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—Ya ves, no tanto como a ti.—Dijo guiñándome un ojo y luego alejándose. 

Me puse el sujetador y luego comencé a abrocharme la blusa, me giré para estar mas segura de que si alguien entrara nada me viera, y fue cuando pude ver como había quedado la penosa cocina. Cuando termine con la camisa comencé a recoger lo que pude y colocarlo sobre la mesa

—Podría decir que intentaba hacer una receta imposible si Simon entraba a la cocina.—pensé 

Mientras miraba que incluso harina estaba esparcida por el suelo, pero cuando descubrí que el cristal estallado era nada más y nada menos que el bote de mermelada, me mordí el labio por el fuego que recorría mi cuerpo y mirando que nadie viniese metí un dedo en la mermelada y me lo lleve a la boca.

Estaba sabrosa, era como pipas, si comía no podía parar. Entonces volví a meter en el dedo en lo que quedaba del tarro, pero antes de que me lo llevase a la boca, él apareció como un ángel, como un sueño y saboreo mi dedo con descaro.

—Mi madre tiene sed y no podía dejarla venir.

—¿Por eso me lames el dedo?.—Pregunté, mientras me sacudía la harina de las manos mientras él me daba la espalda y buscaba agua en la nevera.

—Vaya mujer que tengo, la egoísta que no comparte con su marido ni un poco de mermelada.

—¿Perdona?.—Dije cruzandome de brazos él se dio la vuelta con el vaso y ya la jarra en la mano, se acercó a mi y beso mi frente.

—Te quiero

—Si claro.—Dije sin mirarle.

—¿Te enfadaste?.—Negué sin mirarlo.—Dios, por esto me case contigo, es como ser joven tenga la edad que tenga.

—¿Me estas llamando niña?.—Dije bromeando. Él se acercó besando mis labios a los que no me pude negar.

—La niña de mis ojos, solo mía, siempre haz sido mía y siempre lo serás, mi amor.—Dijo con dulzura luego se esfumó de la cocina.

Era las palabras más hermosas que me habían dicho algún chico.

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Desde aquel día Chris y yo habíamos estado algo distanciados, su madre llegó con la noticia de que Anya había dado a luz y Chris pasaba más rato ayudando a su casi hermano Zabdiel, y en parte era bueno que no estuviera en casa, pero en la mayoría llegaba cansado y eso no me gustaba.

Yo quería estar con él y solo me tocaba estar con Simon preparando las comidas diarias y yendo al hospital para visitar a Anya. Lo peor era cuando todos empezaban a recordar y yo me quedaba en silencio intentando evadir el tema.

Esta mañana Chris no se había levantado temprano como de costumbre, lo deje descansar, estaba dispuesta a levantarme pero algo me lo impidió...

—¿A dónde vas? -Preguntó Chris con la voz adormilada tirando de mi mano, impidiendo que saliera de la cama. 

—A prepararme para cuando venga tu madre.

—No vendrá.

Careful what you wish 1 ᶜʰʳⁱˢᵗᵒᵖʰᵉʳ ᵛᵉˡᵉᶻDonde viven las historias. Descúbrelo ahora