Y le miraba como el ciego que acaba de ver el mundo por primera vez, y el era mi mundo entero...
Otra lágrima resbaló por mi mejilla, ya no era la misma de antes.
J. Ven aquí
Abrió los brazos, y yo me acomode en ellos.
J. No seas boba, deja ya de llorar
M. Jesús...
J. Miriam...
M. Que bonito suena mi nombre si sale de tu boca
J. Que bonito es tener a la chica que amo a mi lado
Sonreí, y me separe de él. Sali de mi habitación, y seguidamente a la calle. Una vez allí, llegó él, con las manos metidas en los bolsillos, sonriendome, y esperando que dijera algo
M. Aqui mejor, ¿no?
El asintió, acercandose a mi.
Se sacó una mano del bolsillo y me la pasó por la cintura,
arrimandome a el,
a su perfecto torso,
haciendo que las mil maravillas se acumularan en mi tripa,
haciendome sentir que volaba un enorme nido de mariposas,
y poso sus finos labios en mi cuello.
Mi piel se erizo al momento.
Me besaba al compás del latido de mi corazón,
haciendo que cada vez aumentara más mi ritmo cardíaco,
sintiendome en la luna,
tan cerca del sol.
M. No quiero perderte nunca
Me paso la otra mano por el cuello, y me besó. Nos besamos como si no hubiera un mañana. Como si fuera la primera y última vez, como el mejor de los besos, en el mejor de los cuentos de amor, de aquellos que lloras al leerlos, que tanto admira la gente, tanto como le admiro yo a él