capítulo tres

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capítulo tres: desear

capítulo tres: desear

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johnny

—¿por qué no puedo tocarte? —pregunte confundido, florencia me miró por sobre su hombro. llevaba una corta camiseta blanca que contrastaba perfectamente con su piel caramelo.

no podía evitar mencionar aquel suave tono que su piel parecía orgulloso de mostrar. y lo admiraba por ello, agradeciendo que lo tuviera pues de alguna manera, me distraía de lo que me rodeaba, centrándome únicamente en ella.

aparto un mechón de su cabello que caía por su cara, antes de levantarse y colocarse en frente mío. inclinó su cabeza hacia un lado, coml si aquella simple acción provocará que me comprendiera mejor.

entonces suspiro, y habló.

—es porque no quieres hacerlo. —respondió con tranquilidad, para pasar por un costado mío dejándome sin más confundido.

me apresure a seguirla, notando como se había sentado sobre el césped a unos metros de dónde la había encontrado, observando completamente absorta un par de flores que apenas crecían.

—no, no es así, quiero hacerlo. —mencione convencido, sus ojos negros volvieron a los míos. su rostro se inclino suavemente hacia arriba, observándome con curiosidad.

sus cejas se fruncieron ligeramente, y su profunda mirada me hacía encogerme sobre mi lugar.

—entonces no lo deseas, o no lo suficiente. —menciono con simpleza, no pude evitar que una sonrisa amenazara con aparecer en mis labios al escucharla.

había pasado un poco más de dos semanas desde que había logrado que comenzará a hablar, sus respuestas siempre solían ser cortas y mayormente parecían estar en clave. pero el timbre de su voz, la sinfonía que ella creaba causaba que mis sentidos se agudizarán a la espera de más.

—creo que lo deseo lo suficiente. —mencione con seguridad, ella río por lo bajo, elevando su mirada una vez más, su barbilla se veía inclinada hacia mí y mis deseos de colocar las yemas de mis dedos en ella, crecieron.

—¿estás seguro de eso? —y con aquella pregunta, lo había logrado una vez más, dejarme confundido ante sus respuestas.

como cada noche lo hacía.

—si... —aunque aquello había sonado más como una pregunta para mí mismo.

ella negó, volviendo a las flores y dejándome completamente perdido en ello.

—¿qué es lo que deseas? —su voz retumbó contra mi cabeza y pareció que el tiempo se detuvo.

su voz retumbando en mi cabeza y sus ojos fijos en mis acciones, me hicieron perderme extrañamente.

sin notarlo, ambos estábamos frente al otro, sentados sobre una manta a cuadros blancos y rojos. sus ojos se apartaron de los míos, y viajaron por mi rostro, provocando que los nervios en mi crecieran.

la mire a los ojos aunque ella no a los míos, su iris negro en el que me podía ver reflejado. ni las más brillantes de las estrellas lo harían ver más claro.

había algo en ellos, lo sabía. cómo si pudiera leer cada uno de mis pensamientos e irónicamente, al estar dentro de mis sueños, sabía que podía hacerlo.

—¿es esto lo que quieres para ti? ¿o es lo que te has convencido a ti mismo que deseas?

después de ello, aquellas dos preguntas no pararon de resonar en mi cabeza. incluso fuera de mis sueños.

hasta ahora, lo único que creía querer era lo que tenía hasta ahora. ser un cantante, ayudar a las personas por medio de la música. pero, ¿era eso realmente lo único que deseaba?

tenía fama, personas que me apoyaban, tenía a mi familia. y realmente no me faltaba nada, o al menos eso creí hasta que florencia hizo aquellas dos preguntas.





































omnisciente

¿era confuso el que dos corazones latieran en el lugar de uno? ¿qué el ritmo que ambos tenían fuera tan sincronizado que difícilmente se pudiera notar la existencia del otro?

para el, para johnny, lo era.

y era aún más confuso cuando era ella quién había creado una duda de tal magnitud en si cabeza. florencia le había preguntado algo que nadie más había hecho antes, algo que quizá era tan íntimo que ni el mismo se había planteado.

¿y por qué aquella sensación de no saber lo que quería se mezclaba con sus ideas de poder tocarla?

quizá por ello soñaba con florencia, quizá era esa la razón por la que la chica morena había llegado durante aquella tormenta en doce de mayo.

ahora que realmente se dedicaba a pensarlo, no había persona con la que pudiera sentirse más cómodo como lo hacia con florencia. pero su mente la había creado, ¿no es así?

tal vez era solo la forma en la que su conciencia llamaba su atención. con una persona, alguien tan cálida y misteriosa que le causará curiosidad. y un físico exótico para sus ojos, una descripción enteramente distinta a lo que el acostumbraba a ver en canadá.

—mamá. —llamó la atención de la rubia que solo respondió con un mhm. johnny suspiro pensando bien en sus palabras. —cuando... cuando tú tenías mi edad. —su madre se vio confundida con aquellas palabras, levantó su vista de su computadora. —¿sabías lo que querías?

—¿hay algo de lo que quieras hablar? —pregunto con curiosidad, su hijo negó con rapidez. Ella suspiro, aparto la computadora para mirar sin problemas el rostro del castaño.

sus ojos brillaban con curiosidad, y para los ojos de su madre eso no paso desapercibido.

—para saber lo que quieres, debes conocerte. —el suspiro, aquello no le había servido de nada. —no sabrás que es eso que necesitas si no sabes que es eso que te falta.

—¿por que mencionas el necesitar si hablamos del querer?

—porque, aunque no lo notes, quieres algo y cuando lo obtienes, te sientes, aunque sea por un momento, feliz. —el ceño de johnny se frunció. —si no necesitarás nada, no querrías nada.

querer. necesitar. desear. tener.

no, no sonaban como lo mismo. y para johnny no se acercaban si quiera un poco. pero tenía sentido, las palabras de su madre, se mezclaron con aquellas dos preguntas de florencia.

aunque normalmente hablar con su madre resolvía sus dudas, esta vez había resultado algo completamente distinto. sus dudas habían aumentado y no podía esperar para ver a florencia nuevamente en sus sueños, y así poder hablar con ella.

¿cómo es que aquella mujer lograba hacerlo dudar de esa manera? ¿en qué momento se permitió que entrara a su cabeza, y con ello, hiciera lo que deseara con sus pensamientos.

no tenía idea, ni podía imaginar como es que comenzaba a ser tan dependiente de lo que ella provocará.

se alejo de su madre, fingiendo haber comprendido sus palabras, cuando en realidad sus ideas parecían cada vez más revueltas.

—¿cómo conocerme? —se pregunto a si mismo. —¿cómo sabré si algo me falta? ¿cómo sabré si necesito algo?

lo que necesitaba, eran respuestas. y la persona que podía responderlas, aparecía solamente en sus sueños, cuando era más vulnerable y, sin desearlo, cuando se volvía completamente sincero.

𝐃𝐑𝐄𝐀𝐌 ━━━ johnny orlando Donde viven las historias. Descúbrelo ahora