Rómpeme

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Cuando era pequeño solía ir con frecuencia de visita a la casa de mi primo Santiago. (Ya saben la temática del cap con esas líneas). Tendríamos quizás unos 9 o 10 años y recuerdo que solíamos jugar en el enorme jardín fuera de su casa con unas motos de juguete y su amplia colección de hot wheels.
Santiago era mi primo favorito desde entonces, ambos nos teníamos mucha confianza y platicábamos sobre cosas que para nosotros eran secretas, compartíamos juegos, risas, incluso la cama cuando hacíamos pijamadas en la casa de alguno de los dos.
Pero por circunstancias del trabajo de su padre tuvieron que mudarse a Estados Unidos y residir ahí por tiempo indefinido.

Recuerdo que cuando Santiago me dió la noticia lloré por tres días enteros hasta que lo acompañé al aeropuerto y me despedí de él. Me prometió que volvería y que volveríamos a jugar con sus carros en mi casa. Luego me abrazó y me dio un beso aún cuando mi rostro estaba salado por tantas lágrimas.
Eso fue hace 7 años ya, y Santiago nunca regresó para jugar conmigo.
Lo único bueno es que seguimos manteniendo contacto por redes sociales, platicábamos hasta bien noche de como era Estados Unidos y las chicas que me gustaban porque él decía que no se sentía atraído por ellas, a veces hacíamos videollamadas en la noche para mirar como ibamos cambiando o cuando alguno de los dos se hacía un cambio drástico ya fuera en el pelo o la vestimenta, otras mas hablamos horas por llamada telefónica y terminábamos con las mejillas entumidas por tanta risa, pero aún así nada se comparaba a poder volver a tenerlo cerca.

Había invitado a Santiago a mi cumpleaños número 18 pero tampoco pudo asistir porque estaba en periodo de exámenes por esas fechas, y yo seguía buscando cualquier excusa para hacerlo regresar y encontrarme con él.

Los últimos meses comenzamos a perder contacto, ya no hacíamos llamadas ni videollamadas, y sentía que en ocasiones me evadía pero nunca entendí el por qué de su comportamiento, y me dolía porque Santiago más que mi primo era mi amigo.

Dos días antes de año nuevo mi madre me habló muy seria para platicar conmigo en el comedor; tenía la cara que pone cuando cometo algo que le hace enfadar, pero está vez no había razón para regañarme.

- Escucha, Hugo - comenzó  - tengo algo que decirte pero quiero que lo tomes con calma. - hizo una pausa para darle más drama al asunto y continuó - tu primo Santiago ...

- ¿Qué hay con él? ¿Esta bien? ¿Le pasó algo?

- En realidad... ¡Si! ¡El vendrá para año nuevo para cenar con nosotros! Mi hermano y su esposa también vienen, querían sorprenderte pero yo no podía seguir en silencio sabiendo que te emocionaría

- Dios, madre, casi muero de un infarto - reproché dando un suspiro de alivio - ¡ Eso es increíble! NO puedo esperar, quiero verlo ya

Me sentí nervioso desde aquel momento como no creí que sucediera, ver a  Santiago era algo que venía deseando desde hace tiempo y ahora cuando menos lo esperaba vendrá a verme. Sin embargo me da miedo con lo que pueda encontrarme. ¿Y si él no me extraña tanto como yo? ¿Y si no quiere hablar conmigo? ¿Y si viene por obligación?
Un millón de pensamientos negativos vinieron a mi mente en ese momento pero traté de convercerme de que él quería esto tanto como yo.

Al día siguiente pasé todo el día buscando un conjunto de ropa decente para ponerme el 31. Quería verme presentable para mis tíos y quería que Santiago me encontrará... Agradable por alguna razón.

Y en menos de lo que pensé ya estábamos en el aeropuerto.
Mis manos y pies temblaban y mi mamá trataba de hacerme mimos en el pelo con el afán de tranquilizarme, pero simplemente no podía de solo saber que en cualquiera momento Santiago estaría de nuevo conmigo.
Me había vestido con unos jeans negros y una camisa del mismo color, (mi etapa emo aún no terminaba aunque sabía que no era una etapa), al igual que una chamarra larga por el frío de invierno. Mi madre iba un poco más elegante que yo, pues la esposa de su hermano era una mujer que siempre se fijaba mucho en las apariencias.

ÉxtasisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora