II

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Para el momento en que dejo Hogwarts atrás su hermano era adorado entre los pasillos, por su belleza, sangre o por el temor que le tenían a él si lo llegaban a dañar, le construyo un imperio digno de su estirpe y no lo volvió a ver hasta las festividades navideñas. Se mudó al centro de Londres con sus amigos a un departamento donde las fiestas no tenían fin y pregunto por su hermano a sus padres sin dirigirse directamente a él, poco después inicio en el programa de Aurores y con un nuevo objetivo para proteger en su mira olvido a Severus como un objeto perdido en su antiguo hogar.

Formándose como joven mago en la sociedad mágica se divirtió cada noche en los brazos de bonitas brujas, sin compromisos ni presiones al lado de Sirius, disfruto al máximo su libertad, tanto que ignoro al único que había frenado sus impulsos siendo más joven.

Así que cuando el verano de sus veintiún años llego a él se sorprendió de encontrar a Severus en Londres muggle caminando junto a su mejor amiga Lily Evans, iba solo, sin la protección de su madre o padre, inconsciente de los peligros que su belleza conllevaba. Aún pasmado por verlo, se dirigió apresuradamente hacia él, notando lo bien que lo había tratado la adolescencia, siendo alto y estilizado pero a la vez teniendo una suave curva en la unión de su cintura y cadera, con sus largas piernas y redondo trasero, todo lo que un mago fértil debía aspirar a ser en estándares físicos, sabiendo lo incorrecto de su apreciación desvió su mirada a los chicos con los que el pelinegro conversaba demasiado cómodo.

Al llegar a su lado reconoció los pasos de sus amigos detrás suyo, apresurados por alcanzarlo y entender que sucedía, ignorándolos poso su mano en el delicado hombro de Severus haciéndolo voltear confuso, después de reconocerlo le dirigió una sonrisa tímida dado que llevaban cerca de dos años sin verse porque él evitaba visitar a sus padres en los recesos vacacionales de su hermanito.

—Hola James— dijo sin tratar de deshacer su agarre sobre si, frunciendo el ceño les dirigió una oscura mirada a sus acompañantes e un asentimiento de cabeza a Lilian que lo miraba con recato pues nunca había formado una amistad con la niña pero bien los dos estaban de acuerdo con resguardar al joven Prince de su buena voluntad.

— ¿Dónde está mamá? —le respondió más pendiente de los jóvenes frente a suyo y como su mirada se movía la parte más baja de su hermano, disgustado por ello y más aún porque había hecho lo mismo unos minutos se quitó el abrigo gris que portaba y cubrió al ojinegro con el haciendo caso omiso a sus protestas—No es necesario James, con el suéter que traigo está perfecto—negando les sonrió burlonamente a los sonrojados chicos delante suyo y le contesto a su hermano más controlado — Insisto, bien, ¿Dónde está mamá?

Frunciendo sus rosados labios y con sus ojos oscureciéndose retadoramente en señal de que su etapa rebelde había llegado a Severus respondió —Tengo 15 años James, no necesito la compañía de mamá más.

—Ajá, ¿Papá lo sabe? —le arrincono dejando de lado que a esa edad el mismo paseaba por Londres muggle y no la parte donde se encontraban exactamente, por una más oscura que se rozaba a lo ilegal.

—James, no se lo dirías, ¿Verdad? —perdiendo esa mirada retadora, él se di cuenta que si ya no podía confiar en su madre en el cuidado del adolescente siempre su padre entendería el riesgo que significaba dejar solo a Severus. Mirando con seriedad lo volvió a ignorar para escuchar la agitada respiración de Sirius detrás suyo y los pasos de Remus junto a Peter siguiéndolo, sintiéndose con más apoyo se dirigió cuidadosamente al círculo de personas que los rodeaba para ahuyentarlos tratando de no provocar una imprudente pelea y a la vez precavidamente poniéndose como un escudo para el pelinegro.

—La reunión social se acabó, váyanse ahora, Lilian por supuesto estas invitada a casa a tomar una taza de té, estoy seguro que Severus estará encantado de volver justo a la hora de hornear de nuestra madre —hablo manteniéndose prudente como toda su adolescencia cuidando a su hermanito, olvidando el chico impulsivo que era, con el que se había presentado toda su etapa escolar consiguiendo así su grupo de amigos o eligiendo el trabajo que no necesitaba pero por el éxtasis de verse en peligro había tomado.

De forma rápida todo el grupo se dispersó apenas despidiéndose, ninguno dirigiéndose a lugares mágicos demostrando que la salida social de su hermano era con muggles, alzando la ceja volteo a mirarlo haciéndolo moverse junto a la pelirroja en dirección de un barrio mágico para aparecerse, viéndolo caminar junto con la nacida muggle más comprensiva que el enfurruñado pelinegro presto atención a sus amigos, bromeando un poco — Bueno, hoy no habrá alcohol pero puedo invitarlos a tomar el té y galletas.

Precavido como siempre desde los finales de su adolescencia Sirius dio un paso atrás prefiriendo alejarse antes de hacerle compañía en un sitio donde estuviera Severus, mientras que sin notarlo Remus asentía contento de visitar Potter Manor y Peter permanecía feliz con cualquier ofrenda de dulces. Sin otra opción para Sirius que renegado tomaba la mano de Remus como muestra de su reciente relación y a la vez una bandera de paz para él se movieron a su casa familiar sin tener que amenazarlo nuevamente, con él planeando una charla seria con su madre sobre los peligros de dejar ir tan libremente por la vida a su hermano.

...

Como siempre las galletas que su madre horneaba sabían a gloria, pues no en vano las había practicado desde que el nació. Todos los presentes sentados una mesa redonda ubicada en el jardín de la mansión con hechizos calentadores alrededor que hacían parecer que el mal clima de Inglaterra no los podía alcanzar.

Su padre lo miraba desde el lado contrario con duda en su mirada, a su llegada no lo había interrogado por sus impolutos modales sobre su visita a la casa familiar cuando claramente cada año evitaba ir en verano. Demasiado obvio para quien quisiera ver si le preguntaban, en su adolescencia su padre lo había notado con su madre felizmente ignorante, lo hizo envejecer diez años de golpe, el darse cuenta que su hijo mayor deseaba el menor, una cosa tan obscena de apreciar y dura para un hombre con tanto honor, el cual él intentaba seguir en vano. Comportarse como un digno heredero de la casa Potter, una casa de luz que no caía ante los deseos o ventajas malignas como los Black, que a cambio de pureza retozaban entre familia y aunque no hubiera sangre que Severus y el compartieran, ni amor fraternal de su lado no existía la forma en que él se dejara llevar por sus más oscuros deseos.

Así que alzando ligeramente la taza de té en su mano le dio entender que más tarde lo acompañaría a su despacho, dispuesto a la humillación que era ver la decepción en el hombre que lo crió y esperaba algo mejor de él pero incapaz de borrar de su mente la mirada obsidiana de su hermano.

Horas más tarde con la culpa acobijándolo en su habitación del departamento por el fuego que sentía en su interior avivado por Severus se vio a si mismo tomando sus pertenencias y apareciéndose en centros nocturnos muggles, rodeado de mujeres desc...

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Horas más tarde con la culpa acobijándolo en su habitación del departamento por el fuego que sentía en su interior avivado por Severus se vio a si mismo tomando sus pertenencias y apareciéndose en centros nocturnos muggles, rodeado de mujeres desconocidas y métodos para olvidar diluidos en su bebida.

Días después recordaría brevemente eso hasta que fue encontrado por Sirius, el único que podía entender su pesar y conocer lugares como el que frecuento, pero recostado bajo los cuidados de Remus solo pensaba en la persona que desde los seis años había evitado hasta que un patronus de su jefe del apartamento de aurores se formo frente suyo.

Esperando un escarmiento por faltar al trabajo no había forma de que estuviera preparado para las insensibles palabras que le comunicaron.

Las guardias de Potter Manor habían caído, sus padres estaban muertos y Severus, nuevamente era el único sobreviviente.

Be My DaddyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora