007. ANTES

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—¿Qué haces aquí?—pregunta confundido cuando Harry abre la puerta del aula

—Detención—responde simplemente.

—¿Tú? ¿Detención?—frunce el ceño cuando el omega se acerca a él y se para a su lado— ¿Qué haces?

—Me doy cuenta de la forma en la que me ves.

—¿De qué forma te veo?—siente su respiración cortarse cuando Harry lo toma del pelo por la nuca y lo jala, forzándolo a levantar la vista y hacer contacto visual

—Así.

—H-Harry—su voz suena en un sonido lastimero.

—Sé por qué lo haces, porqué me molestas—le abre las piernas a Louis y se acomoda en el hueco.— Eres realmente patético.

El alfa se siente ridículo porque en vez de lastimar su ego, algo en sus pantalones reacciona— maldita sea, todo menos el kink de degradación.

—¿Por qué estás actuando así?—cuestiona extrañado

—Porque tienes un crush en mí y no sabes cómo actuar al respecto—se sienta en sus piernas y Louis echa un vistazo a la puerta, un maestro puede entrar en cualquier segundo.— Intentas llamar mi atención de las formas más estúpidas posibles...—susurra sobre sus labios y mierda ¿desde cuándo es tan seductor?

Louis tiene una mejor pregunta.

¿Desde cuando piensa que Harry es seductor? ¿Desde cuando lo llama por su primer nombre?

—Haces que mi sangre hierva—admite, pero aún no sabe los motivos entonces no dice nada más.— Me exasperas.

El omega se mueve sobre su regazo y de repente la tela de sus jeans se sienten como una obstrucción.

—Harry-

Abre los ojos de golpe y se sienta en la cama con la respiración agitada y el pelo pegado en la frente.

Qué mierda.

Se cambia la ropa interior y se vuelve a recostar, dormir está descartado por esa noche. Mientras su alfa le da vueltas a la situación, un ruido estruendoso, como a cristal rompiéndose, lo alerta y lo pone de pie de inmediato.

—¿Mamá?—abre la puerta de la habitación de Johanna y el bat que agarró antes de salir de si cuarto se le cae al suelo— ¿Qué haces?

La omega tiene los ojos hinchados y una mirada frenética que Louis conoce perfectamente, es algo que le heredó, él mismo ha visto esa mirada reflejada en el espejo.

—Tengo que salir de aquí.

—Mamá—intenta caminar hacia ella pero la mujer levanta una mano con la palma hacia Louis en señal de que se detuviera.

—Tengo que salir de aquí—repite entre dientes.

No.

—¿Te tomaste los medicamentos? Creo que-

—Me voy, Louis—la mujer toma una mochila empacada con rapidez y cruza la puerta con su hijo mayor pisándole los talones.

—Mamá, por favor- —la voz se le corta, está entrando en pánico.

—Tengo que hacer esto, iré a- iré a Las Vegas, sí, a Las Vegas—ella sonríe maniáticamente y Louis no hace nada por detener las lágrimas que le ruedan por las mejillas.

Me va a abandonar.

—No me dejes—le pide en un susurro.

Pero sabe que su madre está pasando por un episodio maniático y no hay nada que pueda decir o hacer para detenerla.

—Haré algo bueno, te lo prometo Lou—Johannah sale con una sonrisa desesperada y deja a su hijo hincado en la entrada del apartamento.

Se tira al suelo y abraza sus piernas intentando alejar a su mente del lugar oscuro al que se está yendo.

Su alfa está callado, tal vez procesando que su madre acaba de abandonarlo por segunda vez en su vida.

Medicina.

Es lo único que su animal interior le dice en toda la noche.

Se levanta y hace todo en piloto automático. Se sirve agua en un vaso de cristal, abre un gabinete y saca sus pastillas, las pone sobre la barra de la cocina y se las toma en orden.

[...]

—¿Lou?—Gigi nota de inmediato que hay algo mal, Liam lo observa con gesto preocupado y le extiende una dona de chocolate

—Por favor come algo, Louis—le ruega su amigo.

—Lou, por favor, dime qué te pasa—la rubia lo toma de las mejillas pero el ojiazul no puede contestar

—¿Lo llevamos a la enfermería?

—No—dice con la voz ronca.— Estoy bien—miente, porque no hay nada que pueda hacer.

Su madre se ha ido y lo ha dejado detrás, como aquella vez cuando Louis tenía 12 años y Johannah decidió irse a apostar su dinero a Las Vegas.

—Tengo Biología—dice simplemente alejándose de sus mejores amigos.

Su alfa sigue callado.

Entra al salón y se sienta, con la mirada perdida, su nariz capta una esencia familiar pero no tiene fuerzas para dirigirle la palabra a Styles, el sueño que tuvo con el, de repente parece carecer importancia o relevancia alguna.

—Buenos días clase, hoy revisaré los avances de sus proyectos y resolveré sus dudas, pueden venir uno por uno a mi escritorio—habla la doctora Scott con una sonrisa amable.

—Tenemos que preguntarle de la célula animal y la vege... ¿me estás escuchando?

Se gira a verlo con lentitud, porque la voz no le sale y asiente.

—Eres tan raro—lo escucha murmurar.

El omega se levanta de su mesa compartida y se dirige a la profesora, los ve hablar y a Harry mover la cabeza afirmando algo.

Su madre lo abandonó.

En su cerebro no hay espacio para otra cosa que no sea la imagen de ella atravesando la puerta con aquella sonrisa maniática, los ojos y el brillo ansioso en ellos le queman la cabeza.

Su mano se dirige automáticamente a su mejilla y recuerda su propio episodio (no realmente, no sabe qué mierda pasó aquella vez, solo sabe lo que los doctores le dijeron): despertar en una habitación de hospital con el rostro vendado y el brazo fracturado.

Se pregunta si su madre sabrá que está pasando por una manía.

dulce criatura [larry stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora