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❪ johnny ❫
ojos negros. fijos en los míos. sus abundantes pestañas decorando el borde de ellos.
sus mejillas, ligeramente sonrojadas, combinaban con su piel... un delirante tono caramelo. su mano se extendió a la mía, la suavidad de ella a solo unos centímetros de la mía.
entonces abrí mis ojos. la oscuridad aún dominaba debido a la escasa iluminación del sol en invierno. mire a un costado, el reloj reposaba sobre la mesita de noche que se encontraba a un costado de mi cama.
7:14 am. maldije por lo bajo.
de nuevo, había dormido solo un par de horas antes de que ella apareciera en mis sueños. nuevamente deseando que al menos está vez, se atreviera a tocarme. que sus manos se encontrarán con las mías.
me senté en el borde de mi cama, reposando las palmas de mis manos en las orillas del colchón.
única, tanto que su belleza no de podría ser comparada a la de ninguna flor... pero en ella, en ella podía ver la esencia que cada una mantenía.
florencia, ¿por qué no puedo dejar de soñar contigo?
los golpes en la puerta me sobresaltaron, mi madre se asomo por ella antes de sonreír al verme. abrió la puerta completamente permitiéndome verla mejor.
—buen día, cielo. —saludo en voz baja, sonreí levemente como respuesta, tallando mis ojos en un intento de despertarme enteramente. —tu padre y yo saldremos a comprar un par de cosas, si necesitas algo, puedes llamarme... el desayuno está en el microondas por si quieres tomarlo, ¿entendido?
me límite a asentir, se acercó dejando un rápido beso en mi cabello antes de salir cerrando la puerta detrás de ella.
suspiré perdiendome en mis pensamientos nuevamente, en los que solo reinaba aquella chica de mis sueños.
era la persona más hermosa que había visto, no podía estar más seguro de ello.
tenía el cabello negro, que caía libremente sobre sus hombros y se perdía en la longitud de sus brazos. contrastaba tan magníficamente con su piel morena, cálida... distinta.
sus facciones, cada trazo de ellas, parecían haber sido esculpidas por el más exacto de los artistas. cada pequeño contorno, cada poro de su piel estaba tan finamente definido que me resultaba difícil pensar en como podía ser así. como un ser vivo podía ser tan sublime para provocar que mis sentimientos se vieran afectados de tal manera.
ella había aparecido por primera vez hace más de un año, en medio de uno de mis sueños. jamás pronunció mi nombre, no lo ha hecho desde aquel momento. la única vez que pude escuchar su voz, fue en la noche anterior a mi cumpleaños, cuando murmuraba su nombre con un suave suspiro.
la siguiente mañana, no hubo nada que pudiera borrar la felicidad que se encontraba en mi cuerpo.
había escuchado por primera vez si voz y con ello, había descubierto su nombre. aunque los siguientes días aquel pequeño avance había desaparecido, florencia no se había vuelto a acercar y yo deseaba que me hablara al menos una vez más.
¿cómo se escucharía cuando dijera mi nombre? ¿de que manera lo pronunciaría?
sin notarlo, me vi siendo llamado una y otra vez por la voz de darian. una de mis hermanas, era ella quién quizá era la más cercana a mi.
—johnny, ¿qué sucede? —preguntó, abrí la boca tratando de formular alguna respuesta a su pregunta.
pero en realidad, ni siquiera yo lo sabía. si bien, pensar en ella me perdía, trataba de mantenerme al tanto de lo que sucedía a mí alrededor.
—¿estás pensando otra vez en ella? —al instante me arrepentí de haber escuchado aquello, la mire escandalizado y reconocí los jadeos sorprendidos de mis otras dos hermanas.
—¿ella, una chica? ¿de quien estamos hablando? —pregunto maddie, la mayor de ellas. cerre los ojos deseando que existiera algún tipo de magia que pudiera sacarme de aquí para librarme de ellas, o alguna que pudiera revertir el tiempo para que darian no la mencionara.
—no hay ninguna chica. —hablé, tratando de que el tema pasará sin importancia, pero las conocía. mis hermanas adoraban entrometerse en mi vida, y a pesar de que normalmente no me molestaba, deseaba que al menos está vez no tratarán de ser parte de ello.
—pero darian menciono a una chica. —la menor de ellas, lauren, hizo en fuerte enfasis en aquella última palabra.
rodé los ojos, no quería que supieran de ella. florencia era mi secreto, aquel que solo había compartido con darían al ser tan íntimo, pero ahora mismo me arrepentía de haberlo hecho.
podía sentir los tres pares de ojos sobre mí, expectantes a una respuesta que pudiera resolver todas sus dudas acerca de la mención de aquella chica.
no lo haría, no les explicaría que florencia solo aparecía en mis sueños. que ni siquiera había sido capaz de sentir su tacto, o escuchar mi nombre ser pronunciado por sus labios.
—no es nada, lauren. —apenas pude pronunciar, no me gustaba mentirles, florencia valía más para mí de lo que deseaba. restarle importancia de esa manera, no estaba bien, sabía eso pero no podía evitarlo.
pude notar como estaba a nada de volver a hablar, cuando darían la interrumpió.
—solo lo molestaba, saben cómo es johnny con esas cosas. —rio un poco tratando de liberar la tensión que se había generado entre los cuatro.
al parecer, eso había sido suficiente para mantener tranquila a dos de mis hermanas.
agradecí internamente porque no insistieran con el tema, sentía que fingir que florencia no era importante solo me alejaba más de ella. y no quería eso, si no todo lo contrario.
la anhelaba, no sabía exactamente en qué momento había comenzado a hacerlo pero ahora solo deseaba que estuviera a un lado mío.
bajo la mirada de darian, me levanté de la mesa y salí de ahí. quería estar solo, liberar mi mente por tan solo unos minutos; quería sentirme cansado de nuevo, que mis ojos pesaran para verla de nuevo, para que florencia llegará con su encantadora presencia a mis sueños.
necesitaba de ella, necesitaba de florencia. y la única forma de verla, era en mis sueños.
