"Almendro"
Jisung despertó lentamente, presionando con fuerza los párpados, pues un dolor de cabeza lo atravesó, se estiró en su lugar justo antes de sentarse y bostezar.
Había dormido tanto, no recordaba la última vez que se había sentido así de descansado. Suspiró y solo entonces lo notó, la sábana sobre la cama era negra y suave, como si fuera seda, la suya no era negra, volvió la vista a su alrededor solo para descubrir qué era desconocido.
No era su habitación, no era la habitación de su madre, ni siquiera la de alguno de sus amigos; de un solo salto se levantó de la cama y se acercó a la única fuente de luz que había, un gran ventanal por el que caían los rayos lunares.
Se plantó sobre ella, preguntándose a sí mismo donde estaba, tratando de recordar lo que había sucedido; como si le aventaron un balde de agua helada, lo recordó todo. Una presión subió por su pecho y se instaló allí, deseaba que todo fuera un sueño, pero en sus circunstancias lo dudaba.
Hacía solo un par de horas, o eso esperaba que hubiera transcurrido, lo habían atacado; asustado, revisó sus muñecas, no logrando ver una herida o cicatriz, ni siquiera un hematoma; por lo poco que recordaba podía jurar haber visto su sangre caer por sus brazos. Lo habían tomado con tanta fuerza que algo debía estar roto, pero no se sentía así.
Suspiró y pasó sus manos por su rostro en un intento por no llorar, lo más probable era que ahora estuviera secuestrado. Entró en pánico. Maldiciendo a todos en su cabeza, debía salir de allí cuanto antes.
Observó todo a sus alrededores, había una cama enorme, y bellos muebles completamente de madera, había tres puertas y seguramente una sería un baño. A decir verdad, era más lujoso de lo que esperaría en un secuestrador.
Volvió su vista de nuevo a la ventana y suspiró, la luna era brillante, pero aun así no daba luz suficiente para poder ver el exterior. Tan solo se veían las figuras altas de los árboles y pinos alrededor. Se preguntó que tan lejos estaría de su hogar.
Se movió por toda la habitación abriendo y cerrando puertas, solo faltaba una, que suponía daría a un pasillo y sería la de salida, intentó una, dos, tres veces y la puerta no cedió; estresado y aterrado, comenzó a golpearla gritando y pidiendo que lo dejaran salir de ahí.
Sin saber en qué momento sucedió, ya estaba completamente bañado en lágrimas, solo pensando en lo preocupada que estaba su madre; en cómo nunca volvería a ver a sus amigos, ya no podría escuchar las discusiones de Felix, los regaños de Seungmin y moriría sin el último abrazo de su madre.
Él, quien no era una persona religiosa, comenzó a pedir a Dios, a alguien que lo salvara. Solo por una vez en su vida. De pronto se oyeron pasos del lado contrario a la puerta.
Jisung limpio su cara con sus manos rápidamente, alejándose lo más que podía de la puerta, listo para golpear a quien sea que entrase por esa puerta. Un sonido metálico se escuchó y después la puerta comenzó a abrirse lentamente, él se abalanzó contra quien entraba intentando dar su mejor golpe, pero antes de que aquello pasara la persona frente a él sostuvo sus manos con fuerza. Como si supiera de dónde vendría aun sin haber visto a Jisung.
— Eres tan ruidoso y molesto — fue lo que dijo el hombre frente a él.
Jisung, quien aún estaba aturdido, salió del trance con esas palabras, la voz le provocó un escalofrío por la espalda, levantó la vista de sus manos al rostro contrario y lo que vio si lo dejó helado. Era el chico que había recogido a Felix, el chico de sus sueños, o ¿es qué ahora debía llamarlas pesadillas?.
Se alejó de él, dando tres pasos hacia atrás, en vano, pues el hombre frente a él también los había dado.
— ¿Por qué huyes, Jisung? — preguntó el pelinegro lentamente.
Jisung suspiró, amaba como salía su nombre de sus labios. Movió frenéticamente la cabeza, no era momento de pensar en ello.
— ¿Quién eres y por qué me trajiste aquí?, ¿Dónde estoy? ¿Qué piensas hacerme? — cuestionó Jisung de golpe.
La persona frente a él solo río, una sonrisa que logró causarle escalofríos se posó en sus labios.
— Te traje aquí porque fuiste atacado y necesitabas ser atendido — comenzó a decir el hombre — Estás en mi casa, y lo que voy a hacer depende de ti.
Volteo entonces en dirección a Jisung con una mirada intensa, antes de continuar.
— En cuanto a quién soy — hizo una pausa — digamos que fui la persona que más amaste en tu vida pasada.
...
— Llegas tarde — dijo el pelirrojo cuando sintió unos brazos pasar por su cintura.
—Créeme, si por mí fuera no lo habría hecho — contestó la persona a sus espaldas después de un resoplido.
—¿Mucho trabajo peligroso? — cuestionó Seungmin con una voz tierna mientras se daba la vuelta y pasaba los brazos por los hombros contrarios.
El rubio frente a él rio. Una sonrisa se mantuvo en sus labios mientras miraba a su novio, le encantaba la diferencia de centímetros qué tenían.
— Ya no hago trabajos peligrosos, Minnie. Hace mucho que no — comentó después de un momento.
— Y me parece perfecto, no me quiero quedar sin novio. Ahora vayamos por un helado — demandó Seungmin tomando las manos de su novio para arrastrarlo y como casi nunca pasaba, él no estaba riendo, preocupado, alzó la vista buscando sus ojos y preguntó —¿Qué pasó?
— Ellos saben sobre el chico, Seungmin. — respondió el alto con un tono preocupado.
El rubio odiaba romper los momentos que compartía con Seungmin, eran tan escasos qué se volvían valiosos, pero después de las órdenes qué había recibido esa mañana sabía que tenía que contárselo de inmediato.
— ¿Qué saben?, ¿cuánto?, ¿desde cuándo? — gruñó el pelirrojo.
— Todo, quizá más que nosotros — contestó el alto antes de suspirar — Tengo órdenes para deshacerme de Han Jisung y esta vez no puedo fallar.
Mil años después vuelvo, sin excusas. Lo siento.
-LIIN
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ELIXIR | minsung ♡
FanfictionCada tres milenios entre los humanos nace una persona con la sangre más pura que puede existir, conocida como el "Elixir", que concede a quien lo bebe el máximo poder sobre esta tierra, capaz de lograr la vida eterna y regresar a quien ya ha muerto...