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"Adonis"

La noche oscura traía con ella el silencio y la calma, esas eran dos cosas que Minho amaba, no solo porque hacía un siglo que pertenecía a la noche, sino porque ya era un hábito de su vida humana.

Para él, no había nada que se comparara con ver la luna en total soledad, al menos así había sido desde que dejo de respirar por necesidad; sin embargo, aun cuando le gustaba no se podía concentrar solo en ella, justamente hoy su mente no estaba en calma, sus pensamientos estaban como locos tratando de conectar todo y no era para menos, él sabía que todos sus problemas tenían nombre y apellido, pero no lo admitiría, porque mientras no se diga en voz alta no es real.

Han Jisung, era su detonante. Él era la causa por la que hoy estaba asomado por el balcón de su gran casa mientras bebía alcohol que no tenía efecto sobre su cuerpo no vivo, pero aun así quemaba tan deliciosamente como la sangre cuando se deslizaba por su garganta.

Suspiro frustrado, le había tomado un siglo olvidarle y justo cuando casi lo lograba, él aparecía con sus hermosos ojos miel y sus mejillas en donde a él le encantaba depositar besos mientras lo veía sonrojase.

—Maldición— gruño para sí mismo.

Cerró los ojos, aspiró aire y trato de concentrarse en el poco frío que sentía su piel, esa tarde había llovido, el mismo viento se sentía húmedo, fresco, y hubiera sido perfecto si no lo hubiera recordado.

De pronto todos esos recuerdos que por años había intentado enterrar en el fondo de su alma habían salido de nuevo. Y como disco rayado él trataba de repetirse una y otra vez que Han Jisung estaba muerto, él lo había visto morir hace ya un siglo; él había tomado su cuerpo frío en sus manos mientras lloraba; el amor de su vida ya no existía y aun si él lo sabía no dejaba de pensarlo, y la culpa era del mocoso que había visto esa mañana.

Sus ojos, sus mejillas, su cuerpo, su cara eran del hombre que amo hace más de 100 años. Él estaba seguro de haber visto al Jisung del que se enamoró por un momento, pero cuando sus ojos se encontraron con los del humano estaban tan llenos de miedo, de curiosidad, tanta que incluso el logro sentirla y su primera reacción solo fue acelerar antes de lanzarse a él. Porque si, su sangre también lo llamaba.

Bufó y bebió el final de su copa antes de hablar. Aún recordaba el tacto de su mano y el escalofrío que lo había recorrido.

— Aun si te escondes, soy capaz de sentir el olor a sangre, sal de allí — dijo mientras cerraba los ojos y lanzaba su cabeza hacia atrás en el respaldo de la silla en la que estaba.

— Si no lo hicieras deberías sentirte avergonzado— la mujer salió de las sombras en la esquina del balcón y se recargó en la barandilla — ¿Pasa algo? — preguntó curiosa.

— Eso debería preguntar yo — contestó Minho con su copa en mano — ¿A qué vienes Irene?, si es por chico, ya lo he llevado esta mañana.

— No es por él, mira, sé que dijiste que no querías ser delegado, pero necesito que lo seas— dijo la chica mientras lo veía.

— Dije que no — suspiró y miró a Irene frente a él — Ya tienes muchos, dile a Yugyeom, a él le gusta eso.

La chica lo miró mientras se enojaba.

— Sé que si se lo pido se hará cargo, pero no puedo hacerlo, ya tiene tres novicios bajo su cuidado — Irene uso las puntas de sus pies para sentarse en el filo de la barandilla importándole poco si caía.

—¿Y por qué no lo haces tú? — replicó Minho.

— Porque yo no me especializo en eso, fue mucho trabajo cuando fui tu delegada, además son órdenes de arriba, la jefa dijo que ya era hora de que hagas algo — la mujer balanceo sus pies mientras lo veía con encanto.

ELIXIR | minsung ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora