VIII

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A pesar de ser verano su cuerpo parecía helado en todo momento, como si la calidez de su espíritu hubiera muerto aquel día que vio flotando los cuerpos de sus padres muertos y a Severus histérico en sus brazos, no ayudando el posterior entierro y trauma que su hermanito menor cargaba, mucho menos la presión que lideraba la matriarca Malfoy para conseguir un matrimonio entre Verus y un sangrepura, apuntando a su hijo específicamente.

En cambio, lo había comprometido con Sirius, la notica había salido en el profeta esa mañana, con Walburga orgullosa en la portada, adelantándose a el y dando declaraciones de recibir a su hijo desviado en la honrosa casa Black para hacer digno el próximo matrimonio con el heredero Prince, todo antes de la cena formal que lo anunciaría esa noche, como si quisiera arrinconarlo con los medios y hacer que no diera media vuelta y consiguiera otro esposo para el ojinegro.

Todo le era asqueroso, las manipulaciones abiertas entre la elite de casas sangrepuras para sus padres habían sido cosas a repudiar y para el mismo era algo en lo que pensó nunca terminaría, sin embargo, vestido de una túnica negra y el escudo de la familia Potter, fuera de la habitación de Severus, esperaba que este saliera para transportarse al 12 de Grimmauld Place, donde Walburga había abierto las puertas de su ancestral y oculto hogar en favor de tan importante celebración.

Sabiendo que hace bastante tiempo Severus había terminado de prepararse toco la puerta con sus nudillos, queriendo atrasar mas el momento de ver de nuevo los ojos llorosos y resignados de su hermano al saber que a penas con quince años estaba siendo comprometido a unas semanas de las muertes de sus padres, como si no hubiera tiempo para hacer una transacción de poder. Aun con ello, Verus no había actuado infantilmente por la noticia, viendo a Sirius como un ligero consuelo a todo y agradeciéndole por retrasar lo más que podía las exigencias de las personas a su alrededor, demasiado inteligente para saber cual era su valor dentro del tablero en el que se encontraban.

Era desesperante y caótico saber que el ultimo trozo de infancia de Severus moría esa noche, mientras se paraba y sacudía, viendo al ojinegro abrir la puerta de su habitación, vestido con una túnica igual negra, siguiendo el luto que tenían, demasiado hermoso para esa supuesta celebración, lo suficiente para tentarlo y tomarlo del mentón, alzando su rostro por la diferencia de alturas y conectando sus miradas para preguntar cautelosamente —¿Estas listo?

Aguándose sus oscuros ojos, Severus dejo que viera por primera vez una expresión mas abierta sobre lo que sentía respecto a su compromiso, lo que le rompió más su ya frágil corazón y lo empujo a besar su frente, acunándolo en un fuerte abrazo, fingiendo no escuchar sus palabras ni el significado que tenían atrás, siendo que después de todo el aun era un niño, al menos es esencia y cualquier sentimiento que proclamara, más hacia él, era dudoso.

—No con el James.

Entonces se apareció, sin dejar de aferrarse a su delgada figura.

La casa oscura de los Black era impresionante, además de los recuerdos que Sirius había compartido con el después de escapar de ella y a lo largo de los años cuando el alcohol lo ayudaba a soltarse y expresar su traumática infancia, estaba seguro,...

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La casa oscura de los Black era impresionante, además de los recuerdos que Sirius había compartido con el después de escapar de ella y a lo largo de los años cuando el alcohol lo ayudaba a soltarse y expresar su traumática infancia, estaba seguro, que nadie que no compartiera su sangre conocía el ancestral hogar por el ostracismo que la familia manejaba, sin embargo, en medio del vestíbulo decorado de un marcado estilo Slytherin reconoció que nunca había visto nada como eso, dado que la opulencia sobresalía de forma casi obscena y lo sobrio gobernaba todo el lugar, raramente combinados, cuando no desviabas la vista a los objetos mas perturbadores, como las cabezas de los elfos domésticos exhibidos triunfantemente.

Cosa que había despreciado con una mueca desagradable, volteando la aterrorizada mirada de Severus a otro lado y ordenándole a la matriarca Black que los retirara al menos por la velada, a pesar de la gracia que a esta le hubiera causado, alegando que al mudarse el pelinegro lo vería a diario.

Despreciable incluso para el gusto de la señora Malfoy si sus rojizos labios curvados en una mueca de desaprobación podían decir algo. Aun así, eso era lo menos importante dentro de la habitación, que tenia a asustadizo Regulus vagabundeando por todos lados, desconectado de todos los invitados que intentaban congraciarse con el para llegar a Severus, pues después de todo sino podían tener contacto directo con el joven Prince podían tenerlo si se hacían un Black y el era el ultimo heredero libre.

Hasta el pobre Sirius, que miraba todo a su alrededor en un claro desprecio, incluido el, aunque a veces cambiaba a una sonrisa burlona por el glamur que cubría su rostro, intentando esconder las secuelas de su última reunión, a penas magulladuras a punto de desaparecer y que Severus había intentado curar cuando lo vio. Sin embargo, eran un buen pago por la tortura que estaba pasando su mejor amigo, volviendo a la casa que maldijo y juro nunca pisar de nuevo.

Alzando su brindis y tomando un poco, escucho a Walburga repetir la razón del evento, mirando a su primogénito con el orgullo que estaba seguro nunca había sentido, estirando su brazo para que Sirius, actuando mejor que nunca lo alcanzara y la ayudara a moverse hacia donde se encontraban, sonriéndole a Verus como si fuera un infante perdido por haber caído en las manos de traidores de sangre y ella llegara a corregir todo el daño hecho.

Acunando su delicado rostro entre sus huesas manos y besando su mejilla en una bienvenida a la familia Black, obligándolo silenciosamente a soltarlo, esperando que al menos Sirius lo sostuviera por la cintura, secándole la garganta por la silenciosa despedida de esa noche, al menos hasta que la cena acabara y pudiera volver a tomar a su hermanito y llevarlo a casa, bajo la promesa de la matriarca de hacer el matrimonio hasta que el chico cumpliera dieciséis años, lo mínimo para casar a un jovencito y lo que que solo le daba un margen de alrededor de seis meses.

Viendo a su hermanito marchar bajo la protección de Sirius se dejo caer en el sillón mas cercano, esperando que nadie lo atormentara y fallando al notar la presencia de la señora Malfoy, iniciando una incómoda conversación, que en definitiva ignoraría.

—Es decepcionante que eligieras a la escoria Black a mi precioso Lucius, si querías que nadie lo tocara hasta sus dieciséis pudiste decirlo y lo acordaríamos. Ahora solo puedo esperar que Walburga presione a su hijo para tener un heredero tan pronto como sea posible, para esas fechas Narcissa debería de estar esperando su propio niño — sonriendo alegremente ignoro su cara de fastidio por todo y el claro rechazo de sus intenciones, propiamente divertida la mujer concluyo —Por mucho que lo dudes la casa Malfoy encontrara camino hacia la casa Prince, es una promesa.

Abandonado su lugar le permitió buscar a los comprometidos en la habitación, notando como la mano de Sirius estaba peligrosamente baja en la espalda de Severus y como este lucia sonrojado, sonriendo cortésmente a los sangrepura que se acercaban a hablar con ellos.

Apenas conteniéndose apretó la copa que tenia aun en su mano, hasta sentir el vino que contenía escurriendo por su mano junto a un líquido carmesí que seguramente era su sangre, atrayendo a la vez la mirada en blanco de Sirius que a pesar de todo no cambio el lugar donde su agarre se encontraba, la mirada de cervatillo sorprendido de Severus y la risa estruendosa de la matriarca Malfoy. 

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⏰ Última actualización: Jan 04, 2021 ⏰

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