• 11 •

1.3K 76 1
                                    

L A U R A


1 mes después

¡Estoy Harta!

Llevo aquí más de 4 días porque a Carl se le ocurrió amenazar al Gobernador William y para defenderse el Amenazó a Elizabeth de muerte por ofenderlo frente a su gente.

Podría decir que todos los Alfas estamos aquí, más de 50 alfas de protección eso es demasiado para la Luna. En lapsos nos cambiamos de área para vigilar la frontera y la recidencia de nuestro Alfa Supremo.

Ya es de noche. Ahora estoy con otras seis alfas en la frontera cada una en un punto específico. Ellas han dormido tan poco como yo. Pero al menos no estoy sola.

—Laura deberías dormir un poco —rompe el silencio Anna Líder de Cuervo Negro

—¿Cómo creés? —volteo a verlas a todas las chicas —Todas duerman un poco, yo estaré alerta de lo que pasa —camino a un árbol, tomo unas mantas y se las extiendo a cada una.

—¿Y tú cuando vas a dormir? —pregunta Giselle Alfa de la Manada Agua Clara

—Tranquilas, dormiré en el cambio de turno, ¿Ok? —todas asienten no muy convencidas de mis palabras, al fin de cuentas ellas descansarán más que yo.

A D A M


—Tranquilas, dormiré en el cambio de turno, ¿Ok? —dice para darse la vuleta e irse caminando a un puesto que supongo es donde le toca estar para vigilar.

Llevo aquí desde hace más de cinco horas y ella aún no se ha dado cuenta porque oculte mi olor. En unas horas me veré con una bruja experta en romper lazos para ver qué podemos hacer con nosotros. Y como esto me queda de paso, me trepe a un árbol sercano a ella para vigilarla.

No lo hagas. Podemos lastimarla tanto a ella como a Nosotros... —de dice Zion débil.

Desde hace semanas ha estado así, débil. Tengo que transformarme por poco tiempo ya que el no aguanta mucho.

—Lo que le pase a ella no me importa y lo sabes —me siento en la rama.

Si le pasa algo... te... condenarías a una vida... de eterno... sufrimiento —susurra —Gabriela está mucho peor que yo... Laura jamás demostrará... debilidad ante nadie.

—Me vale. Yo saldré adelante sin ella —contesto seguro de lo que digo

La miro una vez más sentada en ese árbol. La ves e inmediatamente te das cuenta que esa mujer debe dormir un poco. Está mucho más demacrada que la última vez que la ví.

Trae puesto un pantalón de mezclilla oscuro, una sudadera negra, las mangas le llegan hasta el inicio de sus dedos, unos botines negros de piel con correas en frente, y su cabello suelto con su típico partido a la mitad.

La miro fijamente. No lo voy a negar ella se ve hermosa vestida así, siempre le queda bien lo que se ponga. Luego recuerdo que es ella la mujer que mató a mi padre, y los pensamientos lindos se esfuman de mi cabeza. Últimamente ella ocupa mis pensamientos y más cuando éramos niños, cuando podía comportarme con ella como un caballero, cuando la abrazaba cuando yo quisiera, podía dormir a su lado sin vergüenza alguna, ahora tengo que estar alerta todo el tiempo para evitar que algo le pase a mi manada.

Gracias a las Manadas vecinas lograrnos recuperarnos del golpe qué nos dió Laura, aunque ahora las parejas han empezado a reproducirse nuevamente y el aroma para mí es algo molesto.

Huyendo Del Destino ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora