Continuación del epílogo
Narra Adeline.
— ¿A dónde vamos? —reí mientras Carlos tomaba mi mano y me guiaba trotando por un pasillo.
—No lo sé —me respondió.
Ver una boda tan linda como la del amigo de mis padres me puso a pensar ¿cómo sería casarse con Carlos? Definitivamente era un gran chico, y aunque peleábamos a veces el siempre me callaba con sus adictivos besos y me dejaba ganar aunque él tuviera la razón y yo lo supiera pero mi orgullo no me permitía rendirme.
Se le había ocurrido irnos de las miradas de mi padre en la fiesta y ahora estábamos buscando no se que por el pasillo.
Desde atrás podía ver su hermoso cabello, ese cabello que tanto me gustaba tocar, esos cabellos negros que tanto me gustaba desordenar. el era unos centímetros mas alto que yo, A veces bromeaba del dolor de cuello que le daba besarme, hasta que en nuestro segundo mes construí un escaloncito para molestarlo y se lo regale, me subía a él y quedaba exactamente a la misma altura.
Llegamos a un pasillo que terminaba en una puerta y no tenia salida. Me miro y sonrió mostrando sus dientes blancos.
Esa sonrisa me puso notablemente más nerviosa.
Me atrajo a el por la cintura y me beso, acostumbrada a alzar mi rostro pase mis manos por su cintura para después hacer al viejo ritual de subirlas hasta su cuello. Pero en su cinturón sentí algo extraño, toque, era algo duro y de una forma poco conocida. Esperaba que como él decía ‘mis besos lo aturdieran’ y no notara que intentaba alcanzar la cosa extraña. Metí mi mano por su camisa y toque algo frio, lo tome y lo saque extrañada, para ese entonces el ya se había dado cuenta.
Lo mire.
— ¿Por qué llevas una pistola? —lo mire extrañada.
—Es…es de mentira —respondió.
— ¿Y porque la llevas en tu cinturón? —reí y la tome con ambas manos. Se veía tan real, parecida a las de las películas.
—En realidad no me acuerdo —desordeno su cabello, era como acostumbraba a peinarse.
—Mira, tiene gatillo y hasta seguro creo que se llama —empuje hacia abajo la palanquita que había visto en series.
— ¡No hagas eso! —me quito de las manos el juguete y volvió a poner el seguro de mentira rápidamente.
Lo mire extrañada y me miro con una expresión de terror en el rostro.
— ¿Por qué hiciste eso? —pregunte.
—Yo…ehmm.
Siganmeeeeee porfavor chicas
