capítulo dos

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capítulo dos: despertar

capítulo dos: despertar

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johnny


se escuchaba el crujir del fuego incinerar la leña dentro de la chimenea, el calor que ésta transmitía se extendía por la habitación.

habían dos sofá frente a ella, ambos de color rojo. la chica morena se encontraba en uno de ellos, con un libro viejo sobre sus manos. me daba la espalda, tal vez aún no notaba mi presencia en el lugar.

la yema de su dedo índice se extendía por el borde de la siguiente hoja, esperando a que terminará de leer para pasarla. subía y bajaba de manera lenta, el sonido del papel era tenue y casi se veía ocultado debajo de aquel que provocaba la chimenea, sin embargo, para mí era fácil percibirlo.

-florencia. -la llamé temblando, pareció tomar un segundo antes de apartar sus ojos del libro y otro segundo más para centrarlos en los míos. dudo un poco pero sonrió cortamente, apenas perceptible en sus finos labios pero eso fue más que suficiente para dar un vuelvo a mi corazón.

tenía la sonrisa más legítima que mis ojos habían visto.

camine a pasos lentos hasta encontrarme en el otro sofá, tomando asiento sin apartar la vista de ella. y florencia tampoco apartaba la suya de mis acciones.

me vi, lleno de nervios, a menos de un metro de ella. el calor de la chimenea nos envolvía y su piel morena se veía cien veces más deslumbrante desde mi lugar, pues el fuego la iluminaba sin problema.

no dijo nada, más sonrió un poco más mostrando sus dientes, una hilera de perlas alineadas de manera tan precisa.

y no pude contener el suspiro que me provocaba ello. me incliné, posando mi barbilla sobre la palma de mi mano, dejando que mis ojos se deleitarán con verla.

era una obra del más fino de los artes, y yo estaba teniendo el privilegio de admirarlo. si los críticos supieran de ella, me envidirían como a ninguno.

-¿eres real? -cuestione absorto en su belleza, unos segundos después fue cuando lo reconocí. la sinfonía perfecta de ondas sonoras, ella había reído levemente.

y una vez más, mi pulso se vio acelerado ante la idea de haberla hecho reír.

sacudió su cabeza un par de veces, su cabello se movió con ello. los mechones negros chocaron por un segundo con sus mejillas. no parecía que negara, su rostro se había convertido en una mueca divertida, y supuse que mi pregunta había sonado realmente estúpida.

-quisiera escucharte, florencia. -confese llamando a sus ojos nuevamente hacia mi, su expresión se vio sorprendida.

quizá no esperaba que dijera eso, durante todo esté tiempo me había visto conforme solo con su presencia, el saber que ella estaba ahí me era suficiente. pero después de haberla escuchado reír, tal vez arriesgarme a qué me dijera algo más no sería tan malo.

-no tengo nada que decirte. -pronuncio, mi respiración se aceleró.

sonreí confundido, por su puesto que tenía algo que decirme. podría contestar a mi pregunta, o podría decirme el porque siempre aparecía en mis sueños.

-¿cómo es que estás aquí? -me atreví a preguntar. cerró el libro con suavidad, dejándolos reposar sobre sus piernas.

su mirada profundizó sobre la mía, se inclino ligeramente sobre el sofá en el que se encontraba. la distancia entre ambos se disminuyó y por un segundo desee que no existiera.

-despierta. -murmuró. fruncí el ceño.

-¿qué?

-vamos, despierta. -repitió, negué una y otra vez.

no iba a hacerlo, no iba a despertar. no cuando finalmente había logrado que dijera algo más que solo su nombre, no cuando finalmente su voz había pronunciado más que un par de palabras.

-vamos, arriba. -su voz se distorsiono y tome un fuerte jadeo antes de que el sol diera contra mis ojos y los tuviera que cerrar para que los rayos no me lastimarán.

talle estos antes a abrirlos. ya no estaba frente a la chimenea, ahora darian estaba frente mío.

mire a mi alrededor desorientado, y sentía las ganas de llorar cuando note que ella no estaba a mi lado. estaba molesto, molesto conmigo mismo al no ser valiente para poder seguir ahí con ella.

-no no, ¿por qué lo hiciste? -pregunte con tristeza, ella me observo confundida. -¿por qué tuviste que despertarme?

-estabas temblando. -respondió aún muy confundida. -¿es otra vez ella? ¿otra vez florencia?

asentí, mis ánimos habían disminuído. aunque el timbre de su voz no desaparecía de mi mente.

me había visto obligado a contarle a darian sobre ella hace un par de meses, cuando comencé a sentir la sensación en la que, si no hablaba de ella, me ahogaria en mis propios pensamientos.

lo agradecía, me había escuchado cada día. sabía lo que florencia podía provocar en mi, e insistía en que debía acercarme a ella, así pasarán tres años más.

-¿qué sucedió está vez? ¿a pasado algo malo? -fruncí el ceño, negando con rapidez.-¿entonces que fue? ¿has podido tomar su mano está vez? -y nuevamente, negué.

-he hablado con ella. -respondí, note cómo si expresión pasaba a verse sorprendida también, junto a una enorme sonrisa.

-eso, ¡eso es increíble, johnny! -me felicito, sonreí muy levemente. obligandome a mi mismo a hacerlo, en realidad, y para darian esl no paso desapercibido. -¿pero por qué esa cara larga?

suspiré cansado, talle mis ojos una vez más.

-solo han sido unas pocas palabras, antes de que me despertarás. -ella hizo una mueca apenada. -ha dicho... ha dicho que no tiene nada que decirme. -y ahora también mi hermana me observaba confundida.

-si no tiene nada que decirte, ¿porque seguiría apareciendo ahí? -negue sin respuesta, bufando al estar tan confundido.

-es eso lo que tengo que resolver. -mencione, darian asintió vagamente.

-¿cómo está ella? -la observé extrañado. -quiero decir, ¿cómo se veía ella está vez?

sonreí recordándolo, recordando cada momento de mi sueño.

-se veía tan cálida, estoy seguro de que es cálida. -darian sonrió al escucharme, suspiré una vez más. sus ojos negros no podían salir de mi cabeza. -quisiera que dejarán de ser sueños, me estoy torturando a mi mismo con ellos.

necesitaba que florencia saliera de ellos, que saliera de mis sueños para convertirse en mi realidad.

𝐃𝐑𝐄𝐀𝐌 ━━━ johnny orlando Donde viven las historias. Descúbrelo ahora