Me encontraba sentada sobre el mismo poyete de cemento y a la misma hora. Pensaba en la frase adecuada para romper el hielo mientras mi pelo castaño ondeaba al son del aire. Él no llegaba y hacía demasiado frío. Me impaciente. Pensé en irme, en dejarlo y volver a la cafetería con Cassie donde al menos la temperatura era agradable. Ni siquiera sabía porque estaba ahí, esperándole. Supongo que sólo quería demostrarle que yo también sabía quien era o quizás sólo quería volver a hablar con él, no sé.
Estaba apunto de congelarme mientras me debatía entre quedarme o irme cuando oí un pequeño golpe. Era como el de unos nudillos chocando contra una puerta. Me giré y vi su pelo dorado, esta vez al desnudo. Los nudillos de su mano izquierda se encontraban apoyados sobre el cristal de la puerta. Sonrió al ver mi rostro, yo sonreí al ver su sonrisa. Abrió la puerta y su pelo se volvió un desastre a la vez que sus ojos se achinaban un poco.
— ¿Qué haces aquí? — Dijo situándose delante mía, puesto que yo ahora me encontraba girada mirando en posición a la puerta.— Cuando dije que ya nos veríamos no te estaba invitando a que vinieras a acosarme al día siguiente.— Rió.
— Muy gracioso, Matthew...
Él abrió sus ojos al oírme pronunciar ese nombre y acto seguido empezó a soltar un par de carcajadas. Por un momento pensé en que me había equivocado. En que Cassie se había equivocado. En que su información era falsa. Y sentí vergüenza. Quería agachar la cabeza e irme corriendo pero no lo hice. Me quede y no dije nada, ni siquiera moví un músculo de la cara.
—Sorprendente...— Dijo con su última carcajada.
— ¿El qué? — Estaba empezando a mosquearme.
— Ayer no tenías ni idea de quien era y hoy sí... Creo que alguien a estado stalkeando.— Dijo en tono burlón. Acto seguido peinó su flequillo hacia atrás con su mano izquierda.
— Sí ya, lo que tu digas...
No sabía que decir. En cierto modo tenía razón pero no por ello tenía que comportase así. Volvió a reír. Dios mío, era un cretino.
— Venga, vale. Hasta luego.
Me levanté y tiré del tirador de la puerta. De pronto sentí la calidez de una mano agarrando mi antebrazo izquierdo. Giré mi cabeza. Sus ojos impactaron en los mios.
— Oye, lo siento. No te vayas.
Me giré completamente y deje de sentir su mano. Entonces note la diferencia de altura entre ambos. Me sentí pequeña cuando baje la vista al frente y lo único que pude ver fue el color gris de su sudadera y las puntas blancas de los cordones del gorro de ésta. Suspiré y miré sus labios cortados por el frío. Él relamió su labio inferior aplicándole brillo debido a su saliva. Instintivamente di un paso atrás sin saber porqué y elevé mi mirada a sus ojos. Se veían más oscuros debido a la dilatación de sus pupilas. El silencio neutral pareció durar minutos cuando en realidad no llego a los 5 segundos. Fue roto por él.
— Sólo quiero saber una cosa...— Asentí para que continuara.— ¿Quién te lo ha dicho? Ha sido Cassie, ¿verdad?
— Una chica nunca revela sus fuentes.— Contesté después de darle un par de segundos de intriga.
Él sólo suspiro y sonrió sin enseñar sus dientes mientras pestañeaba para cambiar su mirada de dirección. Supongo que no merecía ver su sonrisa al completo si no contestaba sinceramente a su pregunta. Después se giro y se apoyo en su poyete. Desnudo su muñeca izquierda y la elevo mirando el reloj electrónico de silicona negra que se encontraba allí. Acto seguido se volvió a incorporar y se acerco de nuevo a mí.
— Escucha, mi entrenamiento empieza a las 06:00 de la tarde. Si de verdad quieres saber cosas sobre mí. Entonces, ven. Te diré todo lo que quieras saber.
—¿Qué entrenamient...?
— No te hagas la tonta, Helena...— Me corto.
El timbre sonó y se fue sin decir nada más.
Me quede un par de segundos mirando a la nada asimilando lo que acababa de oír. No sabía por donde cogerlo. ¿Debía ir? y si iba, ¿qué le iba a preguntar?
Mi clase de Literatura también discurrió con ese pensamiento. No podía más. Me repetí a mí misma que no debía hacerlo mientras escribía en un papel: ¿Me harías un favor Cass? — para después lanzarlo hacia la mesa que se encontraba delante mía. Cassie lo miro y se giro para dirigirme una mirada mientras que con sus labios pronunciaba un: ¿Qué quieres? — mudo. Levanté mi bolígrafo azul y señale el papel. Cassie se volvió a girar y segundos después lo arrojó a mi mesa de nuevo. Leí la letra en cursiva y de color rosa de mi mejor amiga: ¿Qué te pasa? ¿Qué quieres? — "Sólo di que sí" escribí antes de volver a tirarlo hacia su mesa. Está bien... — esa fue la su última respuesta.
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Touch » Matthew Espinosa
FanfictionIrascible, testaruda, fría... - Estos son sólo algunos de los muchos adjetivos que podrían describir a la perfección la personalidad de Helena, una adolescente malhumorada no demasiado cariñosa con la gente que le rodea. Todo cambia cuando conoce a...