Dulce pecado

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Nota: incluye contenido sexual con un menor de edad. SI NO TE GUSTA NO LEAS Este capítulo tendrá dos perspectivas.

Caín

Hacia dos semanas que había cumplido los 15 y hacia más o menos un año que llevaba pensando sobre mi sexualidad. Puede que pienses que un niño de 15 años no debería preocuparse por eso, pero desde que tuve mi primer experiencia sexual con mi exnovia el sexo era algo que me gustaba bastante, y no sólo eso, si no que me preguntaba lo que sería tener sexo con un chico.

En mi salón iban niños muy guapos, como Alexander, mi mejor amigo, con el que había intercambiado un par de besos diciendo ambos que era para experimentar. Alexander era rubio de ojos azules como yo, pero él era más guapo y era muy varonil, lo era más que yo también. Él tenía 16 porque perdió un año en la escuela cuando se fracturó una pierna. Solía invitarlo a casa de vez en cuando y jugábamos videojuegos y dormíamos juntos, era ahí cuando nos besábamos y al otro día hacíamos de cuenta que no sucedió nada. Yo trataba de convencerlo de que llegáramos a hacer algo más, pero él me decía que no era gay.

Creo que yo tampoco lo soy, porque si no no me gustara ver a las chicas de gimnasia.

- Caín, ¿Escuchaste mi pregunta? - el profesor me había preguntado algo que no escuché por estar viendo a Alexander y estar haciéndole señas. De todos modos sea lo que sea que me haya preguntado estoy seguro que no sé la respuesta. La escuela no me gusta y no es para mí.

- No. No lo escuché, maestro, y aunque lo haya escuchado no sé la respuesta.

Él viejo calvo que daba clase me miró furioso y me saco del salón. Y en realidad no estuvo mal, porque a los pocos minutos salió Alexander diciendo que iba al baño y me pidió que lo acompañara. Ahí me besó otra vez, haciéndome sentar sobre los lavamanos y poniéndose entre mis piernas.

- Eres un chico malo con tus maestros, Caín - me regañó en broma

- Entonces castígame - llevó una mano a mi trasero y me dio una palmada fuerte. Que rico dolía. - ¿Cuando llegaremos a algo más Alexander?

- Ya te dije que no soy gay

- No me importa si lo eres o no, quiero tener sexo como tuve sexo con Nora, pero contigo - no me respondió y volvió a besarme, está vez percibí furia en el gesto.

- Me iré o sino vendrán a buscarme

Esa tarde el profesor calvo mando a llamar a mis padres para decirles que era un mal estudiante y que necesitaba unas clases de regularización si no quería reprobar el año, a lo que ellos le restaron importancia, pues siempre tenían asuntos más importantes en su trabajo.

- Tendrás un maestro particular desde mañana - fue lo único que dijo mi madre cuando íbamos camino a casa, ni siquiera se mostró molesta. Eso era malo, porque entonces ya no tendría la casa sola para estar con Alexander, y nuestros encuentros se reducirían, y a mí me encantaba invitarlo a casa.

Le platiqué sobre la situación a mi amigo y lo tomó casi igual de mal que yo, dijo que era una lastima porque jugar conmigo era algo que disfrutaba mucho. Y no hablaba de los juegos de video.

La tarde siguente el llegar a casa encontré una nota pegada en el refri:

"A las 5 comienzan las clases, Duncan llegará a casa, recíbelo y obedécelo en todo.

ÉxtasisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora