CAPÍTULO VI

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✞︎Capítulo VI: Un roce de labios.✞︎

✞︎Clo.✞︎

✞︎Veintiocho de diciembre.✞︎

El cielo está nublado, no hay un mínimo rastro del sol y eso me gusta. El viendo azota contra mi cara y revoletea mi cabello recogido. El frio se adentra en la holgada camiseta erizándome la piel, de suerte que me puse un sujetador deportivo.

— ¿Están preparados para su nuevo entrenamiento? —dijo la Dra. Micus con un entusiasmo demasiado fingido.

El resto respondió de manera amable mientras yo solo sonreí en respuesta envolviendo mis brazos en mi cuerpo para poder entrar en calor. Al parecer cambiaron de idea al querer entrenarnos en el área médica, está bien lo entiendo, desconozco las razones pero ¿Por qué sacarnos al patio en donde está nevando y se me está congelando el culo?

Lo peor de esto es que los separan por niveles, si como lo oyes, al entrar a Glorioso Infierno te obligan a hacer algún tipo de servicio militar pero con magia al que le llaman Intisum, los estudios y entrenamiento duran como máximo dos años en los que vas ascendiendo de nivel. Justo ahora me encontraba con un grupo que estaba en su último nivel.

Sí, yo que hace tres días, como mucho, he llegado estoy en el último nivel. Imagínense el desastre que haré.

¿Qué fue lo que hice para merecer semejante tortura?

Pero señoras y señores eso no es todo lo malo del día, eso que he despertado hace dos horas, ¿saben que fue lo que encontré a mi lado esta mañana al despertar? Nada, absolutamente nada.

Dormí con las esperanzas de abrir los ojos y estar en sus brazos. ¡Qué crédula! La parte de su cama estaba sin una arruga, lo que significa que no durmió conmigo. ¿Por qué? ¿En dónde se metió toda la noche?

Para mejorar las cosas, cuando le pregunté a Yekun, quien me fue a buscar esta mañana, sobre su paradero solo dijo:—La mayoría del tiempo él siempre está ocupado.

—Samael será su entrenador por el resto de esta semana—apunta al ser de cabellera blanca que habló con Yekun el día que fuimos al bosque de almas— mientras Suzuki vuelve de un viaje inesperado. Ahora vayan y saluden—nos hace seña con las manos—. Shuu shuu, largo.

Ni que fuéramos perro.

Dejamos atrás a Micus y nos concentramos en el tal Samael quien le da indicaciónes al grupo superior. Se ven jodidamente intimidantes, la mayoría aquí porta gran altura y cuerpo tonificado. Se preparan para una de las guerras más sangrientas. Eso es verdad, pero igual me cohíbe saber que soy débil a comparación de ellos en todos los aspectos.

Además de lo ya nombrado, hay otra característica muy importante que poseen los habitantes, al principio me costó verlo en todos pero abriendo mi mente y leyendo me di cuenta que la belleza es lo que los une.

No importa como luzcas, cada ser es hermoso a tal grado que te puede cegar. Aun no sé por qué no estoy afectada por esa cualidad, pero supongo que en la operación debieron cambiar demasiadas cosas.

La mayoría de aquí poseen el mismo tipo de belleza, pero a la vez no poseen las mismas peculiaridades. Un claro ejemplo serían las Dras. Micus y Euríale, ambas son completamente diferentes y son de diferentes especies pero aun así, si tuviera un medidor de belleza, son iguales en cantidad.

Pero creo que funciona con el rango de poder que tiene cada uno, ya que aún no encuentro a nadie que tenga el mismo nivel de belleza de Lucifer. Por más que intente encontrarle un igual, él vaya por donde vaya siempre va a destacar más que los demás.

Dluxiumstor (Glorioso Infierno I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora