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No se sentía nervioso el primer día de instituto, pero tampoco seguro, solo esperaba que le dejaran tranquilo. Pero se equivocó, se cruzó en el descanso con uno de los subnormales que se hacían populares y se metió en líos sólo por no respetar sus estúpidas reglas, estuvo a punto de pelearse con ellos, pero un chaval que pasó por allí le salvó el culo. Nunca había llamado la atención, ¿por qué tenía que hacerlo ahora?

-¿Tu primer día y ya te metes en líos? Mantente alejado de Seung Ri y su pandilla de estúpidos, no te conviene estar en su punto de mira, pueden hacerte la vida imposible durante el tiempo que estés aquí.- le aconsejó su especie de salvador.

-Gracias.- fue lo único que pudo decir.

No se le daba bien hablar con la gente, y menos con personas de más o menos su edad, de hecho, creyó que era la conversación más larga que había mantenido en su vida con alguien.

-No es nada, pero me debes una. Nos vemos por ahí. Suerte, chico nuevo.- se despidió.

El resto de la semana fue calmado, no tuvo ningún percance gracias al consejo del desconocido. En esos días no le vio, pero tampoco le importó, a lo mejor era un antiguo alumno o tal vez le habían expulsado, todo era posible.

Era cierto que sus compañeros trataban de acogerlo pero se mostraba reacio a esas muestras de cariño, y a decir verdad nadie podía culparlo, había estado solo toda su vida y era extraño que se interesaran por él.

Pudo volver a sus hábitos de siempre, la única diferencia era que ya no podía quedarse en clase a la hora del almuerzo así que tuvo que buscarse un lugar tranquilo en el que pasar el tiempo. No le costó encontrar un rincón apartado de la vista de los demás, un lugar en el que aislarse del resto con sus auriculares y poder estar tranquilo.

Tampoco tuvo problemas al explorar la ciudad y encontrar un lugar especial. Era una pequeña colina, algo lejos de la casa de su madre, alejada del ruido de la ciudad donde veía los mejores amaneceres y atardeceres, donde podía gritar hasta quedarse sin voz, donde podía llorar cuando el vacío en su pecho se hacía insoportable, donde podía ser libre sin que nadie le juzgara...

Las cosas empezaron a cambiar cuando un día llegó a su tan preciado escondite, un mes después de llegar a la ciudad, y se encontró con un grupo de personas en el lugar. Quiso retroceder, pero el grupo lo vio y por una extraña razón caminaron en su dirección. "A lo mejor se están retirando solamente en mi dirección" pensó para relajarse, pero se equivocó en cuanto escuchó una pregunta de una voz algo conocida.

-¿Eres tú, chico nuevo problemático?- Jun Myeon miró alrededor, para ver a quién se dirigían, pero no había nadie más a parte de ellos allí.- Si, tú. Eres el chico nuevo que se metió en problemas el primer día, ¿no?

Jun Myeon asintió cuando reconoció al chico que lo salvó el primer día de clases.

-Soy Park Chan Yeol.- se presentó extendiendo la mano.

-Soy Kim​ Jun Myeon.- respondió aprentando la mano de Chan Yeol.

-No es la primera vez que te vemos por aquí, ¿sueles andar mucho por aquí?- Le preguntó.

Él asintió de nuevo.

-Tampoco eres de esta ciudad, ¿cierto?- volvió a preguntarle.

Negó con la cabeza.

-No eres muy hablador, ¿verdad?- volvió a negar.- ¿Te gusta la ciudad?

Se encogió de hombros. La verdad era que ni le gustaba ni le disgustaba, tenía que estar allí por su madre y ya, le era indiferente.

-¿Te ha comido la lengua el gato o algo?- dijo uno de los acompañantes de Chan Yeol en tono burlón.

-Se Hun, cierra la boca.- le frenó Park al tal Se Hun.

Alone ~SeHo/HunHo~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora