Capítulo trece: Mi mejor lado.

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Era Sábado por la mañana. El Sol brillaba en todo su esplendor. Mi teléfono tenía más de mil mensajes del mismo contacto: Cassie. Estaba histérica porque esa misma tarde ocurriría lo que ella denominaba como "la primera cita con el amor de su vida".
Abrí los mensajes y los pase rápidamente deslizando mi dedo por la pantalla mientras soltaba un bostezo. Llegué al último mensaje que me había enviado y solté una carcajada mientras lo leía. En él, prácticamente me maldecía porque no iba a poder estar con ella tranquilizándola mientras esperaba a que Nathan la recogiera.
"Sabes que no puedo. Le prometí a mi padre que pasaría el día con él."— Escribí. Segundos después me contestó recordándome que mi hermana se había negado a ir mientras que yo había cedido con mucha facilidad a los chantajes de mi madre.
Era lo mínimo que podía hacer por ella. Sabía que para ella era importante que nosotras no echáramos de nuestras vidas a nuestro padre por los problemas que ellos habían tenido. Después de todo éramos familia, y por mucho que no hubiera actuado como es debido al serla infiel, él no dejaba de ser nuestro padre. Al igual que aunque ahora estuviéramos tan distantes, eso no podía quitar que en un pasado nos tratara como si fuéramos sus pequeñas princesitas.

Salí de la cama, me duché y me puse unos vaqueros rotos con unas Vans y un jersey beige que dejaba al descubierto mi bajo vientre. Por último recogí mi pelo lacio en una coleta alta que dejaba sueltos los mechones más pequeños.
Mi hermana irrumpió en la habitación mientras tapaba con un poco de maquillaje mis ojeras. No dijo nada. Se sentó sobre mi cama con las piernas cruzadas y observé a través del espejo su ropa, que se salía de lo común de lo denominado como "para estar por casa".
— ¿Al final vas a venir? — Le pregunté mientras añadía un poco más de rímel en mis pestañas.
Violet rió.
— ¿Estás loca? No iría con ese tío ni a la vuelta de la esquina.
Inmediatamente me giré.
— No te pases, ese tío es nuestro padre.— Dije imitando su tonito de desprecio.
Ella suspiró y desvío su mirada.
— La verdad es que no he venido aquí para hablar de él y lo sabes.— Confesó pasados unos segundos. Un escalofrío recorrió mi piel.— ¿Qué tal con Matt?
— Bien.— Tragué saliva con dificultad.
— ¿Bien? ¿Sólo bien? — Insistió.— Venga, no te hagas la inocente. Ya sabes por qué te lo pregunto...
Sonrió picaronamente mientras balanceaba una de sus piernas. La cosa iba de mal en peor. Lo sabía, no sabía cómo, pero lo sabía.
— ¿Qué sabes?
Recogí uno de los finos mechones que sobresalían de mi coleta y lo pasé por detrás de mi oreja derecha.
Violet volvió a reír.
— Te recuerdo que sales con el hermano de mi novio... Lo sé todo, Helena.
Me giré para mirarla y suplicarla que no dijera nada, aunque sinceramente lo que más me apetecía era partirle la cara a Ryan por ser un chivato. Entreabrí los labios y mi teléfono comenzó a vibrar sobre la almohada. Ella estiró su brazo y lo cogió.
— Es papá.— Dijo tendiéndomelo.
Eso significaba que ya estaba abajo así que rechace la llamada.
— Prométeme que no se lo contarás a mamá, por favor.— La miré suplicante y ella suspiró pero acabo asintiendo.
Sonreí y la di un abrazo.
Agarré mi mochila y me puse una chaqueta fina que estaba sobre la silla del escritorio. Abrí la puerta del dormitorio dispuesta a salir, cuando mi hermana llamó mi atención mediante un simple silbido.
— Pero a cambio tendrás que contármelo todo. Quiero oírlo de tus labios.
Di un largo suspiro mientras mi hermana sonreía aún desde mi cama y cerré la puerta de mi dormitorio sin decir nada más. Sabía que no iba a ser todo tan sencillo con ella por mucho que hubiéramos arreglado nuestras diferencias pero aún así no me encontraba preparada para hablar sobre lo ocurrido y mucho menos para hablar de lo que sentía, porque ni yo misma era capaz de comprenderlo aún. No es que quisiera que Matthew fuera mi pequeño secreto, es que era algo tan nuevo para mí que ni siquiera sabía como describirlo y tampoco sabía como definirle porque aunque no tuviéramos nada, no podía calificarle como un simple amigo.

Touch » Matthew EspinosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora