🌻El mejor amigo de Io🌻

161 26 22
                                    

[Capitulo intermedio de cap 13 y 14 de la obra original]

Hola mi nombre es Isaac, un pobre he inocente universitario, que flota por los mares de la homosexualidad de sus amigos. Nada puede ser peor que eso, excepto...

Un llamado a mi puerta justo a las 4:00 de la mañana. Fue un toque sutil, producido por unas finas y delicadas manos tal como si se tratara de una caricia contra el viento que besa con una pasión inexplicable mi puerta

-ISAAC, ABRE LA PUERTA

Pronuncia con su sensual voz mi amigo mientras abro la puerta.

Y la imagen frente a mi, me deja sin palabras ¡IO ESTABA EN CALZONCILLOS FRENTE A MI PUERTA!

Lo sabia, sabia que me deseaba

-Hoo bebé no te hubieses molestado...

Abro mis brazos esperando tan anhelado abrazo pero solo traición reciben mis ojos al ver que Io camina a paso veloz hasta mi cuarto

-ven Isaac no creeras lo que voy a contarte...-

*****

- Sientate donde quieras -pronuncia Euridice señalando a los sofás de cuero que adornan su sala- yo iré a buscar algo de comer.

- Si no te molesta... -me apresuro a decir- ¿me permites utilizar el baño?

Asiente.

- Segunda planta, camina recto por el pasillo, última puerta a la derecha -indica, sin voltear a verme.

Rápidamente subo las escaleras y con mirada de acosador empiezo a tratar de adivinar cual de todas las puertas pertenecía a Orpheo. Ayer había tomado sin querer algo de su propiedad y ahora debía devolverla antes que se enterara de que estaba en mis manos.

Todas las puertas era mínimamente iguales, casi suelto una exclamación hasta que veo como una puerta se abre y de ahí sale una empleada cargando prendas en sus brazos. Nuestras miradas chocan y le sonrío coqueto.

- Hola -saludo.

Sus mejillas se tornan color rojo y sonríe nerviosa, acomodando con su mano libre su cabello. La había visto verme de manera fija desde la primera vez que pise la casa de Euridice; la tenía en mi mano.

— Wow, que fabulosa chaqueta —digo, señalando la prenda más notable de las demás. 

— Si, el joven orpheo posee ropa envidiable —comenta viendo lo que cargaba— también huele muy bien —suelta. Le miro con una ceja alzada y su rostro parecía hervir de la vergüenza— N-No yo...

— Tranquila, yo no he oído nada. También me pareció captar un aroma fresco cuando has salido de esa habitación —menciono, enredando mi trampa a su alrededor como todo un arácnido.

Asiente, sonriente. 

— El joven orpheo siempre mantiene su habitación limpia, yo sólo me encargo de la colada, me lo facilita todo. 

Evito rodar los ojos ante su comentario. 

— Todo un ejemplo de hombre —comento entre dientes— Todo un ejemplo. Bueno, creo que me voy —anuncio— yo sólo buscaba el baño.

Asiente apenada y se marcha rápidamente. La observo hasta que ya ha desaparecido y hasta entonces corro hasta la puerta y la abro para luego entrar sin prisas y cerrar tras mis espaldas. Levanto la mirada y veo asombrado la habitación frente a mis ojos. Pintada en tono blanco con detalles en gris, albergaba cosas tan bien ordenadas; un estante llego de libros, tanto en español como en inglés y francés, además de una repisa llena de premios y trofeos. Miro la enorme cama King size con devoción; se veía tan amplia, airada y suavecita. 

Hola, Soy ISAAC Donde viven las historias. Descúbrelo ahora