📍 Capítulo 9 📍

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Akaashi había estado callado un largo rato, el abrazo no duró más de cinco minutos sin sonar ninguna palabra de por medio, la mente de Akaashi se encontraba nublada, él no sabía como responder o si creerle a Bokuto.

Esto no es real — pensó para si mismo mientras se separaba de Bokuto.

Bokuto no realizo ninguna otra acción aparte de mirar con atención los ojos un tanto inflamados que Akaashi no podía ocultar. Bokuto pensaba firmemente que fue un error decirle tan de prisa.

Akaashi se levanta sobre sus piernas sacude las ramas que se pegaron a sus pantalones, sorbe su nariz y ve a Bokuto.

— Disculpa, quiero irme de acá, puedes quedarte un rato más si quieres. Estaré en casa — Akaashi tomo sus cosas y se marchó.

Bokuto no entendía que estaba mal, qué acaso ellos no tenían una conexión o solo era algo que él pensaba para hacerse sentir mejor. Su razonamiento ahora es nulo.

— Está bien, te daré tiempo, pero por favor no me alejes. — el entrecejo de Bokuto empezaba a dudar, la culpa le abrumaba más de lo que el mismo esperaba.

No hubo respuesta por parte de Akaashi y solo siguió caminando sin mirar hacía atrás.

Bokuto se deja caer sobre si mismo lastimando su espalda  con un pincel que Akaashi no recogió, estaba dudoso entre perseguirle y besarle las mejillas hasta que le aceptará o darle tiempo de asimilar las cosas.

La segunda opción era la más razonable, lo único que disipa  la penumbra de Bokuto fue el sonido del aire azotando las hojas de Drago y los colores del cielo azul, él no era consciente del tiempo y dejó de pensar durante dos horas tomando con su mano izquierda el pincel abandonado en la hierba.

Sin duda este no fue su día.

Akaashi no tenía control sobre sus piernas, pero ¿Qué lo abruma? 

Sus acciones no eran lo que sus sentimientos deseaban hacer, por supuesto le encanto encontrar a su salvador luego de tantos años de espera pero le enojaba la simples con la que fue descubierto. ¿Acaso no tiene nada de tacto?
No quiero algo fantástico esto no es una ficción pero necesito algo que sea real y me haga estar seguro que no volveré a estar solo. 

Mi vida no ha sido en completa soledad, mi familia siempre ha estado allí pero al mismo tiempo no, ¿sabes?
No sé como explicarlo.
Ahora que apareces no esperes que confíe tan de repente.

Quiero abrazarte y no dejarte ir, aún así es difícil aceptarte. 

Akaashi de alguna manera había llegado a la entrada de su casa casi arrastrando los pies junto al retrato de Bokuto, a pesar de su disgusto él no era capaz de tirarlo para desahogarse.

Akaashi no sentía los ojos, estaban muy inflamados de tanto lagrimear, su boca estaba dormida y su sentido del gusto se había apagado, la fiebre con migrañas espontaneas le visitaban una vez más, un claro ejemplo de que un resfriado estaba por llegar en el peor momento.

Akaashi fue directo a su habitación sin quitarse los zapatos con el cuadro entre sus brazos se enrollo en las sábanas y dejó volar su imaginación. Su enojo con Bokuto se podía solucionar con mimos y cariños pero ahora le preocupaba haberle alejado al ser un poco grosero.

— no — dijo —, él  es un humano con pensamiento razonable y sabrá llegar a salvo cuando haya reflexionado sobre como aclarar las cosas conmigo — terminó. 

Sus ojos empezaban a dudar, sus manos se posaron sobre sus orejas tapando el sonido de los rayos que a lo lejos se distinguían una tormenta se avecinaba y Akaashi estaba en un momento de ansiedad, será por Bokuto o por lo ruidosa que sería la lluvia. 

Intervención Divina • BokuakaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora