y salió de la Tina — ¡¡¿Quién eres y qué quieres de mi?!!

Estaba claro que la otra parte solo estaba jugando con su mente.

— Jajaja... Mi nombre es Wang YiBo... Capital del barco calavera dorada, señor de los mares, Lang Hai.

— Usted... ¿Por qué me trajo aquí?

— Nada importante, tal vez me den una buena cantidad de oro por ti en algún puerto. Aunque si te soy sincero me gustas.

— Soy un hombre... ¿Cómo podría gustarle?

— Las bellezas son bellezas. No tiene nada que ver con lo que hay entre las piernas.

Wang YiBo no sabía quién era la persona frente a él y si lo supiera, no le daría importancia. Si le gustaba se lo quedaba y si no, lo desechaba.

— Tan inmoral...

— OH vamos, esto no tiene nada que ver con la moralidad. Y si lo tuviera, estoy siendo cien por ciento moral, y no te estoy violando.

— ¡¡Deténgase!!, mateme, ¡ahora!

— ¿No te gusto?, que lastima.

Claro que le gustaba, solo que no lo admitirá en voz alta.

— Déjese de tonterías y lleve este barco de regreso a Europa.

— Eso no es posible. Mi gente necesita descansar, así que iremos a mi propia casa.

— Yo necesito regresar con mi familia, así que regrese el barco si no...

— ¿Si no qué? — acortó la distancia estando aún desnudo.

— Yo... Yo....

— Necesita descansar, puede quedarse en mi camarote.

— No quiero.

— Entonces lo echaré por la borda.

—...

— Deja de ser infantil y ve a dormir.

A regañadientes obedeció, yendo a dormir como se le había ordenado. Aún despierto, sintió como la otra orilla de la cama se hundía. Yibo se había acostado a lado suyo.

Al parecer está persona, era alguien difícil de tratar.




















Espero les guste el capitulo. Nos leemos luego....

PRÓXIMAMENTE...

𝐄𝐥 𝐬𝐞ñ𝐨𝐫 𝐝𝐞 𝐥𝐨𝐬 𝐦𝐚𝐫𝐞𝐬 _ 𝐘𝐢𝐳𝐡𝐚𝐧 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora