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La lluvia caía afuera con fuerza, era muy raro en esta época del año. JeongIn, sentando en su cama, recortaba algunas imágenes sobre los medios de transporte y de comunicación que presentaria para la clase de los niños mañana.
Llevaba tres días sin hablar con Chan, sólo contestaba con monosílabos, o hablaba cuando en verdad era necesario. Al parecer, MinHo ya había notado la actitud del más bajo, pensaba que eran las hormonas del embarazo y lo dejaba, para no molestarlo.
El azabache entró a la habitación que compartía con JeongIn, algo apurado. El castaño dejó su trabajo manual y se fijó en los movimientos del otro.
Chan revisaba el armario, revolviendo su propia ropa, murmurando cosas que ni él mismo entendía, Chan comenzaba a desesperarse, jestaba revolviendo toda su ropa! Y claro, Chan no movería ni un dedo para arreglarlo.
- Channie, Channie, Channie -Le habló y el ojiverde parecia no escuchar. - ¡Christopher! Gritó. Ahora si volteó.
- Oh, hola, Innie.
Saludó sonriente, como si hace unos segundos no haya estado revolviendo el armario completo.
- ¿Qué hacías? -Preguntó el castaño cortante, volviendo a su tarea de cortar y pegar.
- Hmm, buscando cosas -Contestó con simpleza.
- ¿Y para eso tenías que revolver todo? Chan, puedes preguntar, y lo sabes -Dijo con el mismo tono de voz antes usado.
- Si pero, uh, no sé si... -Dijo nerviosamente.
- Sólo dilo, por Dios -Rodó los ojos.
- Hmm, okay... tu sabes... ¿Tu sabes dónde está la última caja de condones que compré?
El castaño lo volteó a ver desconectado, ¿Para que carajo queria su novio una caja de condones?
- ¿Para qué o qué..?
- Bueno, verás.. Hoy MinHo me habló, y dijo que queria hacerle una broma a Felix, de poner condones inflados y llenos de cosas raras en su auto -Explicó, sentándose a un lado de JeongIn, éste sonrió ante la loca idea de su amigo y asintió, comprendiendo.
- Están en el baño, detrás de las pastillas.
- Gracias, cielo -El pelinegro se acercó al castaño y besó ruidosamente su mejilla. JeongIn sonrió tontamente, se regañó mentalmente, no, no deberia de sonreir, estaba enojado con Chan.
Su novio fue directamente al baño, después de tomar todo se asomó por la puerta para avisar que saldría un rato a hacer tal broma con MinHo.
JeongIn suspira, toca su panza abultada, arregla los anteojos de pasta gruesa y negra, pensando en que otra vez se quedó sólo.
El teléfono fijo comenzó a sonar, con toda la pesadez del universo se paró, bajó las escaleras y contestó.
