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La mesa con copas medio vacías, platos con resto de comida, la chimenea aún encendida y nadie que se percatase de ellos. Sus anteriores ocupantes ya no estaban ahí para ver aquello, ni nada que ocurriese ahí.

Ellos estaban en una habitación con más pétalos que formaban un corazón en el suelo, y en la cama, antes de que ellos cayesen con sus besos y caricias, un "Te amo".

>>>

Uno recorría el cuerpo del otro con deseo y excitación, hacía más calor allí que donde estaba la chimenea. El silencio reinaba alrededor de ellos, salvo por el viento batallar contra los cristales de las ventanas que dejaban ver aquel hermoso campo, pero pronto empezó a interrumpirse por los jadeos y gemidos de ambos.

La pasión los abrazaba y les impedía detenerse, el se deshizo de la ropa de ella y ella de la de él con más lentitud que la vez anterior, y es que los dos sentían que aquella vez debía ser algo más importantes que las típicas veces.

Ella lo miró y pudo ver la dulzura de aquellos ojos color miel que le recordaban al chico que aparecía en Internet y que siempre le sacaba los suspiros desde el fondo de su corazón. 

—Te amo.—dijo él sobre sus labios. Ella le acarició de manera tierna el cabello.—Te amo.—él besó sus labios y se entregó a ella con amor y pasión. Él sabía que ella era la mujer de su vida y que lo amaba

Aquella noche hicieron el amor incontables veces como si dos o tres no les saciara para que a las tantas horas de la mañana quedaran profundamente dormidos.

Cuando Christopher vió como su mujer comenzaba a cerrar los ojos que le daban la vida, se acomodo a su lado y ella se recostó en su pecho, sintiendo que aquello era mejor que su almohada habitual. Luego Christopher subió la sábana blanca y fina para ocultar sus cuerpos.

A la mañana siguiente, ella estaba completamente sobre él con el rostro hacia un lado. Christopher besó su frente con ternura y creyó que estaba despierta. Al sentir unos leves golpecitos en su abdomen bajo sonrió pícaramente, y la acaricio el rostro. Los golpes empezaron a ser más duros dentro de lo que cabe y la joven no se movía. A Christopher le comenzó a incomodar. 

—Mi amor para.—se quejo suavemente.

—Mmm...—Gimió ella moviendo el brazo aferrándose más a él.

Fue entonces cuando Christopher observó que ella no podía estarle dando en abdomen si tenía los brazos por el pecho de él, bajó su cabeza.

Su rostro se iluminó y su mirada igual, aquellos golpes no provenían de ____ exactamente, provenían de aquel que se mantenía dentro de ella. Él se movió un poco y ella quedó boca arriba. Con delicadeza y sumo cuidado colocó su mano sobre la abultada pancita que su mujer tenía, y como había supuesto, aquellos golpecitos eran de su futuro hijo, que ya deseaba salir.

____ parpadeó y divisó a Christopher con una sonrisa luminosa tocando su vientre.

—¿Qué haces?.—Dijo con voz apagada y adormilada.

Él solo la cayó y llevó la mano de ella hasta su barriga.

La joven no sabia que hacer, era una sensación increíble.

—Le gustas más que yo.

—¿Qué?.—Dijo confusa.

—Haz puesto la mano y ha pateado aún más fuerte

—Será que sale tan fuerte como tú...

—No sé por qué tu manía de no saber hasta el final si es niña o niño, así nunca le puedo decir ¿Cómo estás, campeón? o ¿Qué tal está, mi princesa?

Ella lo miró con ternura. Realmente le gustaría saber que sexo tiene a ella también, pero ni siquiera sabía que estaba embarazada hasta hace unas semanas atrás.

—Yo creo que es niña.—Dijo Aidan.

—¿Y eso por qué?

—Porque tenemos ya a un niño y porque quiero una niña.

—Es una buena respuesta.—rió ella.

—¿Cómo la llamaríamos si acierto?.—preguntó colocando su oído en el vientre de ella, ella sintió ternura al verlo así sin hacer fuerza sobre de ella.

—¿Cual te gustaría a ti?

—Venus

—¿Y por qué ese nombre?.—Dijo arrugando la cara. Él la miró y besó sus labios, el beso de los buenos días.

—Tú le pusiste a Simon

—Pero no es feo

—Claro que no, mientras lo hallas hecho pensando en tu padre.—el rió.—además si es hija nuestra le quedara bien cualquiera.

—No me convence

—Da igual _____, Venus y punto

—De acuerdo.—Dijo sonriendo y él la besó a la vez que rodaba sobre de ella intentando no aplastarla, quedando finalmente ella sobre de él.

—Buenos días, señora Vélez.—sonrio

—Buenos días, mi amor.—Dijo ella con necesidad y sin inseguridad. Él sonrió ampliamente ante su aceptación, deseaba ese "Mi amor" desde que la había visto llorar con el portafotos de la boda en las manos, jurando que no recordaba nada de su amor ni de nada.

>>>

Los días pasaron tan rápido que ______ dejó de contarlos. Hasta que llegaron a meses y su parto se acercaba. Estaba mucho más llenita, Christopher siempre la veía con ojos de ternura y le robaba miles de besos.

La vida allí había dejado de ser un sueño para ella, llevaba ya tiempo y se había acostumbrado, amaba a su hijo y realmente podía decir lo mismo refiriéndose a Christopher. Claro que de una manera mucho más apasionante.

Era domingo y como semanas atrás habían planeado Christopher, Simon, el bebé en camino y _____, iban de camino a la casa de Anya para una cena familiar.

Al llegar allí supieron que eran los últimos, pero tenían la excusa de que a la joven le empezaba a costar caminar con todo su peso.

Fue una cena movida, charlas, anécdotas, muchos saludos ya que Anya y su esposo estaban mucho de viaje y se les veía poco. Y al fin y al cabo las cenas, comidas, desayunos o cualquier otra comida en familia era importante y necesaria, ya que a todos les hacía sentir unidos a pesar de la distancia.

—Yo digo que lo tendrá esta semana.—comento Anya.

—Yo creo que dentro de dos semanas.—Decían uno y otro discutiendo la fecha de el parto de la joven ___.

Lástima que ninguno acertó, pues mientras todos reían y seguían hablando, ella comenzaba a sentir un dolor insoportable bajo el vientre y luego; las piernas empapadas.

Primero se asustó, luego la vista se le nublo y dejo de pensar. Se agarró con fuerza el vientre queriendo que aquella sensación despareciera pero cada vez era peor.

Entonces Christopher, que echaba de menos la voz de su mujer perfecta la miró y vio como está completamente llena de sudor y sus ojos cerrados. Sus labios fruncidos demostraban su fuerza.

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Careful what you wish 1 ᶜʰʳⁱˢᵗᵒᵖʰᵉʳ ᵛᵉˡᵉᶻDonde viven las historias. Descúbrelo ahora