Continuación del capitulo 12
— ¿Por qué creíste que ya habías hecho demasiadas estupideces, no? —suspire y lleve mis manos a mis sienes. —Pres, siéntate, por favor.
Ella me obedeció y puso ambas manos sobre su vientre.
— ¿James puedes sentarte a mi lado? —dijo mirándolo. El sonrió y se fue sentar en la cama justo al lado de ella.
—Deja la pistola sobre la mesa —me dijo James. Rodee los ojos y saque el arma que llevaba en la parte trasera de mi ropa siempre, pero antes de dejarla sobre la mesa, lo mire.
—Tú también —ordene. Vi como apretó la mandíbula y la dejo sobre la mesa para luego quitarme la mía y sacarle el cartucho, y luego hizo lo mismo con la de él.
—Supongo que no debo asombrarme —dijo bajo Pres.
Los mire y suspire.
—Vamos, dilo —me dijo James.
— ¿Qué quieres? ¿Qué lo diga así no más? —suspire.
—No, pero dilo.
La mire.
—Primero tengo que decirte algunas cosas. En verdad me encanta ser tu amiga y aprecio mucho tu amistad. En verdad…amo a Logan. Al principio iba a cumplir con esta misión, pero luego me di cuenta que enserio eres una gran persona y luego me enamore de Logan, así que de algún modo, y no se cual, no cumpliré con la misión.
— ¿Y cuál es la famosa misión? —pregunto Pres.
Tome aire y cerré los ojos.
—Matar a tu padre —respondí.
Narra Beverly.
Apenas desperté, temprano esta mañana, me levante con mucha más animo del usual y corrí al baño a darme una rápida ducha.
Hoy era el día, y estaba a punto de comenzar a masticar mi cabello de los nervios.
Envuelta en una toalla después de salir de la ducha, cubrí todo mi cuerpo con crema con un leve olor a vainilla.
Hoy tenía que estar perfecta.
Mire la pequeña cajita azul en el bolso de mis cosméticos y dude si ponérmelos o no. Suspire. Jeffrey había sido muy estricto con eso, tenía que usarlos, todo los días del año, durante toda mi vida. Abrí la cajita y con cuidado saque los lentes de contacto de color café, me los puse y parpadee varias veces tratando de acostumbrarme. Abrí los ojos y en vez de ver mis ojos que tanto me gustaban, vi mis usuales ojos café.
Me coloque la ropa que había traído al baño y luego empolve toda mi cara.
—Maldita adolescencia —murmure tapando un grano que tenía en mi rostro.
Maquille mis ojos, los delinee, encrespe mis pestañas y les puse mascara de pestañas. Tome un brillo labial y lo puse en mis labios. Por último peine mi cabello, alise mi fleco y le puse un poco de mouse al resto del cabello.
Me di una última mirada en el espejo, estaba perfecta.
Salí del baño y mire las otras tres camas. Compartía habitación con dos chicas que no conocía y con _____(tn). Suspire, espero poder hacerla volver con Logan y recuperar a mi compañero de aventuras. Me acerque a la cama donde ella dormía plácidamente. Teníamos varios parecidos. El color del cabello, la contextura, la forma de la cara y los…los ojos. Instantáneamente pensé en los estúpidos lentes de contacto y los maldecí en mi mente.
Sonreí.
Ella era perfecta para Logan. Tal vez si la conocía mas y me metía en su cabeza con algunos comentarios podría lograr que estuviera con Logan otra vez. No perdería nada intentando.
_____(tn) se movió inquieta y me aleje de su cama. Parecía una acosadora viéndola así.
Abrí la puerta y abandone el hotel rápido.
Pare un taxi y le indique la dirección que Kendall me había dado.
Ya en el asiento trasero del taxi, mordí mis uñas. Estaba nerviosa. Desde esa reunión de Seguridad Nacional que había tenido que asistir acompañando a Logan desde ese momento en que conocí a Kendall, estaba patéticamente enamorada de él. Llevábamos hablándonos por meses.
Sentía que tenía cinco años y estaba haciendo una travesura. Me reía sola en el taxi y el conductor me miraba por el espejo retrovisor extrañado.
Yo podía estar bien enamorada de Kendall pero él era casi como un amor platónico.
Me trataba bien, si, y a veces me hacia halagos o cumplidos pero seguía pensando que él creía que yo era demasiado pequeña para él, ya que él estaba por cumplir los veintiuno y yo solo tenia dieciocho.
De todos modos me gustaba y no podía esperar a verlo por segunda vez, después de tantos meses.
—Aquí —el conductor me dijo en un mal ingles. Le sonreí y me baje entregándole lo que creía que costaba el viaje, el me devolvió varios billetes y yo me reí sonrojada. En Estados Unidos simplemente se hubiera ido.
Al darme la vuelta, estuve segura de que me estafo.
¡Esto no era nada! ¡Era la nada misma!
Mire hacia por donde se había ido el taxi, ya no estaba, solo estaba la solitaria carretera y a su orilla unas plantas de mucha altura que no dejaban ver hacia el otro lado.
Mire mi reloj. Diablos. Era la hora justa y en salir de aquí tardaría mil años.
Me di la vuelta y vi un gran y profundo bosque al otro lado de la carretera. En ese momento mi corazón se paro cuando una mano se poso en mi cintura, di un respingo asustadísima.
—Tranquila, soy yo —dijo su voz en mi oído. Pensé que moriría, su voz era tan acaramelada y dulce, que sentía que me estremecía.
Me di la vuelta y lo mire, el me sonrió.
—Estas hermosa —me alago Kendall.
Sonreí.
—Emm… ¿dónde estamos? —cambie el tema.
Se acerco a los arbustos de este lado de la carretera y metió su mano entre ellos abriendo una puerta dejando ver a dentro un lindo jardín.
—En mi casa de veraneo —sonrió y me indico que pasara