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"Sucio, sucio Jungkook, estás sucio"

Así se sentía, algo estaba mal con su cerebro que le hacía llorar después de la partida del rubio la mañana siguente de aquel momento, no deseaba nada más que estar solo, el azabache aún podía sentir como sus manos le recorrían con lujuria y le hacía sentir asqueroso, dolía ese camino de besos y líneas borrosas que dejó sobre su piel.

Jungkook jamás fue un fiel seguidor del contacto íntimo con Yoongi, él y el rubio jamás lo habían experimentado, pero con él se sentía mal, doloroso y aterrador hasta cierto punto.

Había pasado el sábado por la mañana y tarde encerrado en casa hasta eso de las siete de la noche cuando Jin llegó para hacerle compañía y alistarse para la fiesta que les aguardaba, ni siquiera recordaba haberle invitado o ponerse de acuerdo con el pelirosa para recibirlo en su casa, el mayor solo estaba allí y eso era mejor que sentirse solo.

"Hey Kook... ¿Todo está bien?" Jin murmuró mientras hacía unas ligeras ondas con la tenaza en los lacios cabellos azabaches, el cuestionado lo miró a través del espejo y asintió ligeramente, hasta cierto punto se sentía estúpido, y comentarle a su amigo lo sucedido no era una elección que le tentase.

El silencio perduró, simplemente no deseaba hablar y Jin entendió ya que no hizo más preguntas solo se dedicó a terminar de arreglarle y maquillarlo, cuando terminó con el azabache el mayor rápidamente comenzó con su rutina mientras Jungkook se cambiaba de ropa, él estaba consciente de que solo necesitaba una cosa y con eso en mente enjugó sus lágrimas.

Con ese pensamiento se abrió paso entre la multitud que había en la fiesta una vez que llegaron, cada vez era más difícil atravesar los cuerpos que se molían al ritmo de la música, él solo quería llegar.

"¡Kookie!" Se sentía bien, estar entre sus brazos, ese era su lugar; se dejó envolver y embriagar por su perfume, lo había extrañado, él era todo lo que quería, lo necesitaba más que nunca.

Se separó solo para observarlo, Taehyung era un hombre sumamente sexy, se veía increíblemente guapo, llevaba unos pantalones de cuero negros ceñidos en ciertas que no dejaban a la imaginación su cuerpo bien dotado, usaba una playera blanca y encima una chaqueta con un montón de parches bordados, en las mangas tenía unas gruesas franjas de color rojo y blanco, usaba unas botas negras oscuras un poco más altas que su tobillo; llevaba delineador negro en los ojos que hacía que su mirada se volviera más pesada, el azabache no se sorprendería que tuviera a más de una persona con la mirada fija en él, por un momento se sintió afortunado.

Jungkook se dejó llevar y aunque se viese ridículo utilizó las puntas de sus pies para impulsarse y estampar sus labios contra los ajenos, lo besó con salvajismo incluso mordía sus labios queriendo demostrar que él era suyo o tal vez para arrancar el rastro de otros labios en los propios, el castaño soltó un ligero quejido que murió en medio del beso, pero contrario a alejarse tomó por la cintura al azabache para acercarle, mientras este enroscó sus brazos alrededor de su cuello.

Se separaron jadeantes, faltos de aliento, Jungkook rápidamente y sin dar explicaciones entrelazó su mano con la del castaño y lo llevó a la cocina donde había un poco menos de gente, Taehyung no preguntó nada, solo se dejó guiar por el menor.

Dentro de la cocina Jungkook soltó la cálida mano del mayor y buscó en los refrigeradores algún refresco, pero no encontró nada, sintiéndose totalmente desesperado.

"¡Maldición!" Murmuró molesto al no encontrar nada que no tuviese alcohol en la cocina, Taehyung que se había quedado en la entrada de la cocina recargado en un muro le miraba con una ceja alzada, Jungkook abatido recargó sus brazos en el mesón de la cocina.

A solo segundos - VkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora