Cadete

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Decidí entrar el colegio militar después de darme cuenta de que no era bueno para hacer nada productivo en una universidad común. No hay nada más que decir.

Había viajado hasta aquí en avión y después de una tonta despedida con mis padres que estaba más que contentos de por fin tenerme lejos de casa.

- Estás en perfecto estado. Deja las maletas ahí, no las necesitaras a menos que traigas algún objeto personal con valor sentimental. - decía el hombre uniformado sentado frente a mi en el escritorio. Era una especie de recepción donde hacían un chequeo general de salud y facultades mentales a todos los que supuestamente habíamos cumplido con los requisitos. Era una oficina pequeña que parecía más un consultorio y conmigo habían dos hombres uniformados, uno me entrevistaba y el otro anotaba mis respuestas en una tabla con hojas.

- Una vez que cruces esa puerta no habrá vuelta atrás - sentenció el hombre en el escritorio - No podrás salir de aquí hasta que sea época de vacaciones, ¿Estás seguro de esto?

- Si - respondí sin dudarlo, porque sabía que si le daba más vueltas al asunto terminaría por arrepentirme

- ¿Si que, cadete?

- Señor, si señor

- Bienvenido cadete, en breve será guiado a su habitación y después llevado a cortar el cabello. A partir de ahora soy su superior.

- Si, señor

- Puede retirarse.

Al cruzar la puerta me encontré más con un espectáculo nudista que con otros soldados o cadetes como esperaba. La "casa" donde me encontraba era donde estaban ubicados los dormitorios y una sala de "recreación y descanso" para después de los entrenamientos, según me habían dicho, y ahí había un montón de chicos de cuerpos atléticos jugando, bebiendo soda y riendo entre ellos, mirándome a mi, una lombriz escuálida a su lado.

- Ésta será tu habitación - me explicó el hombre que me acompaño - todas son habitaciones compartidas así que ya conocerás a tus compañeros de cuarto. Bienvenido, cadete

- Gracias - respondí secamente y traté de calmar mis nervios antes de abrir la puerta y con todas las miradas de los demás chicos en mi espalda. El hombre se fue y entonces entré. Era un cuarto casi del tamaño de mi habitación en casa, pintado de un blanco impecable, con una litera del lado derecho y una cama individual del lado izquierdo, un escritorio al fondo frente a una ventana grande por dónde se colaba el sol y un armario lo suficientemente grande como para guardar la ropa de tres cadetes.

¿Seremos tres?

Había un chico pelirrojo sentado en la cama dándome la espalda y parecía leer algo, pero apenas escuchó el sonido de la puerta abrirse, se levantó y aventó su revista por ahí sonriéndome. Era un chico alto, quizás unos 1 80, de cabello pelirrojo en casquete corto y ojos oliva. Su cuerpo era musculado y bien marcado, lo supe porque la camiseta blanca que vestía estaba bien ceñida a su figura, y su pantalón cargo de militar dejaba ver lo ancho de sus piernas. Lo más cautivador en ese cuerpo de Dios, era la sonrisa perfecta que me dedicaba.

-  Tu debes ser Fabián - dijo llegando hasta donde yo y quedando su imponente figura frente a mi - Bienvenido al colegio militar - dijo cálidamente y me tendió la mano en un gesto de saludo un poco pasado de moda - Yo soy Dimitri, seremos compañeros de habitación hasta que dejemos de ser novatos, jaja

- Jaja, vale, creo que ya todos sabían de mi llegada - respondí sin estar seguro de qué decir

- ¡Si! Es muy fácil que nos enteremos de todo aún aquí dentro, sobre todo cuando se recibe a otro novato... Que descortés, ven, pasa, debes venir casando por el viaje - nos sentamos en la cama y él continuó - Bueno, yo junto con Bástian (Bástian no Bastián) compartiremos habitación, éramos afortunados porque está era la única pieza con dos personas,pero ahora que has llegado somos tres, jaja, que puede hacerse. - luego hizo una pausa ante mi falta de respuesta y nerviosamente continuó de nuevo - puedes descansar ahora, a los nuevos siempre se les da un día o dos para acoplarse y conocer el campus, quizás mañana quieras que te lleve a explorar - sugirió amablemente, contrastando notoriamente su personalidad y su físico

ÉxtasisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora