12. Apunta y dispara

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"La fantasía abandonada por la razón produce monstruos imposibles", — Francisco Goya.



La oscuridad en su mirada siempre lograba paralizarla, era como si le robase el aliento, atacaba a su corazón sin piedad y terminaba con su calma hasta hacerla suplicar. Aun cuando trataba de apartar la sensación nauseabunda de su pecho sabía que no había otro camino, no existía una solución; solo debía aceptarlo hasta acostumbrarse.

—Calma — susurró aferrándose a la cobija —, solo mantén la calma.

La monstruosidad de sus actos prometía terminar consigo en cuestión de segundos; pero también anhelaban tomar forma y atacar sus deseos hasta convertirla en lo que necesitaba para sobrevivir.

Después de todo, obtuvo lo que deseaba.

Un cambio.

Cerró los ojos recordando sus palabras.

Fijar la mirada, Charlie...

Aún podía escuchar sus pasos, la madera crujir y su corazón taladrar en su pecho sin piedad. Era como si estuviesen frente a frente.

—Fijar la mirada, Charlie, no lo olvides — repitió sus palabras. Aun cuando eran como fuego que corría por sus venas, serían el bálsamo a para sus heridas — Una respiración a la vez, una-

Podía escuchar su respiración agitada y el cantar del viento ante tanto silencio. En su mente aún tenía su imagen, sus manos alrededor de su cuello, su gran sonrisa, podía sentir su respiración quemar la piel de su cuello...

Agitó el rostro tratando de apartar la imagen de su mente.

Solo era una pesadilla, nada más que eso.

No podía caer.

—Solo fue un sueño, nada más que eso... — salió de la cama dispuesta a tomar una ducha con agua fría.

No podía perder la cordura una vez más, perderla significaría caer y no estaba dispuesta a ello. Se había repetido una en infinitas ocasiones que aquellas pesadillas no tenían significado alguno, sentirse temerosa por su voz y cada recuerdo solo drenaban la paz que su mente necesitaba cuando lo único que necesitaba era concentrarse en el desastroso presente que, sin duda alguna, también buscaba destruirla.

Suspiró bajo el abrigo de sus pensamientos fuera de sí.

Dejó que el agua fría acariciara su piel hasta adormecerla. Justo allí, con la cabeza apoyada a la baldosa fría y bajo el recuerdo de sus manos alrededor de su cuello, cerró los ojos deseando desaparecer el rastro de su toque. Sentir su presencia tan cerca aun cuando estaba en un lugar seguro le arrebataba el aliento hasta dejarla inmóvil.

La fascinación en su mirada era la respuesta a sus deseos y no podía ser uno de ellos; debía ser el resultado opuesto. Sin embargo, ¿por qué sentía que su existencia cumplía la lista de sus más oscuros deseos?

Agarró su cabello y tiró de él hasta sentir dolor.

Debía encontrar un objetivo para no caer y aferrarse al más mínimo anhelo para continuar. Aunque su mente tratara de acabar y jugar con los latidos de su corazón hasta dejarla sin aliento tenía la opción de tomar la decisión que creía correcta.

Ante tanta incoherencia en su memoria debía encontrar el recuerdo correcto.

—Un objetivo, Charlie — jadeó abrazándose a su cuerpo angustiado por la sensación del agua fría. — S-solo-

|La sangre en sus manos|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora