CAPÍTULO VIII

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✞︎Capítulo VIII: Amigos y alcohol.✞︎

✞︎Clo.✞︎

✞︎Treinta y uno de diciembre.✞︎

Como algo ligero para tomar mi dosis de Libicessa, según Tamiel mejora mi ánimo, reduce el estrés, pereza, ansiedad y le de comer a mi energía, sinceramente me siento igual de mierda que siempre. 

Hago la rutina que he seguido estos días y me siento como si estuviera en casa, solo que con más ganas de desaparecer. Viajé a otro planeta para sentirme igual, menuda porquería.

Preparo la tina, hecho los ingredientes que me dicta Kay. Sí, soy tan inútil que no se preparar un baño. Me adentro apoyando los brazos en los bordes creyendo que será la cosa más fabulosa del mundo pero simplemente es agua con burbujas.

Mi mente ha estado en otra parte rebobinando las palabras del viejo barbudo desde que llegue al apartamento. Entiendo que mirar a los ojos a Shasha fue descabellado y complejo, pero siento que solo fue coincidencia. Magnus insistió en que no era así, me dio tiempo para pensarlo y charlarlo con un amigo...

El problema es que en estos momentos no tengo a nadie, un pajarillo de metal y un dispositivo inteligente con altavoz no cuentan. Estuvo la idea de llamar a Lucifer pero no ha intentado ponerse al contacto conmigo y yo no insistiré. Se supone que una relación es de a dos, si él no me busca es porque está ocupado... o con otra. En estos instantes su presencia me vale un comino.

Un poco más y terminas quejándote de los átomos.

—Kay, pon algo porno—necesito mejorar mi ánimo como sea.

No habla, solo proyecta el holograma mostrando una actriz con disfraz de colegiala. Claro, siempre sexualizando a menores.

— ¿Esto es placentero? —frunzo el ceño viendo como de la nada le empieza a  hacer una felación al que supuestamente es el profesor.

Se supone.

—Sácalo —toco entre mis piernas, completamente seca. Lo único que me estimulaba era leer libros eróticos pero no tengo ganas de eso.

Froto mi clítoris tratando de sentir algo pero solo me da pereza. Lloriqueo y ya no sé por qué hago berrinche. Necesito que me abracen. Intento relajarme limpiando mis piernas, necesito paz pero en mi mente es atacada con la proposición de Magnus, la distancia de Lucifer, el beso con Helga y la noche de año nuevo con Alas.

Podría también estar preocupada por encontrarme en el infierno pero siendo sincera no me sorprende. Tengo un concepto de que solo las personas arrogantes son capaces de creer que la tierra es el único planeta con vida, es ridículo y egocéntrico pensar que somos los únicos. 

—Kay ¿tu perdonarías que tu pareja se besara con otra persona? —necesito hablar con alguien de esto y me vale si es una máquina.

Soy un sistema de inteligencia programado para no sentir ni tener pareja, pero según varias encuestas la respuesta es sí, dependiendo de la situación y el arrepentimiento.

Suertuda.

— ¿Y si ella también es mujer?

Según los registros de seres humanos que tengo; la infidelidad también cuenta si son mujeres, no hay diferencia entre que tu hombre se bese con una chica a que tú lo hagas con otra ¿verdad? —Me irrita que hable de los humanos como si fuéramos un experimento o niños de preescolar—. El creer lo contrario se le denomina lesbofobia.

Lo sé. Solo espero que Lucifer no se lo tome a mal.

Salgo de la tina, Kay se ocupada de drenar el agua, es tan inteligente que controla todo el apartamento, es genial y espeluznante.

Dluxiumstor (Glorioso Infierno I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora