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❪ johnny ❫
estaba aquí una vez más, con la única persona que podía hacerme perder la cordura frente a mi.
ella aún no había notado mi presencia, o al menos no había querido dejar de hacer garabatos en la arena para mirarme.
-florencia. -la llamé, entonces pareció que mi voz la había asustado, se respingo en su lugar, mirandome con rapidez. solté una pequeña carcajada al notar su reacción.
-debes hacer más ruido la próxima vez. -me reprendió fingiendo estar molesta, sabía que lo hacía pues volvió su vista a los garabatos con una sonrisa corta y divertida.
-no planeaba asustarte, aunque fue divertido. -admití, me senté a su lado, tratando de comprender lo que los garabatos significaban. -¿qué es?
-ah... -inclino su cabeza ligeramente hacia la derecha, entrecerró sus oscuros ojos con confusión. -parece una gallina, ahí está el pico y... por acá su cola, creo.
solté una carcajada una vez más, eso no parecía en nada una gallina. segundos después, pude escuchar como reía junto conmigo.
-es bastante malo en realidad. -hablo entre risas, negué divertido, dejando de reír poco a poco.
-al menos es entendible, mis margaritas eran algo extrañas.
-¿eran margaritas? -pregunto sorprendida, fingí estar ofendido con su comentario. -creí que eran brócoli o algo así. -admitio con una sonrisa.
y aquel pequeño gesto solo provocó que un cosquilleo se formará en mi estómago. desvié la mirada por un momento, me avergonzaría aún más que notará lo sonrojado que podía colocarme con un gesto tan pequeño como ese.
pero cuando mis ojos volvieron a su rostro, pude notar como sus ojos seguían fijos a los mios, como si hubiera estado esperando la atención de ellos de vuelta.
era el momento correcto, algo me lo decía. sentía mi respiración agitarse antes la sola idea de poder tocarla, mi mano cosquilleaba deseando el contacto contra su piel morena.
la pasé por un segundo contra mi pantalón, tratando de ver si con ello el cosquilleo desaparecía, pero no fue así.
por un segundo, sus ojos se apartaron de los míos, observando mi mano, como si supiera del cosquilleo en esta.
¿era alguna especie de señal de que sería un buen momento?
haciendo caso a las acciones de mi cuerpo, mi mano se elevó hasta su rostro, podía sentir como mi pulso temblaba y aumentaba con cada centímetro que se reducía con la piel de su mejilla.
no note en qué momento habían chocado nuestras pieles, ni si había sido muy rápido, o si ella podía notar el claro temblor que tenían mis manos, porque lo único en lo que mi mente podía pensar era en la calidez de su piel morena.
