✿🍃 𝙲𝚑𝚊𝚙𝚝𝚎𝚛 𝙴𝚕𝚎𝚟𝚎𝚗.

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El almuerzo con los chicos no estaba siendo para nada agradable, se sentía la tensión entre JeongIn y JaeMin, el pelinegro aun no etendia por que su novio sentia tantos celos del peliazul

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El almuerzo con los chicos no estaba siendo para nada agradable, se sentía la tensión entre JeongIn y JaeMin, el pelinegro aun no etendia por que su novio sentia tantos celos del peliazul. El se iria en una corta semana, después de eso volverían a ser Chan y JeongIn, claro más él pequeño creciendo dentro de su amando novio.

Todos comian concetrados, con la vista en sus platos sin decir una palabra, el único sonido proveniente de la mesa era el de los cubiertos al chocar con los platos de porcelana.

— Y dime, Chan... ¿Cómo estuvo Londres? —Preguntó Felix, para iniciar una conversación y tal vez así, eliminar la tensión casi palpable.

— Agradable —Sonrió. — Pero no volvería a ir, a menos que vaya JeongIn.

— Oh, bueno, entonces dices que JaeMin trabajaba en la misma área que tu? —Siguió cuestionando a la vez que cortaba un pedazo de su carne marinada y se la llevaba a la boca. JeongIn rodó los ojos al escuchar tal nombre, para todos estaba claro de que aquel muchacho no era para nada de su agrado.

— Si, prácticamente yo era su jefe —Se burló JaeMin y rió.

— ¡No digas eso! Se supone que nadie debería saberlo —Negó riendo. Chan en verdad se divertía hablando con su amigo nuevo.

El pequeño castaño suspiró sonoramente llamando la atención del pelinegro.

— ¿Pasa algo, amor? Te sientes mal? —Chan volteó a verlo con cierta preocupación, el menor negó con una pequeña sonrisa. El más alto se acercó a su cara y beso su mejilla castamente repetidas veces, causando en JeongIn una riilla infantil —Termina de comer, quiero ir acasa a descansar -ordenó a su novio.

— Chan —Susurró JeongIn cerca de su oído, el nombrado volteó levemente y alzó las cejas, dándole a entender que tenía toda su atención. —El jueves tengo una cita con el doctor, quería saber si... ¿Quiéres venir conmigo?

A Chan se le iluminó la cara, claro que quería ir, de ahora en adelante no se perdería ni una sola oportunidad de ver a su bebé.

— Claro que sí, amor —Asentia y sonreía efusivamente, su alegria era notoria.

JeongIn picó uno de sus hoyuelos con su dedito y rió.

— Perfecto.

Se re-acomodó en su asiento para seguir comiendo. Se sentia feliz, seguro y tranquilo de tener a Chan ahí a su lado, le gustaba su presencia, le hacía sentir cálido por más que estuviera lejos. Con el simple hecho de saber que su novio estaba en la misma habitación que él lo ponia alegre y de buen humor.

JeongIn suspiró, comiendo y pensando en su bebé, ya quería saber si sería niño o niña, quería tener su pancita abultada y que Chan lo mimara todo el tiempo sin chistar, el menor estaba muy seguro de que el más alto lo haría con gusto.

Minho fue el primero en terminar su almuerzo, dejó el dinero necesario para pagar y dar un poco de propina y sin más, salió del establecimiento dejando a cuatro chicos confundidos y uno triste y cabizbajo. Decidieron no darle importancia, y tampoco es que lo vayan a dejar pasar, pero esperarían a que el diga cual es su preocupación.

Preocupación la cual sólo JeongIn estaba enterado.

— Bien, nos vamos, adiós —Se despidieron todos parándose ya pagando la cuenta, dejando una jugosa propina para el mesero.

Chan manejó nuevamente, ésta vez se dirigió a la casa del castaño. En ese mismo instante recordó que no contaba con muchas cosas ahí, pronto se iba a ver obligado de pasar unas cuantas sas hasta ahí.

— ¿Cómo se conocieron? —JaeMin sentando en la parte trasera del auto, preguntó.

El castaño recordando la loca noche que conoció a Chan, sonrió.

— En la comisaría —Contestó JeongIn, sereno.

— Inusual, Ioco —Rió. ¿Cuánto llevan saliendo? Chan me ha comentando que no mucho.

— Estamos yendo por los cuatro meses, algo así —Chan asintió con la cabeza, viendo por el espejo retrovisor a JaeMin y sonriéndole.

— No es tan poco, cuatro meses es muy bueno —Le devolvió la sonrisa a Chan. — ¿Cómo vas con tu embarazo, Innie?

— JeongIn —Corrigió. —Hasta ahora bien, no he tenido molestias.

— Asombroso... —No volvió a hablar en todo el camino, JeongIn pareció agradecido con eso.

No es que odiaran a JaeMin, pero había algo que no le hacía confiar del todo en él. JeongIn no era una persona prejuiciosa, claro que no, sólo que sentía que algo iba mal con el amigo de Chan. No desconfiaba ni un poco el pelinegro, de JaeMin si.

El menor suspiró relajado, se sentía bien llegar a casa. Chan le mostró al inquilino la habitación que ocuparía el tiempo que tardaría ahí, dijo que era agradable y mejor de lo que esperaba.

Al entrar al cuarto que -ahora- compartía con JeongIn, escucho el sonido de la regadera prendida. Su novio de estaba dando una ducha, y él como buen ciudadano que ahorra agua, se unió a él. Quitó su ropa completamente sin hacer mucho ruido, corrió la cortina de baño azul con franjas verdes y entró.

Puso los brazo alrededor de las caderas de JeongIn, quien primero se vio asustado, después de darse cuenta quien era se relajó y apoyó su cabeza con cabellera castaña en el hombro del otro.

Chan acariciaba el vientre de JeongIn, besando a lo largo de su cuello y hombro, no era nada sexual, sólo aprovechaba y disfrutaba ese momento acompañado de la persona que más quería.

— Ya quiero verte con tu pancita —Dijo bajito en el oído de JeongIn, haciéndolo sonreír.

— ¿Seguro? Estás a tiempo de arrepentirte —Bromeó, volteándose para quedar cara a cara con el pelinegro.

— Sabes que jamás haría eso —Comentó, regalándole a su novio en tiermo beso esquimal. Besó sus labios pausadamente, acariciando a lo largo de su espalda hasta su trasero.

Le gustaba sentir cerca a JeongIn, demasiado cerca, a decir verdad. Tenerlo entre sus brazos, suspirando por los cálidos besos y abrazos que le brindaba a su pequeño.

— Es hora de salir, no queremos que te enfermes, nene  la mano, alcanzando la llave y lestiró a cerró. Buscó unas toallas blancas en los cajones debajo del lavamanos y envolvió en ellas a JeongIn como si de un recién nacido se tratase, él se enrolló una en la cadera y con mucho cuidado ayudó a JeongIn a salir para que no cayera.

— Eres muy dulce, Channie —Dijo una vez ya cambiado y acurrucado con su chico.

— Todo por mis bebés —Besó los labios de JeongIn, suspirando por el dulce sabor a casa que tenían. Cuanto lo había extrañando...

 Cuanto lo había extrañando

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ʙᴀʙɪᴇs ғᴏʀ ᴊᴇᴏɴɢɪɴ / ᚒ໑᮫۫ຳེ᳕ᴄʜᴀɴɪɴ༣᮫ࣤᤳᚒ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora