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Lee Rosseane, 4 años de edad.
La pequeña Rossie, sentada en los escalones de la casa de su papá HyunJin, pensaba un poco sobre la relación de sus padres. No le gustaba que no estuvieran juntos, ella quería que sean como su tío Innie y Channie -como MinHo le decía, quería que se amaran y dieran besitos de piquito, que se dijeran cuanto se quieren y que durmieran juntos en una habitación sólo para ellos. Pero para su suerte, tristemente no era asi.
También creía que si sus papis eran felices estando separados, estaba bien para ella. Aunque, si lo pensabamejor, papá HyunJin no se notaba muy feliz. Rosseane sabía sobre que él salía con muchas personas diferentes ella pensaba que su papá no estaba contento. Pues, si buscaba a mucha gente significaba que necesitaba a alguien para ser feliz, en cambio su papi MinHo no. ÉI no tenía a nadie y lucía verdaderamente feliz, sonriendo casi todo el tiempo.
Fastidiada del tema, subió a su habitación a jugar un poco con sus juguetes, sus padres estaban discutiendo en la cocina como ya era costumbre. Bufando, abrió la puerta morada con un colgante que decía "Queen Rossie" de letras deformes, un letrero claramente hecho por ella misma, con mucha brillantina rosa y detalles dorados.
Al cabo de un rato, MinHo entró por aquella puerta con una sonrisa torcida, la niña, al notarlo de sonrió de igual manera, sabia que era hora de irse.
— Hola, nena —Habló, caminando hacia ella para por último, sentarse en la cama de la niña.
— Hola papi, ¿juegas? —Cuestionó, esperando que su padre aceptara. Quería que se quedara un poco más.
— No puedo, amor. En la noche vendré a verte para cenar ¿si?
— iSi, si! Y podremos ir a McDonalds! —Alzó los brazos, notablemente feliz.
— No creo que a HyunJin le guste —Hizo una mueca. — Pero no tiene que enterarse —Susurró cerca de ella.
— Muy tarde, me he enterado ya —Dijo el Rubio. HyunJin estaba parado en la puerta de la habitación, con los brazos cruzado y expresión neutra. Que más quisiera él que ir junto a ellos y abrazarlos, decirles que lo hacían muy feliz. Pedirle a MinHo que no se fuera, que se quedara y por la noche que salieran los tres juntos a cenar. Pero no, él no daría el primer paso. — Es hora de irse MinHo. Rosseane necesita tomar una siesta.
— No es verdad, no quiero dormir. Quiero que papi se quede conmigo.
— No, cariño. No seas así con HyunJin. Te dije que vendré en la noche por ti. —MinHo abrazó a su hija en modo de despedida.
Rosseane asintió y besó la mejilla de MinHo. No le gustaba que su padre sea así con su papi. El siempre hacia que MimHo se fuera rápido de su casa o le decía que ella se encontraba muy enferma como para salir a dar un paseo, cuando no, ella se sentía mejor que nunca y con muchas ganas de ver a su papi.
