VII

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Los días posteriores todo parecía más amargo de lo normal, apenas mantenía a flote su temperamento respecto al matrimonio de Severus y este mismo solo quería permanecer dormido la mayoría del tiempo, comiendo por obligación bajo su suplicante mirada y saliendo algunas horas a caminar a su lado, negándose en realidad a hablar, inmerso en sus pensamientos y su duelo.

Mientras tanto el se hundía lentamente en el sórdido dolor de la muerte de sus padres, la presión de los sangrepuras enviando cartas llenas de propuestas matrimoniales mediante Sirius como su único lazo con el mundo mágico y su culpa por pensar demasiado en las palabras de Lucius, en tambalear su fortaleza para creer que después de todo sus padres no estaban mas para ver la deshonra que sería caer ante sus deseos y tomar a su hermanito, alegar que no hay sangre que los uniera, ni amor fraternal en realidad.

Lamentablemente, no estaba dispuesto a tomar esa decisión por mucho que lo tentara, al menos no por el momento cuando la mirada cuestionadora de su padre quemaba entre sus recuerdos, retándolo a profanar su amor uniéndose al niño que el había criado como un hijo más, como su pequeño.

Así que, sin más opciones, envuelto entre cartas de los sagrados veintiocho leía una y otra vez palabras que exponían a varios candidatos para Verus, alagando lo que ellos creían una cualidad para la unión; su dinero, estatus o en todo caso su físico. Sin conformarse con la presentación que habían tenido días atrás, volviéndole a demostrar exactamente lo mismo, nada que realmente importara como el saber que su hermano algún día podría amarlos y ser correspondido con respeto, no solo igual que la posesión de un objeto para su beneficio político y algo que no quería pensar, su beneficio dentro de la cama.

Entre ellos destacaba de nuevo Malfoy, pausando su compromiso con Narcissa Black en una falta de respeto demasiado clara para esperar una oportunidad de tener a Severus, a su lado estaba Regulus que en si no era una opción, sino el recordatorio de que había un ganador claro en esto, incluso antes de que el pensara las cosas y quisiera ser el mismo el que caminara al altar a lado de Verus.

Sirius lo era todo en este caso, lo condenaría a un matrimonio que a sabiendas de que siempre había evitado una relación seria saltando de chica en chica sin un compromiso mayor a su propio placer. Pero ahora, arrinconado y con el reloj avanzando demasiado rápido tenían que perder ambos, cobrándole algo que nunca quiso hacer realmente.

Aquel verano donde le abrió las puertas de su mansión y le dio la familia que siempre había deseado volvía todos esos años después en el favor que le pediría y sabia sería incapaz de rechazar. Así que cuando Severus empezó a dormitar en su hombro tras beber el vaso con leche que le había dado supo que era momento de llevarlo a su habitación y arroparlo, buscando aprovechar todas las horas que le fuera posible en la salida que haría rumbo a su antiguo departamento.

Dado que regularmente su hermanito tenía algunas pesadillas esporádicas en las madrugadas y el era el encargado de devolverlo a la realidad, alejándolo de la percepción donde creía que estaba aún en Potter Manor bajo ataque, sin embargo, al menos esa noche no podría hacerlo y sin querer dejarlo tener una crisis nerviosa solitaria había colado algo de poción para dormir sin sueños en su merienda, esperando que a su regreso el continuara descansando.

Por ello, mirándolo apenas acurrucarse entre las sabanas se despidió, tomando con mas fuerza la botella de Whisky que su padre había guardado durante años para una ocasión especial y moviéndose rumbo a la salida de la casa para aparecerse en el centro de Londres y de ahí caminar en cubierto al hogar de sus amigos, el que el tanto había amado.

Presentándose ante la puerta caoba un poco magullada gracias a sus días de borrachera, donde el la azotaría para abrirla, pasando desapercibido que era un mago o que tenia una llave en su bolsillo para hacerlo, espero a que lo recibieran, encontrándose con Remus, primeramente, luciendo ligeramente enfermizo tras la noche de luna llena que había sido hace poco y en la que el había estado ausente, lo que hacia años no pasaba. 

Sonriéndole en modo de disculpa, lo tomo del hombro moviéndolo de la entrada para en silencio moverse hasta la habitación de Sirius, quien miraba a la nada, sentado en medio de su cama, luciendo igual de perturbado como él se encontraba, después de todo no solo el había perdido la única familia que tenía.

Tomando asiento a su lado dejo la botella en el tocador, pasando uno de sus brazos sobre los hombros de Canuto y recargándose en el dándole consuelo y buscando a la vez lo mismo antes de que su relación se rompiera un poco.

Y mirando de reojo al reloj muggle que Remus había colocado a cada uno en sus habitaciones, se permitió darse al menos una hora para disfrutar de su mejor amigo, hasta que tragando en seco rompió su contacto, estirándose para transfigurar dos trozos de papel cercanos en dos vasos, sirviendo el whisky bajo la mirada atenta de Sirius y pasándoselo para que lo bebiera, haciendo el lo mismo, tratando de desintegrar el nudo que no lo dejaba hablar por el ardor del alcohol.

—Tu madre me ofreció a Regulus para que se casara con Severus hace unos días y también me ofreció el que volvieras a su familia a cambio de que tu te comprometieras con el — hablo esquivando su mirada, fijando sus ojos al frente, sin parecer que estaba por ofrecer a su hermano sin que este tuviera decisión en nada, traicionado también la confianza en Sirius por tramar detrás de el — Entenderás Sirius, que fuera de mí, eres el único que puede hacerlo, nuestro padre no querría a Verus en manos de los Malfoy o de alguien que no lo pudiera cuidar.

Derramándose su bebida por todos lados apenas tuvo tiempo de rodas sobre si mismo en el suelo antes de sentir a Sirius sobre él, mirándolo furibundo y alzando su puño para estrellarlo en su cara.

Después de todo, Canuto aceptaría, aunque eso no significaba que lo fuera a hacer fácil o que fuera a dejar pasar la manipulación de por medio. 

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