8. El Mar Nos Unió, Él Nos Separará.

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Transcurrió una semana después de su sencilla boda. Bueno, si es que se podía considerar de esa manera.

Las provisiones que había tomado prestadas de los barcos mercantes que habían asaltado antes, estaban a punto de escasear por lo que su alteza real tenía que regresar al mar.

La tripulación estaba abordando una vez el barco calavera dorada. Jiyang se negaba rotundamente a dejar ir a sus fieles amantes por lo que se pegaba a ellos como un chicle.

— Iré contigo.

— No puedes venir esta vez. ¿Qué haré si nos encontramos con algún conocido tuyo y decides irte?

Xiao Zhan lo golpeó en la cabeza — ¿Cómo podría? Me he casado contigo, no puedo ir a otro lugar.

El pelinegro sonrió con satisfacción antes de responder — Está bien, puedes venir conmigo.

— Deja venir a Jiyang con nosotros. No puede quedarse en la aldea.

YiBo pareció pensarlo por un Momento — Bueno, con tal de que cuide a la persona que amo, lo dejaré viajar con nosotros.

— Él siempre ha estado al pendiente de mi, así que de eso no tienes que preocuparte.

— Joven Wang — el ministro Chen se encaminó a la pareja. Al no revelar su antiguo estatus, no podía dirigirse a él como "alteza".

— Señor Chen, ¿pasa algo?

— sólo quería desearle un buen viaja, a usted como a su joven esposa.

Xiao Zhan inclino un poco su cabeza en señal de recibir sus buenos deseos.

— Señor Chen, sabe que la aldea queda a su cargo durante mi ausencia.

— El capitán no tiene que preocuparse por todas estas personas.

— Si es así, nos iremos ya.

— Este humilde servidor lo envía con las bendiciones del cielo.

Ambos jóvenes sonrieron. Xiao Zhan arrastró a su fiel servidor al barco para que pudieran viajar juntos otra vez.

— ¡¡Eleven anclas!! — vocifero Liu Haikuan.

El barco fue abandonando la costa de la isla para entrar en el mar abierto. La vista era magnífica y en lo más alto del barco era impresionante mirar.

— ¿Te gusta el mar?

— Sí, me hace sentir libre como una de esas gaviotas.

YiBo rió por lo bajo, estrechando aún más la cintura de la persona en sus brazos.

— Entonces, somos dos gaviotas que les gusta sobrevolar el mar.

— Así es... Nadie nos podrá separar.

— Ni el basto cielo, ni el inmenso mar... Harán que yo te deje de amar.

— Mmm... Tú deberías ser poeta, siempre dices cosas tan dulces.

— Eres la única persona que puede ver esta faceta de mi.

— Yo también te amo, más de lo que pueda expresar yo... — Xiao Zhan se detuvo en su habla por un Momento, mirando a la persona detrás de él — yo te amo mas que nada en mi vida como el sol ama al mar, por que cada que se pone... No se olvida de acariciar a las aguas con un beso de despedida, pero de garantía que el siguiente día volverá.

El sol engaña a su esposa la luna, besando las aguas como nunca, todas las tardes. Con el rojo intenso de los amantes en la tierra. Y con una luz blanca y fría la luna, de un amor falso para toda la vida.

𝐄𝐥 𝐬𝐞ñ𝐨𝐫 𝐝𝐞 𝐥𝐨𝐬 𝐦𝐚𝐫𝐞𝐬 _ 𝐘𝐢𝐳𝐡𝐚𝐧 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora