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Jisung pensaba que cuando la gente crece, se vuelve más madura y consciente de sus actos, y que eso haría su vida un poco más fácil.

¿A qué edad se supone que pasa eso? porque definitivamente no era a los doce.

El primer día de clases del ciclo, gente nueva por conocer,nuevos inicios, pero no para Jisung.

Una simple ida al baño había sido la entrada a su infierno. Jisung pensó que las escenas de bullying en el baño eran exclusivas de las películas del cine americano. Que equivocado estaba.

Sus gafas terminaron pisoteadas en el suelo, rompiéndose al instante. Las burlas hacia su persona no se hicieron esperar: que si sus dientes están chuecos, si su piel es demasiado morena, que era un cuatro ojos, demasiado enano, demasiado flaco, que su cara se ve gorda... ya se sabía la lista de insultos de memoria. Esta no era la primera vez, no sería la última.

Ya sabía lo que venía después, y sin forma alguna para contraatacar, sólo le quedó proteger su cuerpo como pudo de los golpes hacia su persona. Los tortuosos momentos terminaron una vez que sus agresores se aburrieron.

Se encontraba en el suelo del baño, sin hacer nada más que llorar.

¿Por qué no podía protegerse? ¿Por qué nadie nunca está para ayudarlo? ¿Por qué siempre hay alguien empeñado en hacerle la vida miserable?

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Minho se encontraba atendiendo la florería esta tarde debido a que su madre tuvo que salir de improviso. Todo era muy tranquilo, posiblemente la gran venta del día sería el arreglo de flores para la familia Han. Minho supuso que Jisung vendría a recoger el pedido después de clases. Agregaba campanillas al arreglo mientras se preguntaba cómo le estaría yendo al menor en su primer día de secundaria.

La puerta de la entrada sonó, anunciando la llegada de un nuevo cliente. Minho volteó hacia la entrada sabiendo de sobra que Jisung era el recién llegado, lo que no esperaba era ver al menor con el uniforme sucio y la cara golpeada.

—Jisung...¿Cómo fue que- ¿Quie...

Jisung comenzó a llorar, soltando todas las lágrimas que le faltaban por derramar. Minho cerró la tienda y llevó a Jisung al baño. Hizo al menor sentarse y sacó el botiquín para limpiar sus heridas.

Tomándolo por el mentón, Minho comenzó a pasar el algodón por aquellas heridas cercanas a la boca. Puesto a que Jisung usaba brackets, supuso que las heridas de esa zona posiblemente serían un poco más dolorosas.

El mayor trataba de mantenerse sereno a pesar de que le dolía ver el rostro golpeado de Han; si quería que Jisung se tranquilizara, él también debía mantenerse calmado, pero le era difícil, en especial al percatarse de un detalle.

—Jisung, ¿Dónde están tus lentes? —preguntó Minho mirándolo a los ojos, uno hinchado mientras que el otro estaba rodeado de moretones.

—Se rompieron —fue la escueta respuesta que le dio. Minho apretó los dientes y decidió no preguntar más, no quería que Jisung reviviera lo doloroso de esa experiencia.

— ¿El aumento que necesitas no ha cambiado, cierto? —preguntó el mayor haciendo negar a Han—Entonces mañana conseguiré otros para ti, los llevaré temprano a tu casa, ¿sí?

El mayor terminó de curarlo en silencio, sabiendo que no había mucho más que Jisung le dejara hacer por él en ese momento. Una vez habiendo terminado, Minho fue a terminar el arreglo que el menor se llevaría mientras que Jisung pasaba su mirada por la florería a pesar de conocerla de memoria.

La mirada de Jisung fue a parar a un cesto donde las flores secas que Minho se habría encargado de separar con anterioridad yacían listas para ser votadas. En todo el tiempo que había pasado, el pensamiento de Jisung no había cambiado nada.

—Soy una flor seca —murmuró Jisung de forma inconsciente. ¿Quién diablos quiere una flor seca?

Minho pudo escuchar perfectamente el susurro del menor gracias al silencio que les rodeaba.

—No eres una flor seca—le respondió Minho con el ceño fruncido pero sin mirarlo. —Ni siquiera creo que hayas florecido aún, pero verás que solo es cuestión de tiempo para que lo hagas.

Cuando Minho terminó, le entregó el arreglo de flores y le revolvió un poco el cabello.

Tal vez en este momento Jisung era como una flor en la banqueta: fuera de lugar, pisoteada en algunas ocasiones y completamente ignorada a pesar de la belleza que pronto desprenderá. Pero ese tipo de flores son fuertes, crecen aun si no hay tierra para hacerlo, rompen el concreto, soportan la lluvia y solo valiéndose de ellas mismas logran florecer de forma hermosa.

Para Minho una flor que crece en las banquetas podía llegar a ser más hermosa que todas las que se encontraban dentro de la florería.

Flores Secas [Minsung]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora