3. Muy bonita la tirita de girasoles

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Como bien os he informado por Instagram, hoy tenéis doble capítulo💖

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a r i z o n a

El campus de la universidad era gigante y precioso. Tenía un muy buen sentido de la orientación, así que sabía que no iba a perderme a pesar de su amplitud y numerosos edificios en él. Tenía bien localizada la facultad de periodismo, el edificio de administración, la biblioteca y la cafetería, que eran las únicas estancias que iba a pisar.

Era mi primer día, así que no sabía qué esperarme. No conocía a absolutamente nadie y, a pesar de que era una persona bastante sociable, me daba miedo que alguna de esas personas supiera de mi vídeo. Sabía que era muy complicado, pero era incapaz de disipar ese miedo.

Lo primero que hice cuando llegué fue ir a hablar con mi tutor, ya que todos los estudiantes tenían un tutor que le resolviera dudas, le aconsejara y de más. Tras acabar con la charla, fui a mi primera clase, la cual pasó bastante rápida a pesar de ser de dos horas enteras sin descanso alguno.

La segunda clase, la de redacción periodística, estaba en la otra punta del edificio, así que fui prácticamente corriendo.

«Nota para la futura Arizona: no te pongas tacones caros para venir a la universidad, si se rompen no solo te dolerá el pie, sino también el corazón.»

Llegué a la clase por los pelos y fui a sentarme al lado de la ventana, en una de las filas de la mitad. El chico que tenía delante se giró al escuchar que retiraba la silla y no pude evitar soltar un suspiro.

Loyd.

Me cago en...

―¿Qué haces aquí? ―le pregunté por lo bajo.

―Estudiamos la misma carrera, cariño. Compartiremos, como mínimo, las clases obligatorias.

Ay, madre.

No me sentía cómoda en la presencia de Loyd. Había estado toda la semana pensando en él. No de una forma amorosa o sentimental, sino de forma temerosa. Él era amigos de muchas de las personas de la universidad a la que yo iba y sabía casi con seguridad que sabría lo mío. Y eso me aterraba. Lo veía capaz de decírselo a alguien y yo no estaba preparada para afrontarlo.

―Loyd ―dijo la voz de una chica.

Levanté la mirada y vi a una chica que ya había visto en mi clase anterior. Alta, muy rubia y muy guapa.

―Hola, guapa ―le dijo Loyd mientras retiraba la silla de su lado para que la chica se sentara.

Ésta lo hizo, agarró la camiseta de Loyd y se acercó para dejar un beso en su mejilla, muy cerca de sus labios.

Yuj.

La clase, por mi mala suerte, pasó horriblemente lenta y eso que era una asignatura que yo disfrutaba bastante normalmente. Quizás se me hizo tan tediosa por culpa de la calentura que llevaban encima la chica rubia y el tonto del bote de Loyd, que estuvieron susurrándose guarradas toda la hora.

Tras esa tediosa clase, miré mi horario y vi que tenía un descanso de media hora, así que decidí salir de la facultad y darme una vuelta por los jardines. Quizás incluso iría a la cafetería a por un café.

Mientras bajaba por las escaleras del tercer al segundo piso, divisé algo en el pasillo del segundo piso. Un chico cayó al suelo. Estaba completamente solo.

―Ay, madre ―murmuré.

Me acerqué casi corriendo y me encontré con el mismo chico que había visto el día anterior en el edificio. Era rubio, alto y fuerte. Muy mono, cabe decir.

LOYD © (DISPONIBLE EN AMAZON)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora