Príncipe, mi amor

3.7K 108 18
                                    

[Nota: Segunda parte de "Mi princesa"]

Habían pasado algunos meses desde que Cris y yo nos habíamos hecho novios oficiales, día con día construiamos una relación más... Particular.

Después de conocerlo un poco más, le ayudé a aceptarse como él era, y con el tiempo comenzó a mostrarse más a su manera en público, al principio de manera sutil, con pequeños detallitos femeninos, u últimamente saliendo a la calle con faldas y vestidos que enmarcaban su hermosa silueta. Por otro lado él me había ayudado a trabajar mi autoestima ayudándome a ver y sentir que mi heterocromia era algo que me hacía especial, por lo menos a sus ojos.

En cuanto al sexo... A mí me gustaba más el término hacer el amor, aunque debo admitir que eso no era una prioridad en nuestra relación, así que no habíamos tenido bastantes encuentros, y eso no me molestaba, aunque últimamente había sentido más ganas de verlo un poco más entregado pero por supuesto no lo presionaría.

Había algo que me ponía mucho en él, que era el hecho de ver su cuerpo de chico en ropa interior feminina, así que justo hoy que cumplíamos tres meses había tenido la idea de comprar algunas piezas para él esperando que le gustaran. Y también rogando por quea talla fuera correcta.

Después de salir del cole caminé al centro de la ciudad unas cuantas cuadras con algo de dinero en mis bolsillos y también bastantes nervios de entrar en una tienda para chicas, aunque también me encontraba emocionado de darle su sorpresa.

Sin muchos rodeos entré a una tienda de lencería de una reconocida marca, y mirando entre tantos estantes y modelos mostrando la ropa me sorprendí a mi mismo.

No me excitaban.

En cambio si miraba las prendas e imaginaba las caderas estrechas de mi chico y sus muslos rellenitos en ellas, sentía el calor acumularse en mi cuerpo.

Joder, como me encantaba.

Terminé por comprar dos conjuntos. El primero era una prenda de encaje (🩲) morada, con pequeñas flores bordadas en toda la tela y unos olanes bastante curiosos que me parecían chistosos pero bonitos. El otro era un liguero con medias negras y cachetero del mismo color, de solo imaginar sus piernas deliciosas ahí, sentía que debía correr a casa y ponerle la ropa yo mismo.
Al final pedí que lo envolvieran para regalo, en una caja rosa y un moño negro que lo hacíam ver cómo toda canse de regalo menos ropa interior.

Quince minutos después llegué a su casa sabiendo que no habría nadie como de costumbre, y abrí la puerta para encontrar todo en pleno silencio.

- ¿Cris? ¿Estás aquí? - pregunté subiendo las escaleras. Después escuché un sonido confuso entre un quejido, un jadeo o un gemido. - ¿Cris? ¡¿Cris?! ¡¿Estás bien?!

Corrí a su habitación y abrí la puerta sin tocar antes, la escena que encontré me hizo soltar el regalo que había en mis manos.

En la cama estaba Cris, desnudo, una mano sobre su miembro dándose placer y los dedos de la otra mano en su interior estimulándose. Su boca estaba entreabierta soltando pequeños jadeos, con los ojos cerrados y el cabello pegado a su frente por el sudor. Sentí mi pene reaccionar al instante.
Cris abrió apenas un poco los ojos para mirarme, después miró al suelo donde estaba la caja y continuó con su tarea de marturbarse.

- Feliz.. Ngh...feliz aniversario, ¡ah! - gimió con dificultad haciéndome excitar más y sin detenerse. Yo no podía más que mirar a los dedos en su interior. Yo quería estar dentro de él.

Recogí el regalo del suelo y sin decir nada me acerqué a su lado en la cama para dar un beso sobre su mejilla y hacerlo mirarme para besarlo en la boca.
Era un beso húmedo y sucio, casi tan sucio como todo lo que quería hacerle, y él, gustoso me correspondió.
Si piel estaba caliente y su mirada llena de placer.

ÉxtasisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora